Los problemas tan solo han hecho más que empezar para María Teresa Campos (77 años) desde que su asistenta, María Silva, la denunciara por despido improcedente. La noticia cayó como un jarro de agua fría para la presentadora, la cual, según pudo conocer JALEOS, vivió el revés como "una traición imperdonable" después de 15 años de leal servicio, y ha depositado en manos de su abogado todas las pruebas de que dispone.
Sin embargo, en medio de la lluvia de ambas versiones -la asistenta sostiene que Teresa la despidió sin miramientos y la malagueña que, simplemente, María no se presentó a su puesto de trabajo tras sus vacaciones-, este periódico ha conocido el siguiente y definitivo paso que planea emprender la peruana en su afán por defender su verdad. Y es que, María contaría con una baza que María Teresa no esperaba: nunca ha firmado ningún contrato de confidencialidad. Un hecho, a priori inocente y que denotaría la confianza ciega que sentía la matriarca del clan Campos por su empleada interna, que ahora se podría volver seriamente en su contra.
De entrada, la doncella ha dado el paso más importante: contratar a un representante. Este medio ha conocido que Teresa está "preocupada y especialmente inquieta" ante la posibilidad de ver su intimidad expuesta en algún medio de comunicación de la mano de la que un día fue como una hija para ella. En estos meses -la ruptura profesional y sentimental entre empleada y jefa tuvo lugar el pasado mes de septiembre- la Campos ha pasado por diferentes fases, desde la incredulidad al enfado.
Pese a esto, la certeza se ha ido abriendo camino en sus sentimientos: "Cada día ve más claro que esta señora, a la que le confió su vida entera, la venda por haber sido tan confiada". Lo cierto es que, según la información que maneja JALEOS, las sospechas y la preocupación de la madre de Terelu Campos (53) no serían tan descabelladas: "María quiere hablar y le ha dado órdenes a su mánager para que negocie". Mientras que esos puentes laborales se cierran -"hay negociación con dos revistas del corazón"-, Teresa tan solo descuenta los días para que se celebre el juicio que hay pendiente y al que, presumiblemente, tan solo acudirán los abogados de ambas partes. De ese modo, Teresa entiende que María podría guardar silencio y, de algún modo, "ganar tiempo", tan convencida está de que la razón está con ella.
Ambas versiones, enfrentadas
Tras el escándalo de la denuncia, JALEOS conoció cómo se encontraba Teresa de mano de una buena amiga. Su versión es la que sigue: fue durante las vacaciones de verano de María Teresa en Málaga, a las que se llevó a María, cuando esta informa a la pareja de Edmundo Arrocet (68) de su intención de tomarse un mes de vacaciones. Extremo al que Teresa "no puso ninguna pega, siempre la ha ayudado para que vea a su familia". El problema llegó cuando, pasados los días de asueto de la peruana, esta no se incorporó al trabajo: "Teresa se preocupó muchísimo el primer día, y el segundo y tercero. Cada mañana hacía la misma pregunta, dónde estaba María. Se cogió un gran disgusto porque no daba señales de vida y no entendía nada de lo que estaba sucediendo". Más tarde, Carmen Borrego (52) añadiría que María cambió de teléfono y bloqueó a todos los miembros Campos de las redes sociales. Pero, ¿cuál es la versión que María arguyó hace una semana?
Esta mantiene que viajó a su país con un billete -que había comprado de antemano con una tarifa especial que no permitía cambios de última hora- cuya vuelta a España estaba fijada para dos días después de los estipulados. "Yo tenía el billete para dos días después. Si ella consideró que me tomaba más días de los que me correspondían, podía habérmelo descontado o trabajarle yo a ella más días, pero me dolió muchísimo esa actitud tan injusta cuando yo le he tenido tanto respeto y se portó tan bien conmigo durante 15 años", aseguró a Informalia haciendo alusión al frío mensaje que le había mandado a la que un día consideró como una madre.
Y es que, alega la doncella, tras la advertencia de su jefa, ella no podía desplazarse tan fácilmente: "Si en vez de estar en Perú yo hubiera estado más cerca, habría ido corriendo al recibir el mensaje, pero no podía cambiar el billete. Luego recibí una carta suya como que yo había renunciado a mi trabajo cuando eso no es cierto". Sea como fuere, una situación delicada que tiene a María ingresando dinero en trabajos temporales y con un abogado dispuesto a luchar por sus derechos.
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