El diseñador Elio Berhanyer, el último gran nombre de la historia de la moda española, ha fallecido a los 89 años en su residencia de Madrid. "Moriré con las botas puestas y enamorado de mi profesión, la costura", decía en una de sus últimas entrevistas a un emocionado Berhanyer.
"Las marcas nunca mueren, muere el diseñador", afirmaba. En su último homenaje en Córdoba, su ciudad natal, tarareaba "por tu culpita, culpita yo tengo negro negrito mi corazón" al recordar que creció en una familia humilde de piconeros.
Siendo muy joven, Elio Berhanyer se enamoró de la moda y se unió a ella con un hilo de diamante que ni tan siquiera los vaivenes económicos propiciaron su ruptura.
Hasta su último desfile de 2010 en la pasarela Cibeles, Elio Berhanyer había cosido más de cien colecciones, 23.000 creaciones de alta costura y había vestido a más de 600 novias. Meses después, la crisis económica le obligó a echar el cierre a su taller madrileño. Se refugió en su cátedra de la Universidad de Córdoba hasta el 2015. "Ya no existe, falta de dinero", lamentaba este diseñador para quien la ropa era "seña de identidad" y "tarjeta de presentación".
Creció fuera de la escuela, repartió leche, y bregó con vacas y cerdos, pero pronto, gracias a su sensibilidad innata y a su sentido de la belleza, se sobrepuso a su origen humilde y vivió el lujo desde primera fila.
"Nunca fui al colegio, aprendí a leer y a escribir de forma autodidacta cuando era un adolescente", contaba este modisto que superó su condición de niño pobre y demostró al mundo que la elegancia es un don que no entiende de clases.
Su romance con la moda comienza con tan solo 17 años cuando sale de su Córdoba y se instala en Madrid, donde empezó a trabajar como escaparatista en una peluquería de Elisabeth Arden y, después como creador de vestuario de teatro junto a Gustavo Pérez-Puig.
Convencido de su talento y sensibilidad con los tejidos y diseños, en 1960 abrió su propia casa de costura. De sus manos salieron vestidos para artistas como Ava Gardner, Lola Flores o Cyd Charisse, también para aristócratas como la duquesa de Alba o la condesa de Romanones, e incluso para la reina Sofía (80).
"Fue una época maravillosa", aseguraba Berhanyer, quien tuvo la oportunidad de compartir momentos de gloria junto a Manuel Pertegaz y Pedro Rodríguez, modistos que manejaba con gran destreza las herramientas de la alta costura.
La fama le volvió algo excéntrico y llegó a tener dos guepardos en su jardín, más de cien gatos y numerosas pinturas y esculturas de valor incalculable, además de un lujoso Rolls Royce.
Ajeno a las tendencias del momento, Berhanyer defendía las líneas puras y austeras y una elegancia serena y refinada. Sus colecciones las blindó contra el paso del tiempo y de las modas. "La elegancia reside en la discreción", aseguraba. Y bajo esos acordes durante la década de los setenta y ochenta confeccionó los uniformes para la compañía aérea Iberia.
Con permiso del genial Cristóbal Balenciaga, el gran Elio Berhanyer ha sido el maestro de la alta costura española, su pasión. Conoció a Balenciaga en Madrid durante una cena en casa de una amiga común y con gran sentido del humor, el maestro de Guetaria se dirigió a él y le dijo: "Jovencito véngase conmigo a París, que le sentaré en una silla y aprenderá a hacer ojales".
Elio Berhanyer, Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en 2002, en su empeño de tener identidad, personalidad y sello propio, ni aceptó la proposición de Balenciaga ni la de Yves Saint Laurent. "No quería trabajar bajo ninguna influencia y a día de hoy no me arrepiento", decía el creador.
Siempre vestía en tonos blancos y negros y lucía la kipá (casquete redondo, semejante al solideo, usado por los judíos practicantes, especialmente en los actos religiosos) y que según él este casquete expresaba "la convivencia pacífica de las tres religiones" durante el Califato de Córdoba.
Por su prolífica carrera, más de 60 años cosiendo, recibió en 2011 el Premio Nacional de Diseño de Moda."Estoy enamorado de la moda como el primer día, ella me eligió como pareja de baile, y no al revés", dijo cuando recogió el galardón.
Elio Berhanyer pertenecía a esa generación de creadores, que tras su marcha, su huella permanece, una huella que hoy permite escribir varias páginas de la historia de la moda.
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