Ataviado con su gorra, sus zuecos sanitarios y una camiseta blanca. Así se presentó este jueves Frank Cuesta (47 años) en el plató de El Hormiguero, aunque su semblante estaba muy alejado del que mostraba delante de las cámaras en su espacio Frank de la jungla. La razón de esta seriedad, la situación que vive su pareja, Yuyee Alissa Intusmith (45), encarcelada en Tailandia desde 2014.
Fue en uno de los pocos programas televisivos en los que se siente cómodo donde Frank contó su dura rutina cotidiana: “Cada día me levanto a las 3 de la mañana, recorro más de 200 kilómetros para llevar comida a mi pareja a la prisión y después vuelvo a casa para llevar a los chicos al colegio”, relató.
A pesar de todo, el leonés no pierde la esperanza, sobre todo cuando piensa en el futuro a corto plazo: “Va a haber elecciones en mayo, es decir, volverá a existir la democracia y, por tanto, estarán vigentes los derechos humanos. Tengo esperanza de que ahí todo cambie”, vaticinó. En ese momento, Pablo Motos (45) apeló a la confidencialidad entre ambos para no revelar sus planes de futuro. Sin embargo, fue el propio Frank el que hizo pública su hoja de ruta: “Cuando Yuyee salga de la cárcel nos casaremos ese mismo día y entonces nos vendremos a España”.
Otra lucha
El porqué de estas confesiones en El Hormiguero responde a la gran relación que mantienen Motos y Cuesta. Nada más arrancar el programa, Frank recordó que no visita muchos platós, “de hecho la primera vez que me llamaron de aquí no quería venir, me obligaron los de DMax”, y explicó al público que “la televisión es muy cabrona, la gente siempre busca cosas sobre ti, salvo este señor que cuando lo estaba pasando mal se ofreció a echarme una mano”
Esa dura espera mientras su pareja continúa en prisión no es el único problema al que se enfrenta el presentador leonés en Tailandia. Su nuevo programa Wild Frank: rescates mostrará las investigaciones que lleva a cabo para evitar el tráfico de animales, una lucha que le está llevando a vivir situaciones peligrosas. “Me he jugado literalmente la vida grabando esto. Afortunadamente, los traficantes que pillamos no son los malos, solo son meros intermediarios. Hay mucho dinero invertido en el tráfico ilegal y tú para ellos eres algo que no vale nada”, denunció.
Valga como ejemplo, un episodio que vivió recientemente. “En noviembre tuve un susto importante. Hubo un rifirrafe gordo, muy gordo, hubo disparos e incluso tuve que ir al hospital”. Preguntado por ello, Frank no quiso explayarse más por cuestiones judiciales: “No puedo decir mucho porque está en los tribunales”.
Animales y animalistas
Con todo, lo que más preocupa a Frank es la situación en la que estarán sus hijos dentro de unos años. “Cuando Yuyee salga, ella se vendrá con los hijos, y yo veré cuándo lo hago. El problema es que el código de los malos es que no tocan a los niños hasta que no son mayores de edad. La situación será más difícil cuando cumplan los 18”, detalló.
Todo esto es consecuencia de su lucha contra el mercado negro de animales. El propio Frank calcula que se mueven 200 millones de dólares al año con este asunto. “Nutrias, serpientes, pájaros, rapaces, tigres blancos… hay mucho movimiento, incluso de partes de animales. Ahora el tráfico ha cambiado y va desde España hasta China. A mí no me importa nada el puercoespín que rescato, pero si puedo ayudar un poco…”, comentó.
Otra de las polémicas en las que se ha visto implicado Frank en la red social tiene que ver con su visión sobre la defensa de los animales, algo que él matizó en su visita a El Hormiguero: “El animalismo es algo que ha nacido en las ciudades y muchos que se creen animalistas son en realidad ecologistas. Los radicales son los que más ruido hacen. No odio a los animalistas, odio a los gilipollas. Es como los veganos; gente así me parece genial, pero luego están los vegatalibanes que te echan en cara salvar animales y luego comer carne”, expuso.
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