En 1995 Pablo Sebastián (68 años) sacrificó su nombre de por vida para convertirse, de un día para otro, en El pianista de Parada, gracias a su trabajo en el exitoso programa de TVE, Cine de barrio. Entonces, quién le iba a decir a ese joven prodigio del piano, natural de Argentina, que su vida cambiaría tanto de la mano de su maestro y mentor, José Manuel Parada (65). Él lo llamó para que formara parte del equipo de uno de los clásicos espacios de cine de nuestro país. Sin duda, a priori, todo un caramelo para quien busca el éxito y el brilli brilli. "Qué mejor escaparate", pensó Pablo.
No obstante, las cosas se torcieron drásticamente, en la cresta de la ola; su nombre fue sustituido por Eloísa Martín, otro virtuosa de las teclas que, rápidamente, se cameló a la audiencia. Un cambio de rostro que se resolvió de la peor de las formas: con Pablo Sebastián desfilando por los platós de televisión hablando horrores del que era su adorado jefe. Alegó malos modos y despido sin explicación de alguien al que tanto apreció.
Descalificación por aquí, humillación por allá los lazos emocionales y laborales se rompieron, parecía, de forma irreversible hasta que en 2013 volvieron a verse en el entierro de Sara Montiel, y en 2018 tropezaron en el Bingo Las Vegas. Nada volvió a ser igual y solo reinó la cordialidad. Su presente casi pasa por el olvido y por alguna que otra súplica por volver a la televisión. La estrella del pianista ha perdido deslumbre. En 1995 nunca se pensó que sería así su actualidad. Todo lo contrario, entonces solo se le abrían puertas y nadie hubiera pensado en los portazos laborales. Retomemos su historia: en la época dulce de Cine de barrio la audiencia y el cariño se mantenían fieles. Algo tuvo que pasar para que, cinco años después, este argentino se quedara en la calle y, al día siguiente, viera a una mujer tocando su piano. Así, sin más; según él, ni una mísera explicación se deslizó. La falta de explicaciones se suplió por el despecho en forma de platós de televisión: comenzaba la guerra campal entre Pablo y Parada.
El enfrentamiento llevó a Sebastián a Salsa Rosa o a Sálvame Deluxe. En su afán por desacreditar a la expareja de Chelo García Cortés (67), el pianista que ya no tocaba el piano llegó a acusar a Parada de vetarle en TVE. Este nunca lo reconoció, pero, como diría Sebastián, el karma hizo de las suyas: Parada fue cesado en sus tareas al frente del contenedor cinematográfico en 2003, siendo sustituido por Concha Velasco (79). Pero ni siquiera la despedida de Jose Manuel de TVE detuvo el cruce de acusaciones con el pianista, que continuó en los medios sin que ninguno de los dos diera su brazo a torcer.
El primer acercamiento se produjo en abril de 2013, hace ahora casi seis años, en el entierro de Montiel, donde Pablo Sebastián fue a darle el pésame a su excompañero, hundido tras el fallecimiento de la manchega. Pero ni aquel gesto sirvió para que José Manuel perdonara al pianista. Ni este, en el fondo, a él. La revancha seguía latente. El pase vip por los programas de televisión se fue apagando poco a poco y, con él, también el mensaje de rabia de este señor. Sus últimos años en televisión su credibilidad se vio bastante tocada. Tanto, que enseñó el trasero a modo de burla en Sálvame y en 2015 se sometió a un cambio 'radical' en Cámbiame Premium en Telecinco. Esa, según la hemeroteca, fue su última incursión en la caja tonta, esa que tanto le dio.
Finalmente, las rencillas pudieron solucionarse el pasado año en el Bingo Las Vegas, entre cartón y cartón. Al menos, eso quisieron hacer ver de cara a la galería. Fue una noche, se contó, en la que Pablo y José Manuel se olvidaron del pasado feo y solo rescataron los buenos momentos. Claro que, en la actualidad, ambos está atravesando una época profesional en el dique seco y eso, puede, les ha unido más de lo que les hubiera gustado.
Tras unas imágenes en 2017 -las últimas que se tienen de él- con un aspecto desliñado y desvencijado por la calle, JALEOS ha podido conocer que El pianista de Parada en la actualidad está "desesperado" por volver a los platós de televisión, pero, de momento, ese anhelo no llega. Él teme que nunca lo haga. Aquel caramelo envenenado de 1995, ¿el principio de su fin?
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