Ana Obregón (63 años) ha acudido este jueves a la presentación de la marca Torrequebrada Gourmet, especializada en jamones y aceites de oliva, y no ha dudado en relatar cómo han vivido ella y su hijo, Álex Lequio (26), estos últimos meses que han estado centrados en la lucha del joven contra el cáncer. Una batalla que está a punto de terminar, según los médicos.
Positiva y optimista, la protagonista de Ana y los siete ha lucido un impresionante mini vestido rosa de lentejuelas rosas con un escote en forma de corazón con transparencias. Un outfit propio de la Ana Obregón estrella, el mejor ejemplo de que estos duros meses de lucha contra la enfermedad están quedando atrás y está volviendo a su vida normal. Incluso con programa de televisión y serie a la vista.
¿Su plato de comida favorito?
El jamón.
¿Ha hecho algo especial por San Valentín?
No, nada, ser madrina de este jamón que es espectacular y que me viene perfecto, porque si hay algo que he echado de menos los seis meses y medio que he estado en Nueva York ha sido, a parte de mis amigos y mi familia, el jamón.
De hecho, una vez vino un amigo de Álex a vernos, su socio de la empresa, y trajo escondido jamón. Si tú me ves, después de cuatro meses de hamburguesa, viendo ese jamón con esos picos... Mi hijo lloraba, porque además acababan de darle quimio y me dice: "Mamá, se me han pasado las náuseas. ¡Dame jamón, dame jamón!".
¿Pasará San Valentín con alguien especial?
¿Yo? ¿Tú crees que tengo algo en la cabeza, con lo que estoy viviendo y lo que he vivido? Es que ni se me ocurre.
¿Cómo se encuentra?
Estoy muy bien, porque todo va fenomenal. Va increíblemente bien. En breves esta pesadilla se va a acabar ya, para siempre. Una vez que has tocado fondo, que se te ha caído el cielo y la tierra, y has entrado en la profundidad más oscura de tu vida... Ahora todo ha empezado a ir bien y hay buenas noticias.
Cuando habla de que se va a acabar ya, ¿podemos ponerle fecha?
No, en estos temas no se pone. Pero esto ya está, palabras que he utilizado desde su primera quimio: "Ya está". Es más, tengo una camiseta con esa frase que casi me la pongo este jueves.
¿De dónde ha sacado la fuerza?
Yo creo que cualquier madre saca fuerzas de donde sea. Yo en ningún momento me he derrumbado, pero porque yo sé, como siempre digo, que Dios encarga las batallas más duras a sus mejores guerreros. Ver la actitud de mi hijo ante esta enfermedad es lo que me ha dado fuerzas. Mi hijo en ningún momento se ha quejado. Ha sido y es una lección diaria.
¿Por qué se marcharon a Estados Unidos?
Había parte del tratamiento que todavía no se puede hacer en España. Es un tratamiento de radioterapia, que en lugar de ser radioterapia normal, la que se hace de fotones, es una radioterapia específica de protones que se llama protonterapia que solo se hace en New Jersey (dice Ana Obregón intentando pronunciar el nombre correctamente en inglés).
¿Estará cansada de hablar inglés?
No puedo más, no sabes lo que era la transmisión y todo con los oncólogos en inglés.
¿Ha necesitado un tiempo también para verbalizar todo lo que ha ocurrido?
Es que todavía no puedo. Es decir, empiezas a vivir una realidad en la que te anulas como persona, y estás volcada en alguien. Pero ahora que todo está tan bien y que estoy feliz, de verdad, porque veo la luz... pues no quiero pensarlo. Es más, lo hemos hablado en casa que no vamos a volver a hablar de ese tema.
Lo que sí, es verdad, que he dado un cambio interior radical. Antes me quejaba, o ahora me llama una amiga quejándose de que se ha comprado unas botas que ahora tiene que devolver y yo le digo: '¿Ese es el problema?', y ahora pienso: '¡Qué idioteces!'.
¿Álex también?
Sí, es un ejemplo. No ha dejado ni una vez de trabajar, se iba a las quimios con el ordenador... Un ejemplo. Yo, de verdad, la fuerza y la lección que me ha dado mi hijo hace que ahora yo trate de ser como él.
¿Tiene ganas de volver a trabajar?
Tengo ganas de volver a trabajar poco a poco. Por ahora Susana (su representante) ya tiene un programa de televisión y una serie, esto es para abril. Pero yo ahora tengo que asimilar todo...
Abril es en un par de meses...
¡Es verdad! Es que también pierdes la noción del tiempo. Me acuerdo un día que estaba en Nueva York, no sé qué mes era, pero hablé con mi hermana que estaba en Madrid y me dijo que se iban a Palma, a la casa que tenemos en Mallorca, y le digo: "¡Ah! ¿De Semana Santa?", y me contesta: "Ana, estamos en agosto". Entras en otro mundo y lo que haces es como una misión, para adelante y para adelante solo.
¿Qué tal con Alessandro Lequio?
Bien. Él ha estado, sobre todo al principio. Hombre, sinceramente me habría gustado que estuviera más, porque es el padre. Cada uno es de una forma, no le echo nada en cara.
¿Se ha sentido sola?
Claro. Date cuenta que es una ciudad muy grande, con muchísimos ruidos, y llevas ese estrés interior que no quieres enseñar a la persona que tienes al lado que es tu hijo. Es una locura.
En ese haberse sentido sola, ¿también influyó que al principio estuvo la novia de Álex pero luego se marchó?
No, porque estuvo muy poquito.
¿Como se sintió cuando vio que su hijo decía que había hecho la exclusiva porque de alguna manera quería retribuirle a su madre todo lo que había hecho?
¿Cómo no me voy a emocionar? Yo era consciente que la única manera de salvarle la vida a mi hijo era irnos, porque aquí no hubiera podido ser. A quien hay que agradecer, sinceramente, es a todas esas personas que me han seguido en todos los trabajos que he hecho, porque gracias a eso he trabajado 40 años y he podido salvar la vida de mi hijo.
¿Qué es lo más bonito que le ha dicho o ha hecho su hijo?
El abrazo después de la última quimio.
¿Van a seguir en el hospital de Barcelona?
Es que esto ya está casi acabado...
La hemos visto trabajando con una fundación.
Hay una fundación que se llama fundación Caico, que ayudan a las familias que no tienen los recursos que he tenido yo. Por ejemplo, en el Hospital del Niño Jesús, en el que estuve y al que estoy yendo varias veces, hay familias que llevan años y no pueden trabajar. ¿Quién les ayuda? La fundación. Lo hacen gracias a sus galletas solidarias, gracias al programa de Carlos Sobera han ampliado esta venta, ahora en toda España, y este mes hemos podido ayudar con 3.000 euros a varias familias.
¿Cómo es darle ánimos a esas familias que se encuentran en el Hospital del Niño Jesús cuando usted es la primera que necesita ánimos?
Eso es lo que me decían. Lo que yo he visto en hospitales, en urgencias, en Nueva York... Hemos tenido que ir a veces a la una de la mañana los dos solos, y dormir en el pasillo, ver niños con leucemia que aún así tenían una sonrisa, ver cómo uno se muere en la habitación de al lado... Eso lo tengo guardado y son lecciones que te da la vida.
Por eso, me voy a dejar la piel en estas fundaciones y en las que investigan, porque la curación del cáncer es la investigación. Pero no hay presupuestos para investigar. Que un futbolista por darle patadas al balón, con todos mis respetos, gane millones y que un investigador que busca salvar vidas gane 800 euros me parece una injusticia brutal.
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