Diez meses. Ese es el tiempo que ha pasado desde que Pablo Iglesias (40 años) se mudase junto a su pareja Irene Montero (31) a La Navata, zona residencial ubicada dentro del municipio de Galapagar (Madrid). Desde entonces la vida de los políticos ha cambiado por completo, tanto por el nacimiento de los mellizos el pasado mes de julio, como por las costumbres que ambos han tenido que cambiar en su día a día.
El secretario general de Podemos continúa, hasta el próximo 23 de marzo, de baja por paternidad. Así lleva desde el pasado 21 de diciembre, día en el que se intercambió los papeles con la madre de sus hijos para que esta volviese a sus labores como portavoz del partido mientras él cuidaba de los pequeños.
78 días de plena dedicación, en los que Iglesias ha compaginado su faceta de padre con algunas actividades por su barrio. JALEOS ha estado allí para investigar y averiguar cómo están siendo estos meses de ausencia laboral del político.
Pablo e Irene: los domingos son para hacer la compra
Sin embargo, a lo largo de estos tres meses, el lugar que más ha frecuentado es el Supercor, su supermercado de confianza -y el único- de la zona residencial. Pero, a diferencia de otros habitantes que acuden cada vez que así lo consideran necesario, Pablo tiene una pequeña manía, que por el momento no piensa cambiar. El político hace la compra todos los domingos a las 15 horas de la tarde. Esto es debido, y dicho por él, a que no le gusta acudir a hacer la compra cuando hay aglomeraciones.
Si hay algo que no falta en su visita a la gran superficie, es la compañía de Irene Montero. Así se lo aseguran a este periódico los vecinos y algunos empleados del mismo. En su interior su compra siempre es la misma y pocas veces varía en la alimentación, y su trato con los empleados es cordial: "nunca compra carne o pescado en el mostrador, él es más de autoservicio".
Si bien es cierto que durante los primeros meses de vida de los mellizos, la pareja acudía semanalmente a la farmacia con el fin de tener totalmente controlada la salud de sus dos vástagos, no han vuelto a aparecer por allí en los últimos meses. Así se lo aseguran desde la misma a este medio. Esto lleva a pensar que es bastante probable que Leo y Manuel ya no necesiten un tratamiento específico.
Justo al lado de la farmacia, se encuentra la Pizzeria Varletta, un lugar con encanto donde hacen pizzas y otro tipo de pasta. El dueño del local asegura que Pablo Iglesias no ha ido nunca por allí, a diferencia de su compañera de partido, Carolina Bescansa -residente en La Navata- que va de vez en cuando, y que mantiene una relación más cercana con la gente del pueblo: "A Pablo le vemos a veces salir con el coche. Delante y detrás de su vehículo siempre van otros dos de la Guardia Civil escoltándolo", comenta el hombre de la pizzería.
Incrementa la seguridad de su chalé
Por las mañanas sale a correr dos o tres veces por semana para comenzar el día con energía. Lo hace solo, y no tiene problema alguno por ello, ya que, además de contar con personal de la Guardia Civil 24 horas fuera de su casa, ha incrementado -más aún- la seguridad en su casa. Así lo asegura un vecino del político, que ha visto como recientemente un equipo de profesionales ha instalado alarmas y cámaras de vigilancia en su conocido chalé, donde hace unos meses acudían muchas personas sólo para sacarse una fotografía fuera de la vivienda del secretario general de Podemos.
Eso ya no pasa. Desde hace meses una garita ocupa el exterior de la casa. Allí permanecen, aislados del frío, los agentes de seguridad, que están pendientes de cada movimiento que hay en los alrededores. Si bien es cierto que anteriormente estos trabajadores permanecían durante su jornada laboral dentro de los coches, Iglesias decidió que tuvieran su espacio para una mayor comodidad.
Incluso instaló un generador para que los vigilantes estuviesen más a gusto, pero el ruido que este hacía trajo consecuencias y las quejas de los vecinos no se hicieron esperar. Lo cierto es que, aunque le ordenaron quitarlo, los trabajadores ya disponen de calefacción y electricidad.
Su inminente y polémica vuelta a la política
Pablo Iglesias regresará oficialmente a la política el próximo 23 de marzo, después de cumplir sus tres meses de permiso de paternidad. Pero el anuncio de su vuelta ha traído polémica. Podemos ha anunciado a través de sus redes sociales que su secretario general se estrenará en la precampaña a las elecciones generales del 28 de abril con un acto en la plaza del museo Reina Sofía de Madrid.
Lo ha hecho con un mensaje -que poco después han borrado-, en el que aparecía el cartel con la palabra "vuelve" en mayúsculas, y una imagen de Iglesias de espaldas con el puño en alto frente a una multitud de personas.
Este diseño en el que se destaca el género masculino ha provocado un creciente revuelo en redes sociales. Horas después, Iglesias ha renegado de ese cartel, añadiendo lo siguiente: "Quiero deciros que no me siento identificado con el cartel con el que lo hemos anunciado. Reconocer los errores es siempre el primer paso para hacer las cosas bien. Os espero el 23. Sí se puede". Fuentes del partido aseguran que no había visto la imagen antes de que se difundiera.
Sin embargo, el regreso de Irene Montero al partido tuvo el efecto contrario. y fue, cuánto menos, silencioso. Fue el pasado 9 de enero cuando regresó a la vida política, protagonizando un acto en Madrid, que tuvo como foco a las mujeres, pensionistas y militantes del partido.
[Más información: Así es la vida en el chalé de Pablo e Irene con los mellizos: sus constantes visitas a la farmacia]