Tres años después de su último trabajo, Pedro Almodóvar (69 años) regresa a la gran pantalla con Dolor y gloria, un film en el que el papel principal recayó en Antonio Banderas (58). El actor malagueño siempre es un filón cuando se pone delante de un micrófono, como había quedado acreditado esta semana con unas polémicas declaraciones en el magazín de Susana Griso (49) sobre Franco.
En este contexto, Banderas visitó este jueves el plató de El Hormiguero para hablar de su último trabajo cinematográfico y muchas cosas más, aunque no faltó la política: "Me han preguntado estos días mucho sobre ello y cualquier cosa que digas te conviertes en sospechoso. Los políticos no pueden ser las vedettes de los que nos pasa en nuestra vida", aseguró.
Precisamente por estar de promoción, el malagueño reconoció nada más saludar a Pablo Motos (53) que se encontraba "cansado". "Ese es mi estado natural habitual. Me desenvuelvo bien ahí. Ayer estuve de estreno y me acosté como a las 5 y media de la mañana". Sin embargo, toda esa carga de trabajo tendrá un premio a corto plazo, ya que en breve comenzará a participar un nuevo film: "En cuanto acabe el programa me voy al aeropuerto y voy a Los Ángeles a rodar con Meryl Streep (69) y Gary Oldman (60)", comentó orgulloso.
Pero más que el futuro, tocaba hablar del presente: de Dolor y gloria, que llegará a la cartelera el próximo 22 de marzo. Para Banderas, Almodóvar "posiblemente se haya desnudado como nunca en esta película. Había un Pedro Almodóvar feliz, nunca le había visto así, en los 80 era explosivo, pero la felicidad de ahora tiene un color distinto, se ha reencontrado con el amor, la familia y el cine".
Pablo Motos le preguntó por la impresión que tiene, en general, cuando ve en la gran pantalla un film en el que ha actuado: "No es fácil ser objetivo, es complicado. No sé juzgarme a mí mismo en las películas, lo digo de verdad. Cuando veo alguna del pasado es como un diario, recuerdo historias del rodaje, recuerdo un trozo de vida".
El Almodóvar más cercano
Uno de los detalles que sí se adelantó sobre este trabajo es que el director manchego ha optado mucho por los planos cortos, un aspecto que sirvió para que Banderas se abriera y valorara su relación con el propio Almodóvar. "Pedro tiene fama de ser un director duro, pero creo que es algo positivo si eres capaz de relajarte y entregarte a él. Te quita a bocados cualquier tic. Somos dos personalidades muy potentes, pero esta película ha ido muy bien. Lo hemos pasado bien, no en términos festivos, sino porque ha sido emocionante trabajar con una persona a la que conozco desde hace 40 años, a la que quiero y respeto y que ha sido capaz de mostrarse joven con casi 70 años".
Lo que llegó después fue el halago de Motos, diciéndole que cree que su papel es digno de ganar un Oscar. "Deberías ser el crítico del New York Times", bromeó Banderas.
Volviendo a la película, el presentador del talk show confesó que le "me dejó muy tocado la película, lloré porque la madre que sale me recordó a la mía que falleció hace cuatro meses".
En este sentido, Antonio Banderas valoró que "siendo una historia muy personal, mi personaje tiene casi un 90% de Pedro. Sé que hay cosas que a él le habría gustado decir y no dijo. En el mundo de arte va a haber mucha gente se va a sentir muy identificada. La película es muy simple, austera, casi monacal, no tiene el barroquismo de Almodóvar. Pedro ya no lo necesita, con trazos muy pequeños dice mucho".
Esa identificación llega hasta tal punto que "muchos de los dolores que padece el personaje sí que se los ha sufrido Pedro: la fotofobia, los dolores de espalda, las migrañas, le he visto abandonar festivales por problemas de eso. Eso sí, lejos de lo que se ha dicho, jamás tomó heroína", sentenció.
Y hablando de dolores y problemas físicos, Pablo Motos le preguntó sobre qué secuelas anímicas le había dejado el problema cardíaco que sufrió años atrás: "Me dejó una reflexión muy fuerte sobre la fragilidad de la vida. Estaba fuerte, había hecho ejercicio por la mañana y vi la guadaña de cerca. La única certeza en la vida es la muerte. La vida se ve diferente después de un infarto, algo queda. La cultura popular es muy sabia, no se dice te quiero mucho con el hígado, sino con el corazón".
Antes de dejar paso a las secciones de colaboradores como Pilar Rubio (40) o Marron (39), también hubo tiempo para que Antonio Banderas hablara de uno de los proyectos más personales e ilusionantes que tiene entre manos: el teatro que abrirá en su Málaga natal.
"Va a tener unas 1.000 butacas. Pero no sólo es un teatro. Tenemos un acuerdo con una escuela de interpretación, se trata de un centro cultural que viene a poner en marcha una Málaga soñada. Para mí es muy bonito porque es un homenaje a los actores, para darles oportunidades a los jóvenes, yo no lo tuve y quiero dárselo. Hay muchas ambiciones, pero ninguna son económicas", destacó.
[Más información: Antonio Banderas cambia la claqueta por el casco: uno más en las obras de su teatro]