En los años noventa la belleza y las curvas femeninas tenían nombre y apellidos: Estíbaliz Sanz (48 años). Esta sex-symbol de Vizcaya tocó el cielo cuando se convirtió en la primera 'chica Playboy' de España tras ocupar una de sus legendarias portadas. Fueron aquellos unos años dorados; tanto, que llegó a hacerse con el título de Miss Top Model Mundial en el año 1995. Su fama despuntó hasta tal límite que pegó un salto de las pasarelas -desfiló con las mejores firmas internacionales- al mundo de la interpretación. Aquella chica necesitaba expandirse. La cinta Contactos, de Juan José Alonso Millán (82), la dio a conocer a nivel nacional.
Pronto su nombre fue precedido de deslumbre y sensualidad, y era cuestión de tiempo que los programas de entretenimiento llamaran a su puerta. En concreto, Sanz se dio a conocer a gran escala nacional cuando participó en Crónicas Marcianas. Allí, cobraba tan holgadamente que llegó a embolsarse con su participación cerca de 500.000 euros. Quién le iba a decir a la Estíbaliz actual -cuya fuente de ingresos proviene de ejercer de barrendera- que la vida podría cambiar tanto e ir tan en serio. Pero en ese tiempo de éxitos y focos, Estíbaliz descubrió las mieles del brilli brilli tan rentable como efímero y protagonizó algún que otro romance un tanto sospechoso de montaje.
Ante semejante carta de presentación, parecía inevitable que cayera en las redes de la extinta Interviú -una de las portadas más icónicas del momento- y, más tarde, que se dejara sucumbir por el reality Hotel Glam. Corría el año 2003 y esta aventura televisiva marcó para siempre a Estíbaliz; ya nunca volvió a ser la misma. El punto de inflexión vino a nivel sentimental: dentro del concurso inició una historia de amor con Pocholo Martínez Bordiú (56) tan intensa como tóxica y destructiva. Tal nivel de toxicidad alcanzó esa pareja que Sanz acusó al díscolo por excelencia de "maltratador". Esa severa acusación, añadida a otras incendiarias declaraciones que Estíbaliz vertió durante y después de su polémico paso por Hotel Glam, dañaron notablemente su imagen y pronto comenzó a introducirse en una espiral muy delicada. Y es que, entró durante unos años en una etapa oscura de despilfarro y drogas que derivó en una depresión. La que fuera una de las mujeres más explosivas de la época salió de ese pozo tras alejarse del mundo de la televisión. Precisamente, en ese momento de solaz y equilibrio personal, tomó una de las decisiones más vitales de su vida: ser madre.
Ese niño -fruto de una volcánica relación sentimental-, en sus propias palabras, le granjeó la madurez y responsabilidad que su edad y situación requerían. Parecía que nada, o casi nada, quedaba de aquella mujer que se enzarzaba en grescas en televisión y hacía montajes escandalosos. No obstante, la evidente falta de ingresos ocasionó que en el año 2012 la que fuera pareja de Pocholo volviera a dejarse querer por la caja tonta. Apareció en el programa Sálvame para hablar sin tapujos de sus problemas económicos -a los que, según ella, le abocó el propio Pocholo-. Su situación no mejoró dos años más tarde, y en 2014 ella misma compartió con su público la nueva ocupación profesional con la que podía pagar las facturas y darle una estabilidad a su hijo: ejercer de barrendera.
Aseguraba en su intervención televisiva haber "tocado fondo" y estar desesperada; haber caído en una depresión de la que logró reponerse día tras días gracias a su familia, especialmente a la ayuda de su hijo Kyle. Pero, aún así, aseguraba conservar intactas las ilusiones, y que confiaba en que, después de haber atravesado episodios muy duros, le tocaba vivir de nuevo una época de felicidad. Tres años después, en 2017, regresaba al papel couché en la revista Lecturas para poner en orden su vida y para pedir/suplicar trabajo: "Voy cada día a echar currículos, pero no me llaman", se quejaba la exmodelo, quien apostillaba que "se piensan que no sé hacer nada más que televisión. Y no es así. A mí no se me caen los anillos por trabajar en cualquier sitio, en una fábrica, de barrendera".
Ella está hecha a todo, como dejó claro. Lo único que pide que se mantenga intacta es su dignidad. Es por eso que ha llegado a rechazar "propuestas indecentes" de incluso hasta 40.000 euros: "Pero siempre dije que no. La primera vez que me llegó una oferta así fue por una señora muy conocida. Me dijo que tenía una amiga que llevaba azafatas en congresos. Inocente de mí me lo creí y la llamé. Era para acompañar a hombres y les dije que no volverían a llamarme jamás".
Ha pasado tiempo desde Hotel Glam y su sísmica relación con Pocholo, pero a día de hoy, mientras barre calles, no puede olvidar el daño que le hizo pasar ese hombre: "Él me metió en la mala vida. No he vuelto a tener ningún trato, ni tampoco querría tenerlo. Fue una experiencia en mi vida muy negativa. Dejé la relación cuando más fuerzas tenía. Me lo pasaba muy bien. Disfruté muchísimo y me lo pasé genial. ¡Que me quiten lo bailao!" La última vez que la televisión le dio una oportunidad fue en el programa Cámbiame, donde pidió volver a ser la sex-symbol de antes. Ese años, se quedó a las puertas de Supervivientes, pero no consiguió viajar a Honduras. Así las cosas, todo hace indicar que aquella Estíbaliz a la que se rifaban revistas, películas o realities ya no existe.
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