Dos años y medio después de su fallecimiento, el nombre de Cristina La Veneno volvía a la actualidad este pasado lunes cuando el Ayuntamiento de Madrid le rendía tributo en el parque del Oeste de la capital; concretamente, en la glorieta situada en la esquina del Paseo Camoens con calle De Francisco y Jacinto de Alcántara. Un enclave muy significativo para ella, ya que en él trabajó muchas noches antes de su salto al estrellato, y confesó que fue el único lugar en que fue feliz. Allí, se ha inaugurado una placa conmemorativa en la que se puede leer: "En memoria de Cristina Ortiz, La Veneno. Valiente transexual visible en los 90. 1964-2016".
Al sentido acto han acudido miembros del consistorio madrileño, así como de la asociación LGTBI Arcópoli, del colectivo transexual y personajes variados de la televisión y el espectáculo. Sin embargo, entre los congregados, hubo una importante ausencia: la de la familia de La Veneno. ¿Por qué nadie de su entorno más íntimo ha secundado el emotivo homenaje? Para conocer la razón, JALEOS se ha puesto en contacto con la hermana menor de la artista, María Belén, la cual se muestra a caballo entre la alegría y la indignación: "Como siempre, nadie nos ha llamado, nadie se ha puesto en contacto con nosotros, pero existimos. La verdad es que los medios de comunicación no quieren saber nada de la familia de Cristina y eso nos duele".
No comprende el porqué de ese olvido tan lacerante y descarado cuando se trata de hablar de la memoria de La Veneno. Y es que, quién mejor que ellos para homenajear la figura de Cristina, a la que tanto conocieron y quisieron: "De todas formas, me alegro de que se le haga ese homenaje. Al menos, en Madrid ha sido posible, ya que en Adra, su pueblo, nunca se le ha hecho ni se le va a hacer".
En conversación con este periódico, María Belén deja claro la preocupación de la familia de Cristina en sus últimos años de vida y alza la voz para quien los quiera oír: "Aquí estamos, su familia, como siempre". Los que realmente estuvieron en los peores momentos fueron ellos: "Ella no estaba bien y no se rodeaba de gente buena. Nosotros siempre estuvimos a su lado, ella tenía una personalidad muy suya, pero no era mala, lo que pasa es que no escuchaba a nadie".
Esta mujer, visiblemente dolida, apostilla: "Hubo muchos que se denominaban amigos suyos, pero realmente no lo eran. Se le juntaron muchas personas por el interés". Con respecto a la placa que se ha inaugurado, María Belén no oculta su satisfacción: "Yo ya sabía de ella desde hace dos años, cuando se tuvo la idea, pero tampoco en ese momento se nos informó de nada ¡Me enteré por el Facebook! Siempre he pensado que para los medios somos los malos y eso es injusto. Sobre todo, porque nosotros siempre hemos estado callados y nunca nos hemos sentado en un plató de televisión". Termina su charla con este medio volviendo a incidir: "A nosotros nadie nos ha llamado".
Sea como fuere, lo cierto es que, familia aparte, al acto de este pasado lunes acudió un centenar de personas. Además de la asociación LGTBI y el colectivo transexual, al evento no ha faltado representación política, como el caso de la diputada socialista Carla Antonelli. Allí también se ha desplazado Valeria Vegas, la autora de las memorias de la artista, La Venenosus. En lo que respecta al área del entretenimiento y la televisión, han hecho acto de presencia Topacio Fresh (45), el televisivo Abel Arana, la youtuber Soy Una Pringada y Aritz Castro, concursante de Gran Hermano 16.
Cabe destacar que este reconocimiento obtuvo luz verde el pasado año, el 9 de octubre, por los votos de casi todos los representantes políticos salvo el Partido Popular, quien se abstuvo. En el acto, Montserrat Galcerán, la concejala de Ahora Madrid que ha sido el rostro visible del evento, ha recordado la controvertida vida de La Veneno, plagada de malos tratos y, en sus palabras, marcada por el rechazo de su propia familia; desgraciados hechos que, no obstante, la convirtieron en un icono de la visibilidad y normalización del movimiento LGTBI en nuestro país. Así y todo, y tal y como reflexiona con este medio María Belén, "un reconocimiento que debería haber llegado con ella en vida, para que hubiera sabido lo mucho que se la quiso".
Asesinato, la versión de una parte de la familia
Mari Pepa, la otra hermana más mediática de La Veneno -y que, según María Belén, "no se habla con parte de la familia"-, fue la que ejerció de portavoz durante muchos días tras su muerte. Acudió incluso al programa de televisión Sálvame y, a día de hoy, sigue sin superar la muerte de su hermana. Es la que más apuesta por la versión del asesinato y la que no se quiere rendir en su investigación. De hecho, este medio pudo conocer en noviembre de 2018 que contrató a varios abogados en estos últimos años para intentar encontrar pruebas que demuestren su historia.
Esto ha hecho que Mari Pepa se haya enfrentado a gran parte de su familia. De hecho, esta hermana acusa al resto de sus hermanos de haber querido cerrar la investigación para poder cobrar el seguro de La Veneno. Los hermanos no se hablan y cada uno se ha recluido en su casa sin querer saber más sobre este asunto. "Estoy segura de que fue asesinada o fue un homicidio", contaba entonces a este periódico, dos años después de la muerte de Cristina. "He leído muchísimos disparates que son mentira. A Cristina la tuvieron 42 o 43 días en la funeraria y no fue para hacerle una segunda autopsia. Era porque su heredera estaba esperando a cobrar la poliza del seguro ya que Cristina tenía un seguro de hogar", aseguraba la hermana mayor de la artista.
Según su versión, el causante de todos los males de la artista fue Alín, su último novio. Asegura que La Veneno llamó unos días antes a la policía para advertir que el joven la estaba amenazando. Y, a pesar de esto, asegura que la policía no hizo nada. "Alín no era novio de Cristina. Le recogió porque le daba pena y luego no se iba de casa. Todo es falso. Cristina jamás dijo que esa persona era su novio ni su pareja. Es un invento para tapar la verdad. Ha esperado a que Cristina estuviese muerta para decir tales mentiras", zanjó. Polémicas aparte, lo cierto es que el nombre de Cristina sigue más presente que nunca y en la actualidad vuelve por una buena causa: su placa-homenaje.
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