Cuando el público pensaba que lo había visto todo en materia de talent show, Antena 3 da una nueva vuelta de tuerca con Masters de la reforma, un programa que se estrenará la próxima semana en la parrilla. Al frente estará Manel Fuentes (48 años), invitado de lujo este martes en El Hormiguero.
El primer aspecto que destacó Pablo Motos (53) fue las dimensiones del plató que tendrá dicho concurso. "Tiene unos 2.500 metros, parece que vais a reformar la catedral de Notre Dame", bromeó el conductor de El Hormiguero, un hilo que aprovechó su homólogo barcelonés para explicar un poco mejor la dinámica del programa: "Suena como Masters del Universo, pero creo que esto es más difícil. Encontramos inmuebles reales y los concursantes tienen que hacer una reforma en tiempo limitado. Habrá pruebas de expulsión con decoraciones planteadas por profesionales. En este sentido, van a venir Tamara Falcó (37) o Ágatha Ruiz de la Prada (58)".
Pero más allá del formato, una de las claves para que este tipo de programas funcionen está en las características de los concursantes, un detalle que los productores de Masters de la reforma no han pasado por alto. "Me han comentado que la gente seleccionada es bastante particular", avanzó Motos, lanzando un guante que recogió Fuentes a la perfección para hablar de la magia que siempre conlleva un estreno: "Cuando empezó el primer Gran Hermano, estábamos sentados esperando a ver qué hacían estos chicos. Aquí pasa lo mismo, la inocencia de la primera vez. Algunos son arquitectos, otros pintores… cada uno tiene su especialidad, pero luego tienen que adaptarse a todo y acoplarse a los compañeros".
El premio del concurso es de 130.000 euros, más otros 20.000 en muebles, pero por el camino habrá muchas situaciones, incluso algunas en las que los clientes no acabarán del todo contentos. Por eso, Manel Fuentes explicó que "el programa se compromete a dejarlo bien, llevamos un equipo de solucionar marrones".
En sus propias carnes
Aunque su carrera ha estado ligada a los medios de comunicación, Fuentes vivió una experiencia que le sirvió para prepararse para este programa. Fue el propio presentador el que contó esta rocambolesco proceso: "Yo hice una reforma y casi me cuesta el matrimonio y la casa, vinieron los tíos más piratas. Un supuesto amigo de la familia que no era arquitecto, sino aparejador, ya vamos mal, trajo un constructor. El doble de precio, el doble de tiempo… Todo eso y aguantar la caradura final del tío diciéndome con tu casa me gano bien la vida". "Yo estoy en este programa para sacarme el demonio que llevo dentro. Esto también sirve para que la gente aprende cómo se hace una cosa o cuánto cuesta", detalló.
Motos fue metiendo el dedo en la llaga, hablando de algunos tópicos de este tipo de obras, como la dificultad para saber cuándo llegarán a su fin. "Solo puedes negociar el momento de la salida. Primero lo preguntas medio bien, con un '¿cuándo vais a terminar?', y acabas amenazándoles con que se marchen ese mismo viernes. Vas a mi casa, das un interruptor y se encendió la luz menos esperada. Tienes que hacer un mapa, nada es lógico. Soñé con pegar al arquitecto falso. Jamás me he pegado con nadie. Tuve que pedir ayuda porque soñé con que tenía mi puño metido en su pómulo", recordó con un tono a medio camino entre la broma y la sinceridad.
A pesar de todo, el periodista barcelonés se queda con la parte buena de esa situación. "He aprendido mucho de reformas. Fue un lío tremendo que se solucionó gracias a mi hermano que tenía un amigo arquitecto de verdad", comentó antes de que Motos le gastara otra broma, esta vez dirigiéndose al público: "Queridos espectadores, me ha pedido una cosa Manel y yo voy a cumplir. Cuando le veáis por la calle preguntadle, 'Hola, Manel, ¿cómo andamios?' No cuesta nada".
Cuerpo diez
También hubo tiempo para dejar de lado esa faceta más profesional y hablar un poco más de la personal. En este caso, a Motos y a Fuentes les une otro aspecto además de la dedicación a los medios de comunicación. "Tenemos que hablar del cuerpo que has esculpido para el reto de Men’s Health", aventuró el presentador de El Hormiguero, algo a lo que quitó algo de importancia su invitado: "Estoy en primero de Pablo Motos. Lo que más me costó fue sonreír para esa portada. Tú sabes cómo es eso, los últimos días casi ni bebes agua para que se marque todo en la sesión fotográfica".
Eso sí, el reto ha dejado huella en Manel Fuentes, quien destacó que "una vez que entras en una cierta rutina de deporte y de mejora de la alimentación, aunque te tomes tu cañita, intentas seguir con lo aprendido".
Tras este pequeño inciso, el programa siguió por los derroteros habituales, con la sección-concurso de las hormigas o el reto imposible de Pilar Rubio (41), esta vez con una complicada jugada de billar que tuvo que intentar hasta en cuatro ocasiones, antes de hacer la habitual prueba con la que algún telespectador anónimo puede llevarse un premio de 3.000 euros, lo que dio pie a una de las situaciones más surrealistas de la historia del programa. Al descolgar, el elegido no respondió de forma adecuada a la pregunta, perdiendo toda opción, aunque al ser preguntado por Motos y Fuentes sobre si estaba viendo la televisión respondió con que no estaba viendo la televisión porque "estaba haciendo el amor con su novia".
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