Raquel Morillas (43 años) ya es, por fin, una mujer libre. La que fuera una de las concursantes más recordadas de la tercera edición de Gran Hermano grita de felicidad a los cuatros vientos su nuevo estado de soltería. "Por fin, ya soy una mujer divorciada, aunque mi exmujer se ha quedado con todo lo que era lo mío pero ya puedo decir que estoy divorciada", desliza a JALEOS en exclusiva.
Y continúa "mi mujer y yo vivíamos en su piso. Al separarme e irme de allí, se quedó con el coche, que lo pagaba yo, pero estaba a su nombre aunque ella no tenía ni carné de conducir. Además de eso, todo lo que había en la casa, que el 80 por cierto era mío, también decidió que, como era yo la que es había marchado, eso formaba parte de la casa y era suyo. Después de casi 10 años viviendo juntas, una vergüenza terminar así. Me ha bloqueado en el móvil, como si tuviéramos 10 años...", afirma.
Una relación de más de una década y menos de un año de matrimonio que finalizó cuando Raquel puso sus ojos sobre Noah, una amiga del pasado y que llegó a su vida para quedarse. Tampoco descarta pasar por el altar con su nueva razón de amor, aunque con condiciones. "Ya no voy a pedir matrimonio a nadie más. Yo quiero casarme con Noah, pero esperaré a que sea ella quien me lo pida. Esta vez sí será la buena", aclara a este diario.
Con Noah ha instaurado su hogar en Santa Pola (Alicante), habiéndose convertido su novia en su mayor prioridad. El pasado mes de febrero, este medio recogía en primicia la preocupación de Raquel tras el urgente ingreso hospitalario de Noah por una grave afección bucal: "Tenía una infección en la boca y le tenían que sacar la muela de juicio. El dentista, después de casi dos semanas dándole antibióticos, decidió sacarle la muela. Se le inflamó muchísimo. De la noche a la mañana se despertó con la cara como Don Pimpón y me di cuenta de que tenía todo inflamado: no solo la cara sino el cuello y hasta el pecho. Me acojoné cuando la vi", declaró. De aquel bache de salud, la joven se encuentra "recuperándose aún, pero ya mejor", zanja Morillas.
Raquel Morillas y sus problemas económicos
La situación económica de Raquel Morillas siendo siendo más que delicada. Hace cinco meses, mientras su pareja estaba ingresada en el Hospital Universitario San Juan de Alicante, la despidieron de su trabajo de manera fulminante. En la actualidad, colabora puntualmente con los programas Sálvame y Sábado Deluxe, aunque no logra verlo como una fuente fiable de ingresos: "A Deluxe fui solo las dos primeras semanas para los debates de Supervivientes, pero no me han vuelto a llamar. No les debo de gustar, y eso que Chelo me pidió que la defendiese yo". Y respecto a su última colaboración en la versión frutal del programa vespertino de Telecinco, desliza: "Se lió parda. Ellos querían que dijera cosas que yo dije, pero a mi manera. Se pusieron locos, me echaron de plató y todo, pero no me fui".
Pero, ¿cuál es la situación laboral real de Raquel Morillas en la actualidad? La madrileña revela que "estaba trabajando de comercial, pero lo dejé porque estaba cansada de ir con el coche para arriba y para abajo. Vuelvo a estar en el paro y buscando trabajo".
La tertuliana se siente especialmente orgullosa de su casa de Castelldefels, un espectacular chalé en la playa que adquirió tras su paso por Gran Hermano pero que en los últimos meses le ha dado más de un dolor de cabeza. Su último inquilino, siempre según Morillas, le dejó a deber más de 11.000 euros.
"Yo pago 1.400 euros al mes entre hipoteca y comunidad. El inquilino, que no me paga desde agosto, me tiene que dar 1.900. Tú me dirás cómo salgo yo de esto. Con todo lo del tema del juego, pues yo vivo un poco al día. Tengo una vida normal, pero claro, si tú tienes de gastos 2.500 euros y cobras 1.200, pues tenemos un problema... Este hombre me debe 11.000 euros, por supuesto ya hay denuncia y todo", comentó a este diario hace unos meses.
No quiere Morillas terminar este conversación sin desvelar a este periódico sus intenciones más sinceras. Su prioridad es su pareja, Noah, y encontrar un puesto de trabajo que le otorgue estabilidad. En la misma línea, también pretende que el inquilino de su casa le pague lo adeudado y tras haber resuelto esas circunstancias, quiere vender su casa de Castelldefels. "Quiero vender la casa, aunque le pierda dinero, pero quiero comprar un pisito aquí en Santa Pola, que es donde tengo mi vida, y ser feliz. Y a vivir que son dos días".
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