Continúa la polémica en torno al tenor Plácido Domingo (78 años) después de que la pasada semana vieran la luz las acusaciones de supuesto abuso sexual que nueve mujeres han vertido sobre él. Ahora, todavía en medio del escándalo, y cuando el acusado ha salido al paso en forma de comunicado, una nueva víctima se suma al plantel de damnificadas: la periodista Karmele Marchante (72).
La que fuera colaboradora del programa Sálvame se ha desahogado en su blog personal en Huffington Post y no ha dudado en apoyar sin reservas el testimonio de esas mujeres. Y es que, según su versión, el tenor también se sobrepasó con ella cuando le realizó una entrevista: "Se acercó más de la cuenta durante una entrevista".
Los hechos que denuncia ahora Karmele también se remontan a los años ochenta. Así lo cuenta en primera persona: "Recuerdo un día que le hice una entrevista en el mismo Liceu de Barcelona, años 80. A solas él y yo, más o menos a media tarde. En su camerino. Cuando cerré el magnetofón se acercó más de la cuenta y con cara de 'a mí me está todo permitido' me invitó al mismo hotel en el que se alojaría en Nueva York una semana después y donde de paso lo podría admirar en el Metropolitan Opera. Y 'como teníamos amistades en común', salir a cenar luego".
En líneas generales, el mismo supuesto modus operandi con el que obró el tenor con las nueve mujeres que han rescatado sus vivencias. En su descarga, Karmele suma un nuevo elemento: la mujer de Plácido. "Algo sonó en mi interior a encerrona rara y me aparté, justo en el mismo instante en el que entraba sin llamar Marta Ornelas, su esposa y poderosa ama del ego y las miserias que casi la mayoría de los hombres mayúsculos tienen como talón de Aquiles".
En su opinión, la mujer del cantante era consentidora de todo: "Ornelas jamás dejó a Plácido a pesar de todo lo que sí sabía. Y Plácido tampoco abandonó a Ornelas porque era su médica-psiquiatra de cabecera, la única mujer con la que podía llorar en su regazo al socaire de su verdadero rostro. Solo ella lo conocía de verdad. Aunque en su defensa puedo pensar que la habían educado para soportar estoicamente a un hombre así. Una relación aparentemente tóxica como tantas otras. Nada nuevo".
En su nueva publicación como blog, Karmele relata cómo terminó aquel desagradable encuentro: "La señora pensó más de lo que vio y, cual protagonista de la óperas de su esposo, estuvo a punto de caer verbalmente sobre mí, cuyo estado me llevó a una fugaz despedida y a desaparecer sin ser vista por el agujero de la cerradura, no sin ver que el divo retorcía su mano, miedoso de su reacción. Traspuesta, marché a mi casa y llamé a personas amigas que sabía podrían consolarme".
Eso sí, pese a esa despedida desangelada y dura, Marchante asegura que el tenor insistió en volver a verla: "A las dos en punto de la madrugada sonó mi teléfono, que no cogí yo -por eso hay testimonio-. Era Plácido desde Viena para disculpar a su cónyuge y no a él mismo. Sin embargo, mantenía la invitación. No fui a Nueva York a pesar de que envió un boleto en primera y no volví a verlo hasta un rodaje de El Barbero de Sevilla, durante los fastos del 92. Nada salió de su gran laringe mientras volvía a entrevistarle".
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