Sara Carbonero (35 años) e Iker Casillas (38) se encuentran viviendo un verano diferente. La pareja ha disfrutado de un descanso en España después de unos meses muy duros en Portugal. El primer susto llegó en mayo, cuando el portero sufrió un ataque al corazón en pleno entrenamiento con el FC Porto.
Una dolencia que le llevó a ser intervenido de urgencia en Oporto y a retirarse temporalmente de los terrenos de juego. Un shock para todos que se sumó al peor diagnóstico: el que recibió Sara Carbonero tras unas pruebas rutinarias. La periodista tuvo que someterse a una rápida operación para que le extirpasen un tumor maligno en el ovario.
Una triste noticia que ella misma quiso compartir en sus redes sociales junto a un texto del escritor japonés Haruki Murakami: "Hace unos días en una revisión, los médicos me vieron un tumor maligno de ovario y ya he sido operada. Todo ha salido muy bien, afortunadamente lo hemos pillado muy a tiempo pero todavía me quedan unos meses de lucha mientras sigo el tratamiento correspondiente. Estoy tranquila y con la confianza de que todo va a salir bien. Sé que el camino será duro pero también que tendrá un final feliz".
Dos episodios muy complicados que Iker y Sara han superado juntos. Así, el matrimonio ha desconectado durante unas semanas en sus respectivos pueblos -Navalmoral de la Mata y Corral de Almaguer- antes de poner rumbo a la playa.
Allí, Sara ha disfrutado al máximo de sus dos pequeños, Martín (5) y Lucas Casillas (3), sus verdaderos motores. Por ese motivo, la presentadora ha querido compartir una tierna fotografía de los hermanos mientras se comen un helado. Una bonita estampa familiar que cierra un verano diferente pero especial.
Hace unas semanas, Sara publicaba una imagen a sus redes sociales y desvelaba en primera persona cómo estaba siendo su lucha personal contra el cáncer: "Este verano está siendo un poco diferente. Las semanas transcurren entre médicos, pruebas, incertidumbres, maletas, mucha improvisación de última hora, ratos de alivio pero sobre todo están llenas de momentos muy intensos que estoy saboreando como nunca. De repente las cosas más cotidianas y banales del mundo han dejado de serlo para convertirse en instantes únicos y mágicos, muchos problemas se han ido de golpe. Siento a mi gente más cerca que nunca y me estoy riendo, creo que como jamás antes lo había hecho. Porque la vida es así, un cambio constante, un regalo precioso pero envenenado" empezaba comentando la periodista deportiva y es que recordemos, que está alejada del foco mediático ya que se está tratando con la máxima discreción posible, luchando contra ese cáncer de ovario desde hace ya varios meses.
"Una rosa con espinas, como la que me ha traído esta mañana del parque Martín a la cama. Cuando le he preguntado si se había hecho daño al cogerla me ha respondido que sí, que de hecho se había pinchado pero que merecía la pena por darme la sorpresa. Luego le hemos quitado las espinas y la hemos metido en un jarrón con agua. -Ahora te gusta más? -Le he preguntado -No mamá, ahora no parece una rosa de verdad. Y tenía toda la razón , porque la rosa no deja de ser bonita por tener espinas, ni las espinas dejan de hacer daño porque tengan rosas. Siempre hay algo de dolor en lo bello y mucho de belleza en la adversidad. Y en esas estamos, consiguiendo que los ratos buenos superen con creces los menos buenos. Porque como diría el gran Andrés Montes, la vida puede ser maravillosa".
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