Blanca Fernández Ochoa (56 años) ha desaparecido. A la que fuera la primera mujer española en conseguir una medalla olímpica en unos Juegos Olímpicos de Invierno, y perteneciente a una de las sagas de más abolengo en el esquí alpino, se le perdió la pista el pasado 23 de agosto, según ha alertado la Policía Nacional. La medallista, en los últimos años alejada de las pistas de esquí y de la televisión, lleva una vida muy tranquila y, sobre todo, su mejor título es el de madre. Que ejerce con la misma profesionalidad que su adorado esquí, el que lleva en el alma.
De hecho, en el último tiempo se ha dedicado a apoyar sobremanera la carrera de sus dos hijos, Olivia y David Fresneda, en su pasión por el deporte oval. Ambos, fruto del segundo matrimonio de Blanca, están destacando en el rugby. Lo cierto es que sus descendientes han sido el bálsamo que ha necesitado Blanca Fernández Ochoa en los últimos años tras haber superado, no solo dos desengaños amorosos y sus correspondientes divorcios, sino también el fallecimiento por cáncer en 2006 de su hermano Francisco, más conocido como Paquito. A él estaba muy unida y le debía mucho, tanto a nivel personal como profesional.
La última vez que se publicó una información sobre Blanca fue en abril de este año, cuando, como madre orgullosa, fue a apoyar a su hija Olivia, que es internacional con España y aspira a ser olímpica en Tokio 2020. Allí estaba Blanca, bronce olímpico en Albertville 92, para insuflarle los ánimos necesarios y darle esos consejos de tanto valor. Ella siempre les ha inculcado a sus vástagos la pasión por el deporte, por la superación y por la lucha. Ambos hermanos, tras dar ciertos tumbos por el baloncesto, el voley y, claro está, el esquí, atisbaron en el rugby ese flechazo y romance con la adrenalina. Muy especialmente, Blanca está volcada, en los últimos tiempos, en su hija Olivia, de la que solo habla maravillas. "Ella es muy exigente consigo misma. Está estudiando medicina y en su propia habitación tiene frases que definen su espíritu de sacrificio", aseguraba para El Confidencial en marzo de este mismo año.
En los últimos tiempos, Blanca se ha dedicado, en esencia, a ejercer de madre a la vez que, desde 2007, se ha enrolado en la participación de la empresa StarDreams, integrada por varios destacados deportistas como Antonio Maceda (62), Julio Salinas (56), Albert Ferrer (49), Almudena Cid (39), Amaya Valdemoro, Fernando Romay o Xavi Torres y dedicada principalmente al asesoramiento a directivos y ejecutivos en la mejora del rendimiento laboral.
Sin embargo, pese a esta vida de recogimiento que lleva en la actualidad, lo cierto es que Blanca puede presumir, sin ningún género de duda, de haber tenido una vida trufada de anécdotas, méritos y vivencias. Eso lo puede llevar como pundonor. Ya no solo en el mundo del deporte -donde ha hecho Historia- sino también en el mundo de la televisión y los realities. No en vano, ella participó en La selva de los famosos, lo que hoy se entiende como Supervivientes. Pero ahí no se detiene su coqueteo con la telerrealidad; también se enroló en Splash! Famosos al agua, El conquistador del Aconcagua y El conquistador del fin del mundo, ambos de EITB.
Ese ha sido su lado más díscolo y sorprendente. Pero anteriormente su vida era otra: la del sacrificio y la de una mujer familiar rodeada de hermanos y amorosos padres. Una familia común y corriente. Con respecto a sus padres, Blanca es la primera hija que tuvo el matrimonio formado por Dolores Ochoa y Francisco Fernández después de cinco hijos varones. La nena deseada, la alegría femenina para Dolores. Nació en Madrid cuando su familia vivía en el barrio de Carabanchel, pero muy pronto se trasladó Blanca con sus padres y hermanos al Puerto de Navacerrada.
El esquí no tardaría en tocar a su puerta, y para quedarse de forma sobresaliente. Blanca Fernández Ochoa ha participado en cuatro ocasiones en los Juegos Olímpicos de Invierno: Lake Placid -Estados Unidos, 1980-, Sarajevo -antigua Yugoslavia, 1984-, Calgary -Canadá, 1988- y Albertville -Francia, 1992-. En los Juegos de Albertville logró su mayor triunfo deportivo al obtener la medalla de bronce en el slalom especial, lo que la convirtió en la primera mujer española que ganaba una medalla olímpica. Se retiró en 1992. Amante del deporte en general, además, es una hincha del Real Madrid.
Hay que decir que, pese a su éxito en el terreno del juego, en el amor no le ha ido como ella esperaba; de medalla. Ese ha sido, en perspectiva, su punto débil. Se casó dos veces y en ambas ocasiones se divorció. La primera, con 28 años de edad en el Monasterio del Escorial con el italiano Danielle Fioretto, al que había conocido con sólo 14 años de edad cuando esquiaba en Suiza. De su segundo matrimonio tuvo dos hijos, pese a que acabó de una forma bastante problemática. En la actualidad, y cuando parecía que su vida estaba tranquila y sin grandes sobresaltos, el 23 de agosto se pierde su rastro en un coche de la marca Mercedes. Blanca se ha ido y no da ningún tipo de señal.
En una conexión en directo con el programa de Telecinco Sábado Deluxe, una buena amiga suya, Coral Bistuer, ha asegurado este sábado que Blanca no estaba pasando por su mejor momento y que tenía ciertos arrebatos de escapismo, pero que siempre regresaba. En esta ocasión, parece ser que no, de momento. Bistuer reconoce que desde la muerte de su hermano Blanca no volvió a ser la misma.
[Más información: Desaparece la esquiadora Blanca Fernández Ochoa y la policía pide la colaboración ciudadana]
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