No hay reto que se le resista a Lorenzo Caprile (52 años). Tan pronto viste a gran parte de la Familia Real española, como se atreve con toda una corte en el musical El médico de Noah Gordon (93). Igual se erige como uno de los miembros del jurado más temidos de Maestros de la Costura, que se embarca en una aventura extrema de la mano de Jesús Calleja (54) en un periplo por España diseñado exclusivamente por y para él.
Inmerso en un impresionante abanico de proyectos profesionales, JALEOS ha entrevistado al virtuoso modista -con -a, por expreso deseo suyo- que, además, ha encontrado oportuno abordar otros temas, como su experiencia en el universo de la televisión o la adaptación de las marcas de moda a los nuevos tiempos y cambios políticos.
¿Cómo está y con qué está?
Ahora mismo estoy en el taller y este año me lo quiero tomar con un poquito de calma. Estoy muy cansado. Gracias a Dios hay muchos encargos en el taller y quiero darle prioridad a esto.
Una semana grande de televisión para usted: lunes en Maestros de la Costura y miércoles en Planeta Calleja. ¿Qué es más arriesgado: enfrentarse a una de las pruebas del programa o lanzarse a la aventura con Jesús Calleja?
Ninguna de las dos. Han sido programas muy bonitos de hacer. De Maestros estamos ya en la tercera temporada, la complicidad entre María Escoté, Palomo y yo es total. Y con Calleja, ¿qué te voy a decir? Un ser humano formidable, te hace sentir comodísimo, fue un viaje precioso hecho a mi medida... Solo puedo decir cosas buenas tanto de un programa como del otro.
Jesús siempre logra despertar las emociones de sus entrevistados, ¿le veremos emocionado como la semana pasada en Maestros?
No voy a desvelar nada. No voy a hacer ningún spoiler. Mi mayor miedo era que coincidieran en parrilla: ese era mi terror. El año pasado Maestros era los miércoles, pero no ha sido así.
Parece que Maestros ha creado escuela y a raíz del formato han surgido otros nuevos, como el de Canal Sur, que ahora estrena Aguja flamenca. ¿Qué valoración hace de esto?
Ni idea. Primera noticia. No soy nada televisivo. Yo voy, grabo mi programa y vuelvo a mi taller y a mi vida. En cuanto a televisión, veo muy poca. Soy ese público cautivo de La 1 y me trago lo que me echen. El miércoles haré excepción y veré Cuatro pero lo que me cuentas de Canal Sur, fenomenal. Como decía Coco Chanel, "preocúpate cuando dejen de copiarte". Si nos copian y salen imitaciones, pues eso es que hemos dado en el clavo y que vamos por el buen camino.
Dando un salto de la televisión, que dice que no es lo suyo, a lo que sí es lo suyo: la moda. ¿Qué análisis hace de la última Mercedes-Benz Fashion Week Madrid?
No la he visto, yo estoy muy fuera del ambiente oficial de la moda. No participo en Cibeles, no soy miembro de la asociación (se refiere a ACME, Asociación Creadores de Moda de España), no te puedo dar una opinión porque no he visto nada, ni formo parte de esa tribu. Ellos tienen sus métodos y yo los míos. No he visto absolutamente nada.
¿Qué diseñadores españoles le interesan actualmente?
Ni idea. No estoy nada puesto al día. Yo puedo hablar de María Escoté y de Palomo, pero de los demás... En mis tiempos, más o menos, había una serie de nombres y de marcas que duraban. Pero ahora el recambio es brutal. De repente pita uno y al año siguiente se ha olvidado... No estoy nada al día en el fashionismo patrio, por usar una de esas palabras inglesas que yo odio.
¿Surgen nombres y después desaparecen? ¿A qué se debe?
En mis tiempos, había gente de mi generación como Jesús del Pozo, que ha fallecido ya, Schlesser que está ya medio retirado, Duyos, Varela, Laguna... Sabías que estaban ahí con sus colecciones. Pero ahora yo en este circo me pierdo. Ahora hay un desfile de nombres, de chavales, de niños, de niñas... Desfilan y luego ya no se les vuelve a ver. No los sigo.
¿Están sufriendo las marcas un proceso difícil de adaptación a los tiempos?
Estamos viviendo un momento extraño. El Siglo XXI ha empezado y nos hemos dado cuenta de las luces y las sombras del mundo virtual con todo lo bueno y lo malo que tiene. La industria de la moda es un gigante enorme con muchos matices y está adaptándose al nuevo modelo de consumo, a la nueva generación de consumidores que no tiene nada que ver con nosotros. Los nativos virtuales piensan y compran de otra manera. Las tiendas están vacías. Yo no sé en tu barrio, pero en el mío están vacías.
¿Se han tenido que adaptar las firmas a marchas forzadas a los nuevos tiempos? En los 60, la imagen de Givenchy era Audrey Hepburn y en los últimos tiempos, al menos en los de Riccardo Tisci, eran las Kardashian.
No lo creo, para nada. Las marcas tienen la habilidad de elegir a los personajes que identifican mejor el espíritu de una época. En los 60, Audrey Hepburn era el espíritu de esa época y en 2020 el espíritu es Kim Kardashian. Pero no creo que eso sea adaptarse a marchas forzadas sino ser inteligente, hábil, tener antena y saber por dónde van los tiros. Por supuesto, no me hagas hacer comparaciones odiosas de si es mejor Audrey Hepburn o Kim Kardashian.
¿A quién considera usted el político y la política más elegante?
Yo ese tipo de preguntas nunca las contesto. Cada uno tiene su estilo, su personalidad y para eso está la moda. Nadie es esclavo de la moda. Hay tantas colecciones y tanta oferta que ahora lo inteligente es saber elegir aquello que se adapta mejor a tu físico y tus posibilidades. En España, yo soy de la vieja escuela. Para mí, un icono de estilo y además que ha sido una grande de la moda internacional es Naty Abascal, que ya va teniendo sus años, pero sigue siendo una primerísima espada y la que tuvo retuvo.
La pregunta era sobre cargos políticos
No voy a entrar eso. No me interesa nada ni respondo nunca a ese tipo de preguntas. Cada uno que se vista como quiera. Ya somos todos mayorcitos y estamos vacunados. Además, hay una profesión muy bonita que es la de estilista y si hay alguno que no sepa, que contrate a uno.
¿Necesita la moda apoyo económico institucional?
No. La moda es, de todos los negocios privados, el más privado. Es la espuma de la vida. Es algo totalmente caprichoso, superfluo e incluso innecesario. Apoyo institucional necesita la agricultura, la enseñanza, las carreteras, la cultura en el sentido de los monumentos, patrimonio español que está medio olvidado y habría que restaurar y que seguro que en otros países ya estaría restaurado y generando puestos de trabajo y dinero. La moda no. Nadie necesita una camisa firmada por fulano o mengano. A la mayoría de los seres humanos en el mundo Occidental les sobra todo el armario. Al final, terminamos vistiéndonos todos los días con cuatro cosas. El apoyo institucional a la moda me parece una barbaridad. Además, hay muchas maneras de apoyar. A mí me gustaría que me facilitaran la contratación de empleados y que a partir de un número de empleados me hicieran una bonificación a la Seguridad Social, por ejemplo.
¿Nunca ha recibido ayuda?
Jamás he accedido a una ayuda. Me gustaría que facilitaran los contratos de los aprendices y becarios. Con esta broma del Salario Mínimo Interprofesional nos han hecho polvo. En este tipo de oficio, yo no puedo pagar mil euros a gente que no sabe nada y que viene a aprender, porque no lo valen.
Moda, televisión, teatro musical... ¿Algún proyecto ilusionante con el que vaya a coronar este 2020?
Sí, pero no te lo voy a decir porque si no se estropea y soy muy supersticioso.
[Más información: Caprile, contra el abuso de los extranjerismos en la moda: "¡Un 'streamer' es una plancha!"]