María Teresa Campos (78 años) ha cerrado por fin la etapa de su vida junto a Edmundo Arrocet (70). Tras la esperada mudanza del cómico, que se producía este martes por la tarde, la presentadora trata de recuperar la calma y pide a los medios que zanjen también el asunto.
La periodista, que había abandonado su chalet para no encontrarse con su ex, regresaba a la vivienda una vez que Bigote se había llevado sus pertenencias, dejando claro que entre ellos ya no hay posibilidad de reconciliación y mostrándose tranquila de poder centrarse, ahora sí, en disfrutar de su nueva vida sin Edmundo.
Hemos visto que ha venido Edmundo a recoger sus pertenencias.
Sí. Afortunadamente es un capítulo cerrado y creo, deseo y espero que a partir de ahora no volváis a hablarme más de este asunto porque ya está bien.
Imaginamos que es un poco triste acabar así.
No, no. Yo estoy encantada de volver a mi casa.
¿Cree que le va a dar pena cuando entre y no vea sus cosas?
No voy a decirte absolutamente nada. Te estoy diciendo que no quiero hablar más de esta persona, ya se ha acabado.
¿Cómo está?
Yo estoy contenta, feliz, he vuelto a salir porque he estado mucho tiempo sin querer salir, he salido con amigas, con amigos y estoy muy bien.
Nueva etapa
De esta manera, María Teresa Campos espera que su relación con Edmundo Arrocet sea ya cosa del pasado y se zanjen los comentarios sobre una posible conversación, reencuentro e incluso reconciliación entre ellos.
Y es que la presentadora, que el pasado 28 de diciembre anunciaba mediante un comunicado su ruptura tras casi seis años junto al cómico, ha confesado haber sufrido mucho, llegando a temer por la posibilidad de caer en una depresión.
Sin embargo, tanto Teresa como Bigote se muestran felices y tranquilos en estos días. El humorista hacía acto de presencia este martes en el chalet que compartió con la presentadora para recoger todas sus pertenencias. Lo hacía sonriente, saludando desde el asiento del copiloto del coche en el que llegaba.
La actitud de María Teresa en las últimas horas contrasta, además, con la que mostraba tras conocerse la ruptura. Mientras que antes dedicaba cariñosas palabras a Edmundo y dejaba la puerta abierta a una reconciliación, ahora no quiere ni oír hablar del cómico, llegando a pedir que no le mencionen su nombre: "Al muerto no me lo nombréis más".
Entretanto, la periodista intenta retomar su carrera profesional, estancada desde su marcha forzosa de Mediaset, a la vez que continúa tratando de deshacerse de su casa, que lleva tres años a la venta sin encontrar un comprador, por lo que este 2020 ha decidido rebajar el precio y cambiar de inmobiliaria para probar suerte, renovando también las fotos con las que muestra su casa a los potenciales nuevos propietarios.
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