El torero Jaime Ostos (88 años), ingresado desde hace una semana en la clínica de la Zarzuela de Madrid por una grave lesión de espalda, deberá permanecer en este centro hospitalario "al menos" un mes más a la espera de poder ser intervenido, han confirmado a Efe fuentes allegadas al diestro sevillano.
Lo que más preocupa ahora es la infección que sufre en la zona afectada, la cual no ha remitido "prácticamente nada" desde el pasado mes de septiembre, de ahí que los médicos hayan decidido ponerle un tratamiento a base de antibióticos por vía intravenosa, además de otros fármacos que ayuden a paliar los "fortísimos" dolores que padece.
"Este tratamiento deberá seguirlo, al menos, durante 20 días, y, si se consigue eliminar la infección, la idea es que sea sometido a una laminectomía lumbar (cirugía para aliviar la presión en las raíces de los nervios raquídeos causada por cambios en la columna vertebral debidos a la edad)", han añadido las fuentes.
Ostos, que se encuentra acompañado en todo momento por su mujer, la doctora María Ángeles Grajal (66), se encuentra "animado", la cabeza le funciona "perfectamente" sobre todo a la hora de recordar y contar anécdotas de cuando toreaba, y es él "el que da ánimos" a los que van a visitarle.
No obstante, en su entorno se palpa también bastante preocupación sobre su estado de salud, primero por su avanzada edad, 88 años, y también porque "se le nota más débil a la hora de hablar y ha perdido cerca de 15 kilos".
La última aparición pública de Ostos fue el pasado verano, momento en el que se le vio acompañado por María Ángeles Grajal en un acto de la Asociación Española contra el Cáncer; y ya se le pudo ver muy desmejorado, teniendo que ayudarse de unas muletas para poder desplazarse.
A partir de ese momento, apenas nada se supo de él hasta que el pasado mes de septiembre tuvo que ser ingresado en el hospital Montepríncipe de Madrid a causa de un edema pulmonar, problema que le mantuvo casi de tres meses ingresado hasta que pudo volver a su domicilio para pasar las Navidades.
Desde entonces no ha vuelto a salir a la calle, solamente se desplaza por su domicilio y ayudado por un andador: "Es que Jaime es muy vanidoso y hasta que no pueda hacerlo por sí solo no va a dejarse ver en público", concluyen las fuentes.
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