Nando Escribano (31 años) es una de las jóvenes promesas de la televisión española. Su nombre lleva prácticamente una década ligado a Mediaset, donde durante siete años ha formado un tándem perfecto junto a Nuria Marín al frente del exitoso Cazamariposas, espacio del que además era subdirector.
Tras la cancelación del programa de Divinity, este periodista catalán ha aprovechado su nueva oportunidad profesional en La habitación del pánico para mudarse a Madrid. Pero los caprichos del destino han dispuesto que la crisis del coronavirus golpee su rutina, deteniendo su programa y obligándole a permanecer confinado en su nuevo hogar. A pesar del inconveniente, Nando se ha puesto a los fogones para explicar a JALEOS una de sus recetas favoritas: el bacalao dorado de su suegra.
"Mi punto fuerte son los postres (la tarta de tres chocolates, la tarta de arroz con leche o la tarta de cualquier-cosa-que-se-me-antoje)", confiesa el presentador, revelando que es capaz de comerse "una tarta entera en un fin de semana sin ayuda de nadie". Sin embargo, ha preferido elaborar una receta sencilla hecha con ingredientes básicos que tenía en la nevera: "En tiempos de confinamiento tampoco hay mucha posibilidad de hacer una receta gourmet y superelaborada", explica.
1. Ingredientes
2. Elaboración
1. Se pone en una sartén la cebolla picadita para que se haga lentamente y se le añade poco después el bacalao desmigado. Se deja unos 7 minutos rehogando con la cebolla.
2. Se pelan las patatas y se cortan a modo paja. Se fríen en una sartén/cazo/freidora y cuando estén listas se dejan en un papel absorbente. Se incorporan al bacalao y la cebolla y se le va dando vuelta.
3. Se baten los huevos y se echa un chorrito de nata (opcional). Se mezcla todo con las patatas, el bacalao y la cebolla y se envuelve todo para que quede jugoso unos 2 minutos aproximadamente (igual menos, depende de la potencia del fuego). Este es el momento más delicado porque tiene que quedar suelto, no puede cuajarse el huevo porque entonces se hace una tortilla.
4. Se puede adornar con aceitunas negras o un poco de perejil.
3. Historia del plato
El periodista reconoce que no mostró un gran interés culinario hasta hace pocos años, cuando su madre, que era muy hábil en los fogones, fallecía de cáncer tan sólo dos años después de que la misma enfermedad se llevara también a su padre: "Mi madre me hubiera podido enseñar mucho sobre cocina porque se le daba muy bien. Echo de menos sus lentejas, sus fideos a la cazuela, su caldo, su pollo al horno... en fin, todo", confiesa.
Pero sería otra mujer muy especial en su vida quien le descubriera este plato: "Es una receta portuguesa que me enseñó mi suegra, que es de Extremadura. En tierras extremeñas (sobre todo en la zona más pegada a Portugal) hay mucha influencia de esa gastronomía", comenta.
La madre de su novio eligió esta receta para darle la bienvenida al presentador en su primera visita a Mérida: "Yo estaba muy nervioso", confiesa. Pero el plato le gustó tanto que, además de comerlo cada vez que va a casa de su suegra, se ha atrevido a elaborarlo él mismo.
"Este plato es el que siempre me va a unir a mi suegra y por eso es tan especial", explica, deshaciéndose en halagos hacia la artífice de esta receta: "Admiro mucho a mi suegra Cecilia. Una mujer que ha sacado adelante a sus tres hijos y a su casa mientras trabajaba horas y horas en un hospital psiquiátrico", relata. "Ahora está jubilada y está disfrutando por fin de la vida: viaja con amigas, sale a bailar, conoce gente, se ha apuntado a piscina, a clases de portugués y a todo lo que se le pone por delante".
Según confiesa, para él es muy importante ser partícipe de la felicidad de su suegra: "Cuando la miro pienso en mis padres y en cómo ellos no tuvieron la oportunidad de llegar a jubilarse. Por eso me alegro y sonrío tanto cuando veo que Cecilia lo está haciendo y está viviendo una segunda juventud. Que disfrute todo lo que pueda y más", concluye.
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