Después de un estreno de semana con dos personajes de ámbitos tan distintos como la música y el deporte, El Hormiguero dio paso este martes a otro ejemplo de diversidad. Esta vez fueron Eva González (39 años) y el cantante Miguel Ríos (75) quienes se convertían en los invitados en el espacio que presenta Pablo Motos (54).
Precisamente el conductor del talk show parece ajeno a las críticas que le llegan desde diversos ámbitos por sus discursos en relación al coronavirus. Esta vez se centró en los comerciantes que van a reabrir sus negocios: “Llevo días dándole vueltas y quiero hablar a la gente que tiene que abrir su negocio y lo ve todo negro. Te entiendo, es normal que en tu mente pienses ‘me rindo’. No te quedes ahí, compadecerse demasiado es adictivo. Lo mejor es trocear el problema y ver cómo lo puedes ir abordando. Todos vamos a tener que cambiar, Coca-cola comenzó en la industria farmacéutica”.
En este sentido, Motos aconseja que “como tu plan no será perfecto, debes preguntarte cuáles son tus fortalezas. Eso te dará más dinero que tratar de resolver tus debilidades. Tampoco debes perder de vista qué emite la gente que está de cara al público, por si hay algo que mejorar. Y por último, los detalles. Eso va a marcar la diferencia. Ten detalles, no hace falta que cuesten dinero. Estoy deseando en salir a la calle, gastar dinero y que todo vuelva a ser como antes. La gente está igual. Ponte una meta, será como introducir una dirección en tu GPS”.
Desde Andalucía
Ya sentados en la mesa de la tertulia, la presencia de Cristina Pardo (42) sirvió para repasar una de las noticias del día: la obligatoriedad del uso de las mascarillas. “Menudos palos me cayeron cuando lo dije hace un mes”, apuntó Pablo Motos quien reconoció que “es un tostón, incómoda, hablas y no se entiende, tienes una nueva relación con tu aliento. En resumen, es horrorosa, pero está el miedo. A la mínima que tengas dudas de que sea potencialmente peligroso, te la pones”.
Después de este y otros asuntos, llegó la conexión con Eva González, quien aseguró que “es raro” hablar con los miembros del programa por esta vía: “Hoy es la primera vez que me pinto los labios en varias semanas”, aseguró. “Estamos en mi pueblo, Mairena del Alcor, nos pilló aquí, dijimos de esperar, pensando que iba a pasar antes”. Uno de los aspectos que se ha visto afectado por esta situación es el vestuario de su hijo:
“Nos vinimos y hacía mal tiempo. Ahora hace calor, así que el pobre va en body. En esas estamos, pero ya he comprado ropa por Internet”.
Motos preguntó a Eva González sobre si le había explicado a su hijo en qué consiste el coronavirus. Aquí salió a relucir el amor de madre: “Me ha salido listo. Lo poco que puede entender un niño de 2 años: le he explicado que afuera hay un bicho malo que si le pincha en el culete se pone malo, así que no puede tocar nada. Se pasa el día pidiendo dar un paseo.
En ese momento de la entrevista, a Pablo Motos se le ocurrió llamar “artefacto” a los niños de dos años. “Nunca he convivido con alguno”, se excusó, por lo que quería saber cómo se llevaba el confinamiento con una criatura así: “Hemos estado mes y medio sin salir de casa, ha sido complicado, pero dentro de lo malo, tengo un trocito de porche pequeñito donde podíamos respirar un poquito. Me acordaba mucho de las personas que viven en pisos pequeños en las grandes ciudades. Si a mí me pilla esto en Madrid hubiera estado mucho peor”.
Sobre este confinamiento, Eva González confesó que “todos hemos pasado la montaña rusa de las emociones durante el confinamiento, incluso durante el mismo día. Me gustó mucho el carácter español. El segundo día de confinamiento habíamos salido a los balcones, habíamos hecho coreografías…”.
Una de las actividades que la presentadora ha hecho durante este tiempo ha sido cortar el pelo a su hijo. Lo recordó con humor: “Lo inmovilicé como solemos hacer todos los mamás y papás a los niños: con dibujos. Cuando me vio con las tijeras debió de pensar qué iba a hacer esta loca. Le corté solo un poco el flequillo”.
A nivel profesional, destacó que “estábamos en Sevilla porque justo habíamos parado de grabar La Voz, estábamos justo para empezar la fase final de las ediciones. Estoy deseando volver pero hay incertidumbre porque no sé cómo a ser, si va a haber público. Tengo muchas ganas de ver a los niños del Kids, a los compañeros de trabajo…”. En este sentido, reconoce que “ya no me pongo nerviosa al estar al lado de Alejandro Sanz, mi ídolo, Ahora ya no. En los inicios me acordaba de los recortes de las revistas y de ir a sus conciertos”.
Confinamiento puro y duro
También es andaluz, pero en su caso, Miguel Ríos está pasando esta temporada en otro lugar: “Estoy en Madrid, confinado, no he salido desde incluso un poco antes de que decretaran el Estado de Alarma. No he salido a comprar, porque tengo la suerte de vivir con mi compañera, que ella tiene menos peligro. Cuando vuelve a casa es una especie de ceremonia de la desinfección. Parece una película de ciencia ficción. Explica muy bien dónde estamos: en un momento crucial”.
A todos los miembros de El Hormiguero le extrañó que el artista no hubiera salido de su casa: “No he salido, entre otras cosas, porque tengo la teoría de que estoy mejor en casa. Dentro de poco tendré que salir, porque tengo mis obligaciones, dejé un disco a medio terminar, pero la verdad tengo ganas de ver a los amigos. Aunque salir a la calle para ir a ningún sitio, no tiene sentido. Esto lo digo con mi edad; con 30 años, me estaría subiendo por las paredes”.
Esta época, además, tiene reservada una fecha especial para Miguel Ríos: “El mes que viene cumplo 76 tacos. No esperaba llegar tan lejos. Estoy viendo muchos documentales y el otro día vi uno de Keith Richards (76), sobre lo que le influenció el blues y el viaje de ida y vuelta que ha tenido este estilo musical. En un momento dice que pensaba que se iba a morir a los 30, así que cuando cumplió 31 pensó en que tenía que cuidarse un poquito. Tengo una buena naturaleza”.
Como ha tenido tanto tiempo, el granadino detalló que se ha estado cuidando físicamente: “Entreno poco. Hago bicicleta, porque de jugar al fútbol tengo las articulaciones un poco fastidiadas, ando en una cinta como una hora o un poco más y hago remo para el tren superior”.
Eso sí, el paréntesis del coronavirus no impide que el veterano rockero piense en nuevos retos: “Llevaba un tiempo trabajando con un productor con el que he hecho los últimos discos y dándole vueltas a tocar en un formato en el Teatro Monumental, un trío acústico. La excusa era hacer canciones nuevas y me planteé la idea de escribir sobre lo que me pasa, que es muy interesante, sobre todo sabiendo que mi generación es la que cambió el concepto de libertad, el ser joven y empoderarse”, detalló.
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