Este martes me he metido en Twitter y he visto que Pablo Motos (54 años) vuelve a ser tendencia, pero no por sus entrevistas ni por sus experimentos de ciencia ni por esas videollamadas que tanto me gustan y entretienen cada día, no: Motos ha revolucionado la red de nuevo por su opinión sobre la gestión del coronavirus por parte del Gobierno. De nuevo, Motos se convierte en azote político y aprovecha su programa El Hormiguero para lanzar órdagos a Pedro Sánchez (48), Pablo Iglesias (41) y a los suyos, para ejercer de francotirador.
La primera vez que lo hizo, que se puso ante la cámara y disparó se hizo viral y se convirtió en Trending Topic. Han sido muchas las pullas contra el Gobierno, pero la última ha indignado sobremanera a los espectadores por "comparar", según la red, a las víctimas del 11-M con las del Covid-19. "Estamos todos los días en el 11-M", ha dicho en relación a tantas cifras de muertos, contagiados y curados que cada día, como cita obligada, se publican. Pablo ha enfadado a la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo, que ha mandado un comunicado quejándose de tus palabras. Y yo asisto a todo esto con estupor, pero también con tristeza.
Pablo, ¿dónde queda aquel entretenido, naíf, blanco, ameno programa que presentabas? ¿Dónde queda ese presentador que, sabíamos todos, nunca iba a preguntarle al invitado nada incómodo o desagradable? En fin, aquel Hormiguero al que la gente iba a divertirse. Hoy ha venido a divertirse a El Hormiguero..., anunciabas antes de dar paso a la estrella. Y todos nos divertíamos. Mucho. Ahora ya no tanto: El Hormiguero, para mí, ya no es divertido. Y me fastidia, ¿eh? Hay demasiada inquina, demasiada opinión política por tu parte, Pablo. Qué quieres que te diga: para ver ese plan, se pone uno el informativo o un debate político.
No, la gente no quiere eso en El Hormiguero. El público fiel quiere buenas entrevistas, reírse a mandíbula batiente con las hormigas más famosas de la tele; ansía experimentos guais que nos dejen con la boca abierta. Secciones frescas y dinámicas, y hasta un poco descacharrantes. ¡Más Cristina Pedroche (31) y menos críticas políticas! Eso reclama el espectador del programa, no otra cosa. Ojo, con esto no estoy diciendo que Pablo Motos, en un momento dado, pueda dar una opinión personal sobre el coronavirus y todo lo que envuelve a la pandemia. Y, por qué, está en su derecho de tirarle de las orejas a Sánchez o a Iglesias si así lo estima oportuno, ¡faltaría más!
Tampoco sería muy normal que un presentador viva ajeno a la realidad que asola a España, claro que no. Muchos son los presentadores que opinan libremente sobre esta trágica situación, como Ana Rosa Quintana (64), que hace unos días se quejaba de la falta de transparencia sobre la pandemia y aseveraba que en la actualidad hay menos transparencia que en 1918 durante la Gripe Española. Ahí la tenemos alzando la voz cuando toca hacerlo y más en un programa de actualidad como el suyo. Ni siquiera en ese marco Ana Rosa abusa de la crítica. En cambio, y vuelvo a decir que lo siento porque soy un admirador de El Hormiguero, me entristece ver cómo está perdiendo su ausencia poco a poco.
No veo justo, después de tantos años, que parte de los espectadores pongan Antena 3 ahora 'solo' para ver cómo Motos atiza al Gobierno. No lo veo bien porque no es justo para el programa. ¿Y qué me dicen de los niños? Que no se nos olvide que ese espacio también cuenta con un target de adolescentes que lo único que quieren cuando ponen el dígito es ver a su ídolo en una entrevista o comentar con sus colegas la flipada que han hecho en la sección de ciencia. No quieren, en definitiva, ver a un señor hablando de lo mismo que, minutos antes, abordaba Matías Prats (67) en el informativo. Con este blog solo quiero que Pablo reflexione porque he contabilizado hasta siete titulares contra el Gobierno. Aquí dejo mi modesta opinión: Pablo, diviértete más y haznos divertir. Tú sabes cómo hacerlo.
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