Este martes en Tierra de Nadie ha pasado algo que me ha indignado sobremanera: el juego sucio entre cadenas, entre compañeros. Esa guerra tan titánica como absurda, que solo entienden quienes la libran, es viejísima, pero siempre -quiero creer- se llevó a cabo con códigos, legales y humanos. Ojo, que no soy ningún mojigato, ¿eh? Comprendo que en esta profesión hay que superarse y llevar siempre mejor contenido que tu competencia.
Ser los mejores, porque a todo tonto se le ocurre lo mismo. Guay, una medalla para ti. Pero lo que no me gusta son esas trampas entre adversarios, ¡juguemos limpio! ¿Por qué tenemos que aplastarle el éxito al vecino si el nuestro es exponencialmente superior?
Eso, en mi casa, se llama avaricia. ¿Por qué vivimos en esa actitud tan lacerante como miserable de solo brindar sobre la cabeza de nuestro contrincante? Verlo, ahí, agónico. ¿Acaso no sabe igual de rico el carísimo champán con el que brinda Telecinco si no lo festeja y disfruta tras aplastar y aniquilar a Antena 3? Vale, dicen que la venganza se sirve en un plato frío, ok. Pero, ¿hasta cuando no hay necesidad? Insisto que esto no es una crítica sin piedad a Mediaset -un poco, sí-, ¡si ella es la líder! Querido Paolo Vasile (67 años), ¡eres un desalmado sin compasión! Déjale algo de brillo y resarcimiento a Silvio González (63), tu homólogo en Antena 3.
Les explico. Resulta que este miércoles Antena 3 estrena su gran apuesta de la temporada, Pasapalabra, con Roberto Leal (40) al frente. Que sí, que sí, no se me escapa que esto hizo mucho daño a Telecinco; que el enemigo consiguió cazar a la presa en el momento más débil de Fuencarral.
Que se la quitó de las manos. Claro que lo sé y si nos atenemos a los hechos, Telecinco está en su derecho de responderle con la misma moneda, pero, no sé, algo en mí me ha chirriado este martes cuando Carlos Sobera (59) ha anunciado que hoy miércoles -cuando normalmente en Prime Time en Telecinco no hay Supervivientes más allá de una Última Hora en su access-, Jorge Javier Vázquez (49) va a entrevistar en directo a José Antonio Avilés (24).
Jaque mate bastante certero en un ajedrez televisivo que no entiende de formalismos. Me he quedado muerto. Avilés acelera su regreso a los platós de televisión de manera excepcional y, antes de sentarse en la gala de los jueves como viene siendo habitual, se prestará a una entrevista "en directo" -como bien se ha encargado de matizar Sobera en el cebo- con el presentador de reality selvático. ¡BOOOOOM!, tsunami sin precedentes. Avilés es el personaje del momento, la entrevista por la que todos pagarían. José Antonio se someterá a un tercer grado en plató... y todo para reventar a Pasapalabra.
¿Quién dijo trampa legal? Nadie, porque no lo es, por lo visto. La contraprogramación -como se le llama a un cambio de parrilla in extremis- no tiene consecuencias graves en según qué casos, y Telecinco es perra vieja en esta táctica. Tú pones Pasapalabra, perfecto: agárrate a mi respuesta, Atresmedia. En las redes el debate no existe: todos creen que Supervivientes y su tonto útil/cobaya/gallina de los huevos de oro arrasarán en audiencia frente a un Pasapalabra debilitado y tiritando. Y yo no quiero eso, no porque consuma Antena 3, sino porque admiro a Roberto Leal, me gusta cómo trabaja e insisto: entre bomberos no se deben pisar (en exceso) la manguera.
Bueno, quiero cerrar hablando de Supervivientes, que es, en realidad, para lo que me asomo por aquí. Perdonen, pero la indignación en este caso ha sido mayor. El espacio ha hecho un juego de recompensa, como viene siendo habitual, en el que los concursantes se han hinchado a comer. Yo no conozco ninguna edición en la que coman tanto como en esta, y no es un clásico.
No hay semana en que no se los premie con comida, pero, ¿dónde estamos? ¿En un resort? Y encima Rocío Flores (23) se queja de que no le gustan los torreznos que le han tocado como premio. Manda cataplines. Ah, apunte, no conozco a nadie más insoportable en la competición que Hugo Sierra (46). Se enerva cuando no gana. Por eso está tan arrugado y viejo, la amargura.
En otro orden de cosas, los concursantes echan de menos a Avilés. Sí, parece que pasa. Ay, si supieran la que se está liando en España. Me quedo con la versión de Vicky Larraz (57) desde plató: "Ha conseguido hacerles a todos una amnesia colectiva". ¡Es que es real! Ver a Ana María Aldón (43) hablar de José Antonio como si fuese un maestro espiritual y alguien todopoderoso para el ánimo da bastante cague.
Puedo entender que allí las cosas, y la vida, se vean diferentes, pero, ¿tanto?. "Cómo se le quiere, tiene mucho bueno. Te inyecta", dice la mujer de José Ortega Cano (66). Sí, no hay peor ciego que el que no puede (ni quiere) ver. Cuando pisen territorio español verán el percal.
Ah, y con esto ya cierro. Se ha estrenado una nueva sección en el programa, El puente de las emociones. Lo han estrenado, de momento, tres concursantes: Hugo Sierra, Ivana y Barranco. Consiste en hablar de cuatro fases en la vida de cada cual: la culpa, el distanciamiento, el perdón y el arrepentimiento. Dará mucho juego con perfiles como el de Rocío Flores, al tiempo.
De momento, Hugo se ha lamentado por la inexistente relación con Micaela, su primera hija con una mujer anterior a Adara Molinero (26) y por el distanciamiento con su hermano. Barranco ha llorado por no haber estado más tiempo en las últimas horas de su abuela, y por no haber sido mejor hijo, e Ivana por no haber sabido lidiar con el distanciamiento entre su hermano y su madre sin salir escaldada.
Salvado: Hugo
Nominados: Jorge e Ivana
[Más información: El machista de Hugo, la calculadora de Ivana y ese amor que nadie se cree en Supervivientes]
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