Al principio, este martes Supervivientes Tierra de Nadie me ha dejado más helado, más indiferente, más sin sustancia que otras entregas. Se ha tratado, a priori, de esos espacios que bah, ni fu ni fa. De los que se esperaba lo apoteósico, pero no llegaba. De esos programas que se prometen hermosos, cargadísimos, pero que conforme pasan los minutos te das cuenta de que no, que todo es más de lo mismo. Qué pena, yo que creía que... yo que pensaba que... bostezo... ¡y zas! Se produce eso que me hace despertarme del letargo, también llamado hartazgo. No una, ¡sino dos cosas!
Pero vayamos por partes. Este martes teníamos como nominados a Barranco, Avilés, Jorge y Hugo, pero en ninguna de esas nominaciones se ha hallado la emoción que yo esperaba. Todo más que previsible, que ha acabado con José Antonio (23 años) salvado en la ceremonia de salvación. Decir en este comienzo que, como siempre, os voy a dejar con la miel en los labios un rato con respecto al escarnio y la humillación que ha sufrido Avilés en la isla, y a las lágrimas de desesperación de Rocío Flores (23) cuando se le ha informado, a traición, del cumpleaños de su madre, Rocío Carrasco (42).
Ay, Dios, ni el ver a su novio le ha dado tanta emoción interna a Rocío hija. Mejor, tanto desgarre. Ese amor de madre. Esa madre, que no hay más que una. Y esa, en concreto, tan dolorosa. Pero, bueno, que al final lo cuento: ahora vamos a una ruptura. A otra. Un adiós que yo ya veía más que anunciado, pero que, parece, ha dejado en shock a más de uno. Hugo Sierra e Ivana han roto su relación. Sí, bueno, seamos más exactos: ha sido él quien ha decidido romper amarres y lo ha hecho a través de una valla y sin mirarla a los ojos. Todo muy caballeroso. ¡Manda cojones! No seré yo quien defienda esta historia cuando nunca me la creí y así seguiré, pero, tío, si la orquestas... termínala bien.
Pues nada, que Hugo lo ha dejado todo. Insisto, mirando al suelo ha soltado su discurso cobarde: "He pensado bastante en lo nuestro, si una persona no me encanta, no voy a forzar. Están pasando cosas, estoy viendo que... tomar una decisión drástica no es fácil. He llegado a un punto de mi vida en que no voy a oír contra la lógica o lo que tiene que darse naturalmente. Me siento solo". Ella, muerta, blanca y noqueada, le rebate: "Estaba dispuesta a aguantar lo que fuera pero si vos ni quiere, te respeto". Le duele mucho todo a ambos, qué dolor cuando se acaba algo tan lindo.
Qué dolor, Dios mío, tan hondo y profundo. "Me dice una cosa y al día siguiente, otra. Si tú te sientes mal desde el principio, si sabías que no lo ibas a poder llevar, por qué no lo dices... Cuando yo digo te quiero o te amo, lo digo de verdad", se desahoga en un momento dado Ivana, deshecha en lágrimas. Algo no me cuadra de estos y leo en Twitter una frase que me abre las carnes: "Adara dejó a Gianmarco y Hugo a Ivana, qué casualidad". Y ya estaba yo pensando fatal y deseándoles la cárcel cuando, cáspitas, han vuelto. ¡Pero no se quieren y nunca se querrán!
Y aquí, en este punto del relato, me voy a poner serio, y sin que sirva de precedente. Voy a defender a Avilés y a atacar al programa por sus escandalosas medias tintas. Resulta que se han mofado de él por su homosexualidad, entrando en cuestiones que me ponen de los nervios tanto Ana María Aldón como Rocío Flores. Y no me vale que me suelten ahora el discursito de que todo era un tono de broma y andaluz. Porque por algo detesto a los andaluces -y eso que soy de Almería-, porque hay bromas que nunca, jamás, bajo ningún concepto, se deben tapar por un lugar de nacimiento.
Fuera de andaluces y de mierdas -disculpen-, tanto Aldón como Rocío han sido unas maleducadas e irrespetuosas. Y, por qué no, ¡unas homófobas! Puede, que sin saberlo. Pero sí, también hay insulto sin conocerlo. "¿Tú te lo imaginas empotrando?", ha preguntado Ana María en connivencia con Flores. Y sigue la mujer de Ortega Cano, con esa gracia andaluza que tanto me espanta y de la que tanto reniego -ojo, solo de esa que esconde ignorancia y maldad- "Pero, ¿tú has estado en el armario? ¿Alguna vez estuviste? Te gustan los buenos troncos. Él con un buen tronco en la mano es feliz". Huelga decir que Avilés las ha defendido: oye, que así de majos somos los andaluces. Que no, chiquillo, que no hay maldad ninguna.
Pues no, no, no, no, no, no, y no mil veces. Ni andaluz ni hostias. Esos comentarios deberían estar erradicados, sobre todo viniendo de personas a las que luego se les llena la boca de igualdad de derechos y se suben en carrozas del Orgullo Gay. Coherencia lo llamo yo. Y no se me olvida cómo lo ha tratado Carlos Sobera (59): como un castigo a unos niños traviesos de colegio a los que se le dice que eso no deben hacerlo más. No, tampoco, Supervivientes: habéis consentido una cosa que nunca jamás se debería haber producido. El ejemplo debe ser el mismo para todos los casos y no, os tomarán como chufla la próxima vez. Venga, quién se anima a otro chiste de maricones....
Y que me permita el resto de concursantes y de llamadas, pero yo solo puedo acabar con una de esas conexiones: la del novio de Rocío Flores. Y no por la llamada en sí, que ha estado plagada de lugares comunes, de amor, de fuerza, de ánimo, de que todos estamos bien, de que no hagas caso a las críticas, no: el momento más potente ha venido cuando Lara Álvarez (33) le ha hecho ver a Rocío que, oh casualidad, este martes a esa hora era el cumpleaños de su madre, Carrasco.
¡Carniceros on! La nena, claro está, se ha roto. Y ante el acicate de Álvarez, ha dado la carnaza que se le pedía: "Decirte que muchas felicidades, que me encantaría poder decírtelo en privado, que disfrutes de tu cumple todo lo que puedas. Que ojalá pudiésemos hablar en privado, que yo no quería hacerlo por aquí, y me gustaría hablar cuando regrese". Y con Rocío hija convulsionando de dolor, os dejo. Otro SOS que caerá en botella rota.
Nominados: Barranco, Jorge y Hugo
Salvado: Avilés
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