Joan y su hijo, el actor Octavi Pujades (45 años), han conseguido hacer reír día tras día en su perfil de Instagram a los cientos de miles de seguidores del artista. Ambos viven juntos desde hace un tiempo y para evitar cualquier contagio los dos se confinaron solos en casa. Así, el actor tuvo que renunciar a ver a sus hijos y a estar con su pareja, la fotógrafa Anna Sennan; algo que no ha sido nada fácil pero que ha merecido la pena por proteger a su padre de 90 años de edad y estar ya todos a salvo.
Sin embargo, el pasado 26 de mayo era el cumpleaños de Anna y Octavi mostraba públicamente sus ganas de verla: "Quiero estar con ella siempre, todos los días, pero hoy especialmente, porque es su cumpleaños. 26 años ya, de los cuales casi cuatro juntos. Desde el primer día ha traído alegría, amor y mucha, mucha felicidad a mi vida. Y espero que siga siendo así por mucho tiempo". Pero ese mismo día ocurría algo que entorpecía sus planes.
El actor de la serie Centro Médico contaba los días de la desescalada para poder verse con sus hijos y su novia y un traspiés hacía que su padre tuviera que ser trasladado al hospital. Su fiebre alertaba a los servicios sanitarios por si pudiera ser un caso de Covid-19. Ante la incertidumbre tuvieron que pasar la cuarentena de 14 días y descartarlo: "Entró en protocolo de coronavirus, había patrones y estuvieron controlando y los dos somos negativos", explicaba Octavi.
Ya han pasado 11 días y en breve Joan será dado de alta. Pero durante todo este tiempo nunca ha faltado el humor entre padre e hijo ni siquiera estando 'encerrados' en el hospital. El actor ha compartido fotos diarias fotos incluso desde la habitación con actitudes y textos muy divertidos de su estancia.
"Fase 1. Día 10. Miralo ahí, cómo come. Con qué gusto ataca la butifarra del menú, el tío. Porque ya está mejor, y enseguida se le nota porque sale del hospital con un par o tres kilos de más. "Ponen demasiada comida, hijo". Pero se la zampa es un plis. Y es que, en el confinamiento hospitalario, la mirada del patriarca sólo va en dos direcciones (una, la tele. Dos, el plato) con ocasionales desvíos para buscar el mando, las gafas, el móvil o lo que sea que me pide esas setecientas veces por jornada. 'Me aburro', dice. 'A ver cuándo nos mandan para casa'. Una y otra vez. Y el hijo calla, le acerca lo que pide cada una de las setecientas veces, e intenta leer las páginas que su concentración le permite o verse un capítulo de una serie entre las constantes interrupciones y el volumen del televisor a todo trapo", ha escrito en uno de estos últimos días.
Además de contar las manías de su padre, de alagar su faceta de patriarca, de untarle la mermelada en la tostada y de quejarse de lo alto que pone el volumen de la tele, Octavi también ha querido hacer reír cada día a su progenitor.
Para que siempre fuera una sorpresa, el actor aprovecha los viajes que hace a casa para ducharse y descansar un poco para abrir su armario y buscar estilismos y disfraces que alegraran a su padre. Por eso se ha presentado en el hospital vestido de Superman o de Batman, mientras Joan le miraba sin entender nada.
Pero el padre de Octavi está encantando con que su hijo esté tan pendiente de él: "Siempre ha estado conmigo, por suerte". Por su parte, el actor de Cuerpo de Élite recuerda que esto no solo les ha pasado a ellos: "Han sido varios días y les ha pasado a miles y miles de familias y pasarlo solos es muy jodido".
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