Lleva más de dos décadas ligado profesionalmente al mundo de la televisión, aunque no fue hasta 2010 cuando la cara de Iñaki López (46 años) empezó a ser más familiar para el gran público. Fue en ese año cuando se embarcó en nuevo proyecto en Cuatro, después de una larga trayectoria en la cadena autonómica vasca, Euskal Telebista.
Sin embargo, esa primera experiencia en una cadena generalista no salió todo lo bien que se esperaba. El concurso Justo a tiempo se estrenó en la parrilla en marzo de 2010, pero apenas un mes y medio después, el 23 de abril, su emisión era cancelada debido a, como casi siempre, la dictadura de las audiencias.
López tuvo que esperar casi dos años para tener una nueva oportunidad en televisión. Esta vez le llegaba de otra cadena con pocos años de vida, La Sexta, encomendándole la presentación de un espacio de tertulia y entrevistas como La Sexta Noche, donde se ha asentado de manera indiscutible. A su vez, el programa cruzó su camino vital con el de la persona que se acabaría convirtiendo en su pareja, Andrea Ropero (35).
Todo este amplio recorrido profesional ligado al ámbito de la comunicación y añadiendo otras experiencias previas en radio, puede servir para poner en el lugar adecuado el problema que hoy tratamos: la dislexia. Muchos padres y madres se llevan un serio disgusto cuando desde el centro escolar de turno detectan este déficit en su hijo/a, pero eso no significa que, con un adecuado trabajo por parte de especialistas, no se pueda superar, tal y como estamos viendo en el caso de Iñaki López.
Recuerdos
Fue el propio periodista de Portugalete el que reconoció este asunto en una entrevista, realizada en el marco de elaboración del libro Superar la dislexia, escrito por Luz Rello. En esa obra, López recuerda que se lo diagnosticaron en el colegio, cuando apenas tenía siete años: "Hicieron una prueba de escritura y fui al único al que llamaron después". A partir de ese momento, en el colegio no se quedaron de brazos cruzados y comenzaron a trabajar con él: "Me llevaron a clases de apoyo junto con otros compañeros a un psicólogo", evoca antes de apuntar que, además, se tuvo que enfrentar a un problema añadido, el déficit de atención, lo que afectó notablemente a su capacidad para concentrarse en el aula. Como era de esperar, su rendimiento académico se vio afectado.
Sin embargo, la perseverancia en el trabajo con profesionales hizo que el hoy presentador de La Sexta Noche no solo superara este problema, sino que además le permitió fortalecer algunas habilidades, a pesar de que ciertos docentes no atendieran a sus particularidades: "También había profesores que no acababan de entender que tuviera errores ortográficos tan obvios con nueve años y había que explicárselo. No obstante, esto me trajo cosas positivas, por ejemplo, aprendí a organizarme muy bien. Ahora mismo, es tan solo un recuerdo de juventud y algo lejano".
Valga este ejemplo para quitar el estigma que persigue a la palabra dislexia, a la que adultos y menores se enfrentan con miedo e incertidumbre:"En su momento nadie me lo supo explicar muy bien y al principio me sentí como un bicho raro. Me tranquilizaron mucho quitándole importancia, me dijeron que se trataba de algo leve y que no afectaba a mi futuro, eso me tranquilizó, me ayudó a aprender a vivir con ella y me resultó fácil de llevar", recuerda López.
Llegados a este punto, conviene explicar bien qué es la dislexia, puesto que aún existen muchos mitos infundados e ideas peyorativas al respecto. Según la Federación Mundial de Neurología se trata de "un trastorno en niños que, a pesar de (recibir) instrucción educativa convencional, no logran las habilidades lingüísticas de lectura, escritura y ortografía esperadas, en consonancia con sus habilidades intelectuales".
A partir de esta definición, los expertos advierten que la dislexia podría dejar de considerarse como un trastorno, ya que comienza a darse con tanta frecuencia que es más correcto referirse a ella como "una dificultad específica del aprendizaje". Además, se hace especial hincapié en que no tiene nada que ver con la inteligencia, de hecho existen personas con dislexia con diferentes cocientes intelectuales.
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