Hace exactamente un año, la vida de Carolina Monje Vicario (27 años) era radicalmente diferente a la de ahora, al menos en lo que respecta al ámbito personal. El 11 de agosto de 2019, su novio, Álex Lequio, presumía de estar recuperándose con éxito de su enfermedad, solo acudía al hospital para revisiones puntuales y disfrutaban de su primer verano juntos. Las sonrisas eran constantes y eternas en su rostro y se multiplicaron aún más cuando decidieron 'ampliar' la familia.
El joven empresario quiso compartir en sus redes en aquel entonces la buena noticia de que habían adoptado un perro. El hijo de Ana Obregón (65) y su pareja acudieron a una protectora de Sant Cugat del Vallés para adoptar un cachorrito que llevaba por nombre Tustus y al que decidieron rebautizar como Boby Puchum -este segundo término era el modo cariñoso en el que se llamaban mutuamente-.
Nada más tenerlo entre sus brazos, acudieron a una tienda especializada para que el nuevo miembro de la familia tuviera de todo: juguetes, mantas, camita, comida... Y solo horas después de instalarle en casa, Álex presentó en sus redes al pequeño e incluso anunció que le había creado su propia cuenta de Instagram: "¡Os presento al nuevo miembro de la familia! Se llama Boby Puchum y es el mestizo-travieso-peludo más bonito del mundo. Si quieres seguir sus aventuras de cerca, te dejo su IG personal para que hables con él y le preguntes cosas. Síguele".
"¡Hola! Soy Boby Puchum, hermanito de Fluk y de Luna. El mestizo-travieso-peludo más feliz del mundo". Con estas palabras es como se presenta ante sus más de 10.000 seguidores el bebé peludo de Monje y Lequio. Su perfil social consta de 26 publicaciones, pero la última data del 30 de enero, y es que era el hijo de la actriz el encargado de gestionar su cuenta y en aquel momento comenzaron los baches más duros en la lucha de Álex, por lo que se desvinculó de las travesuras digitales de su mascota.
También el Instagram de Lequio está repleto de posados amorosos con su perrito, y es que sentía debilidad por él. Sin embargo, la red social de Carolina no muestra ya imágenes con su mascota, donde antes sí existían. La joven ha querido eliminar las fotografías con Boby al igual que ha hecho con las instantáneas que tenía junto a su novio.
No obstante, la diseñadora se ha dejado ver con su mascota por Barcelona. Carolina se está refugiando en su perro, uno de los vínculos más fuertes que le siguen uniendo a Álex y que lo hará durante muchos años todavía. Tras el fallecimiento del empresario, Carola -como la llaman sus familiares y amigos- se encarga de la mascota las 24 horas del día.
Este 11 de agosto el pequeño cumple un año como miembro del clan Lequio Monje y será seguro una fecha especial y muy emotiva en casa de Carolina, que no podrá festejarla con el 'padre humano' de Boby Puchum, al que el perrito estaba increíblemente unido. Todavía permanecen en el perfil público de Álex en Instagram decenas de imágenes que atestiguan el amor incondicional que existía entre la mascota y su dueño.
La decisión más dura de Carola
Carolina Monje cerró su perfil de redes sociales justo tres días después de la muerte de Álex y exactamente 20 horas después de compartir una amplia carta de despedida dedicada a su novio. Sin embargo, repentinamente, el 23 de julio decidía hacer pública su cuenta después de más de 60 días en privado, pero horas después volvía a clausurarla de forma definitiva.
Gracias a ese movimiento puntual de la joven se pudo apreciar una decisión que ha tomado respecto a su perfil digital: han desaparecido todas las fotografías que tenía junto a Lequio. De hecho, pasa directamente de marzo de este año a marzo del año pasado. Aquellos 365 días intensos junto a Álex han sido borrados por completo.
No hay pruebas en su perfil de la historia de amor entre los dos jóvenes. Su verano más especial en Ibiza disfrutando del mar en compañía de su novio y un grupo de amigos, su Navidad con la familia García Obregón o incluso las imágenes con su perro Bobby Puchum no tienen hueco ya en el Instagram de Carola.
Romper con su pasado más reciente, archivar las fotos con el que fue el amor de su vida durante sus casi dos últimos años y tener que despedirse de esos momentos en pareja ha sido seguro la decisión más difícil de cuantas haya tomado Carolina en sus 27 años de existencia.
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