Rosa Valenty (69 años) marcó varias décadas en España. El género musical-teatral, el de la revista, no tendría sentido ni razón de ser sin su impronta. Ella no está sola; otros nombres la acompañan, como el de la eterna Lina Morgan o Norma Duval (64), pero esa es otra historia. La protagonista de este reportaje es Rosa, nacida el 13 de abril de 1951. Quién le iba a decir a esa niña que quería ser artista que se convertiría en una de las vedettes más icónitas del panorama artístico español.
Ha saboreado el éxito en innumerables ocasiones desde aquella comedia erótica que protagonizó en los 70, La chica de las bragas transparentes. Mucho ha llovido y hasta hace unos meses Rosa era Relaciones Públicas de uno de los bingos más conocidos de España, Bingo Las Vegas. Pero, ¿cuándo y dónde empieza la vida artística de Rosa? A los 22 años, la niña quería ser conocida y darle la vuelta al mundo con sus interpretaciones teatrales. Hizo el petate y se fue de Barcelona a Madrid a probar suerte. En la capital de España solo había tocado de publicidad, aunque su abuelo se deshacía en halagos hacia la estrella de la familia.
Un nombre propio llegó a su vida para cambiarla para siempre: el de Juanjo Alonso Millán. Él vio algo en ella muy especial y supo que ahí había un diamante en bruto. Hizo falta trabajo, tesón y que se estrenara el año 1975 para que Rosa debutase en el cine. La película Todos los gritos del silencio, dirigida por Ramón Barce, fue su mayor carta de presentación. Aquello fue un no parar. Valenty no cesó de grabar y grabar. Todos la querían, todos se la rifaban. Mayordomo para todo, Alcalde por elección, El divorcio que viene o Préstame a tu mujer, entre otras, fueron las cintas que la terminaron de colocar en el podio, en el olimpo. Rosa Valenty era ya alguien. No obstante, no fue hasta que su nombre se vinculó con personalidades como Mariano Ozores, Pedro Masó o Alfredo Landa cuando Valenty llegó a su Everest. La comedia era lo suyo. Para lo que había nacido.
En 1977 firmó un papel que la marcaría para siempre, al menos su carrera: A un dios desconocido, bajo las órdenes de Jaime Chávarri. Pronto Enrique Cornejo se pegaría a ella para no separarse: hacían un buen dúo profesional. Ahí, los sainetes costumbristas que ambos idearon. Pero Rosa nunca se despegó del género de la revista. De hecho, fue su sino de identidad en la televisión de los años 80. Fernando García de la Vega la guio en todo momento y las series se rindieron a sus pies: apareció en Farmacia de Guardia, Academia de baile y con la gran Lina, entre otros trabajos.
Desde entonces no paró de trabajar a las órdenes de múltiples directores. Sus desnudos sobre las tablas se hicieron legendarios. Años más tarde, confesaría Valenty lo mal que lo pasaba en cada escena erótica. Solo tenía el pensamiento en sus hijos pequeños, pero, como se suele decir, el trabajo manda. Más allá de su perfil estrictamente profesional, lo cierto es que en el año 2005 el nombre de Rosa copó las portadas de las revistas y su presencia en programas de corazón fue constante gracias a su enfrentamiento con Moncho Ferrer, con el que acabó en los tribunales.
La animadversión entre ambos tuvo lugar cuando Ferrer le prometió que iba a aparecer como protagonista en el espectáculo España Cabaret. No obstante, nunca contó con sus servicios y Valenty se sintió estafada, dolida y lo demandó por despido improcedente. Finalmente, Rosa se alzó con la victoria judicial. "En todo este tiempo, desde que se inició el proceso, me he sentido muy vulnerable frente a la campaña que se ha desarrollado contra mi persona. Han pretendido dejarme como una mujer conflictiva, cuando, durante 34 años de carrera, jamás he tenido problemas", aseguró, dolida, en su momento.
Pasado este lamentable episodio en su carrera profesional, en el año 2007 Rosa Valenty estrenó la versión musical de la conocida serie Sexo en Nueva York junto a Marta Valverde (58), Leticia Sabater (54) y Cecilia Sarli como compañeras de reparto. Fue uno de sus últimos papeles conocidos como actriz. Desde hace años está más apartada del mundo de la interpretación ha trabajado como Relaciones Públicas de un singular bingo en Madrid, Bingo las Vegas, al que acuden muchos rostros conocidos del panorama artístico de nuestro país. Fue en mayo de este año cuando confesó en Chic que se jubilaba de su trabajo en el bingo: "Es el momento de parar, y estoy a la espera dada mi vida laboral. Me jubilo de El Bingo Las Vegas, pero no del escenario. El teatro es mi vida, y mi pasión; mi carrera siempre ha sido un adelante, y por supuesto que no va a parar. Las circunstancias por las que estamos pasando son especiales".
Y así explicaba cómo vivía y vive la situación de la Covid: "Estuve haciendo la obra El Chico de Revista en varias ciudades de España. Ahora con el confinamiento todo ha cambiado. Todo lo que dice el Gobierno lo llevo a rajatabla, lo que estamos viviendo es como sí se hubiera parado el mundo, pero no el corazón. En personas activas como yo es como el parón de la vida, y ahora lo que hay que hacer es buscarse a uno mismo y, estar en contacto con las personas, y me emociono al ver a personas haciendo cola para conseguir comida".
Su ilusión actual pasa por volver al teatro con una obra escrita por su hijo: "Es una historia muy bonita, escrita por mi hijo Jorge. Se llama La Habitación y trata de la vida de dos actrices maduras que se ven obligadas a tener que alquilar una habitación para tener una vida un poco mas desahogada. Ya tenemos hasta el productor, lo que ocurre es que todavía no se sabe cuándo todo esto se pueda retomar. Mi hijo es un gran escritor. Afortunadamente toda mi familia está muy bien, mi otro hijo que está casado y está con su familia, su mujer y las niñas, y todos bien, que es lo principal".
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