Ana Obregón (65 años) está rota de dolor. La actriz no levanta cabeza desde que el pasado 13 de mayo despidiera de manera injusta a su hijo, #lex, de tan solo 27 años, tras perder su batalla contra un cáncer que sufría hace dos. Desde aquel momento y hasta este mismo día 22 de septiembre, la también presentadora solo se ha manifestado a través de su cuenta de Instagram. Hace apenas unos minutos, Obregón ha publicado dos hermosas fotografías junto a su único vástago. Un par de imágenes muy significativas en las que aparecen juntos y felices en las playas de Palma de Mallorca, el lugar donde han pasado todos los veranos de la vida de #lex.
Junto a las instantáneas, Ana ha añadido una preciosa carta, llena de fuerza y superación, en recuerdo de su hijo. "Así despedíamos uno de los 27 veranos que me regalaste y que fueron los más felices de mi vida. Gracias, mi Áless, por tanto, amor", comienza la misiva.
Y continúa: "Me toca decir adiós al primer verano sin ti, el más triste de mi vida y aprender a respirar de nuevo, aprender a vivir con este dolor sabiendo que 'las huellas de las almas que caminaron juntas jamás se borraran'. También me toca dar la bienvenida y desearos un otoño lleno de salud y responsabilidad para acabar con esta pandemia, sin olvidarme jamás de mandar toda mi fuerza y la de Aless desde el cielo a todos los que estáis luchando contra el maldito cáncer. Si cierro los ojos escucho su voz diciendo: 'animo luchadores'. #AlessForever".
Hace apenas unos días, el pasado 13 de septiembre y con motivo del cuarto mes de la muerte del joven empresario, su madre, Ana Obregón, publicó otra preciosa carta dedicada al orgullo que sentía por él. El orgullo de una madre que vio a su único hijo graduarse en una de las universidades más prestigiosas del mundo, Duke, en Carolina del Norte. Así lo contó la propia Ana Obregón en otra de sus dolorosísimas publicaciones de Instagram:
"Hace seis años que hicimos esta foto. Te acabas de graduar de dos carreras en una de las Universidades más prestigiosas del mundo. Tu felicidad y mi orgullo de ese momento jamás lo olvidaré. Cuatro meses después convertida en un pozo infinito de tristeza sé que algún día nos volveremos abrazar y a sonreír". Y añade: "Volveremos a vivir. Aquí o allí. Siempre juntos. Porque el cordón umbilical que une a una madre y a un hijo no lo puede separar nada. Ni la muerte".
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