Concha Velasco está imparable. A sus 80 años atraviesa una época profesional gloriosa gracias a la función que representa en el teatro Reina Victoria, La habitación de María. Un monólogo que entona con gran maestría durante cerca de hora y media de función. Velasco está en plena forma y sigue llenando los teatros con todo lo que emprende. Sin embargo, la edad no perdona y pese a su agilidad mental envidiable, la que fuera chica ye ye interpreta esta obra sentada en una silla y sin movimientos por el escenario.
Tan solo se levanta al final para realizar un cierre de oro a la función y recibir el aplauso cerrado de su público. La agilidad física ya no es la misma. Hace unos días, en la presentación oficial de la función, los medios de comunicación que se hicieron eco del regreso de Concha a los escenarios destacaron que se ayudaba de un bastón para poder andar con más facilidad.
"Me he dado un porrazo antes de salir a escena", le restó importancia la protagonista cuando se le preguntó. Pero lo cierto es que en los últimos años Velasco ha tenido determinados problemas de salud, confesados por ella misma en algunas entrevistas. Eso sí, más allá del cayado, la actriz, positiva como es, no presta excesiva atención a los baches de salud que ha sufrido y que, sin embargo, no han conseguido tumbarla: Concha sigue en pie, pese a todo.
Incluso, tal es su relativización cuando vienen mal dadas que hace unas semanas restó importancia al haber pasado la Covid-19. "Fíjate, yo no me había enterado. Me hicieron unas pruebas por el estreno de La habitación de María y para el programa con Carlos Sobera (60). Me dijeron "usted tiene anticuerpos, ya lo ha pasado". ¡Fíjate qué contenta estoy!", aseguró, con su consabido sentido del humor. La Velasco planta cara a los achaques con esa garra que tanto luce en los escenarios. No es una mujer que se regodee en la desgracia ni en la pena.
Y eso que Concha Velasco, historial en mano, en los últimos años no ha tenido precisamente suerte en lo que a buena salud se refiere. Si se echa la vista atrás, sus problemas comenzaron en 2014, cuando a través de la revista ¡HOLA! confirmó que le habían diagnosticado un linfoma. Salía al paso para acallar las especulaciones: "Me han detectado un linfoma, pero voy a plantarle cara a la enfermedad con todas mis fuerzas". Esas fueron sus palabras, y lo cumplió. Fueron varias las operaciones quirúrgicas que se sucedieron. "Después de la quimio, me pondré un pañuelito en la cabeza y saldré, pero que me dejen también llorar un poquito", sostuvo. En ese tiempo también sufrió una apendicitis que la ingresó de urgencia, y más tarde Velasco tuvo que volver al hospital para operarse de una hernia. Tras esto, hizo lo propio con la vesícula. "Me dieron la extremaunción. Pero lo peor fue que un mes después, recién comida, tuvieron que volver a operarme y lo pasé muy mal. He tenido unos ganglios en el páncreas pero no eran malignos, no era cáncer linfático. Sí tenía dos malos en la vesícula, pero me los quitaron", fueron sus palabras de entonces, recogidas en Esdiario.
Esta situación la sumió en una depresión. Ella misma reconoció entonces que se caía con frecuencia y que le costaba subir escaleras. Retirada durante varios meses y sin saber si podría volver a trabajar, finalmente, las pruebas médicas que se le realizaron fueron muy positivas. A finales de septiembre de ese año, reapareció en el teatro, en Zaragoza, con la obra Olivia y Eugenio. Su retorno a los escenarios, además, coincidió con la publicación de sus memorias, bajo el título El éxito se paga. Volvía Concha Velasco con todas sus fuerzas. Prometió curarse, y lo hizo.
Años después, en 2018, Velasco cayó enferma con neumonía y tuvo que cancelar su obra El Funeral. "Tras sentirse indispuesta el pasado domingo, y tener por ello que cancelar la función en el Teatro Rosalía de A Coruña, Concha Velasco ingresó en el hospital QuirónSalud de la localidad gallega donde se le realizaron varias pruebas que determinaron que la actriz padece una neumonía", comenzaba el comunicado emitido por la productora Pentación Espectáculos. Aquellos no fueron buenos días para Concha, más allá de su dolencia. Los achaques emocionales también hicieron mella en el día a día de la intérprete. Meses atrás, Velasco despidió a Antonio Mercero, su gran valedor y amigo, que perdió la vida tras una larga enfermedad. Además, Concha vivió horas difíciles al confesar que su hijo Paco estuvo ingresado tras un grave episodio: "Casi lo perdemos. Mi hijo ha estado muy grave. Hace una semana casi se nos va al otro mundo. A él no le gusta que lo cuente pero ha estado malo y esta noche yo dormiré con él porque mañana Samuel empieza el cole". También esto pasó, y la de Valladolid se volvió a subir a las tablas.
Este 2020 le estaba reservado pasar, con nota, el coronavirus. "Soy de Valladolid y tengo un carácter recio, pero, claro, lo estoy pasando mal como todo el mundo", se confesó para Nius. En esa entrevista anunció un incidente acaecido el pasado 8 de marzo: "Me pilló en Barcelona, me rompí el brazo y me di un golpe en la cabeza, pero me lo he tenido que curar en casa sola, ¡porque mis hijos me protegen tanto que no dejan entrar aquí ni a Dios!". Ni con esas Concha se queja, antes al contrario: "Soy una afortunada de estar en una casa estupenda, y con dos hijos que me cuidan mucho".
La Covid, para Concha, se fue igual que vino: dejándola indemne. "No he tenido ningún síntoma. Mis hijos me han tenido encerrada durante estos dos meses y medio. Yo se lo agradezco, pero me ha provocado a mí tener un estado de ánimo un poco claustrofóbico. Yo he sido muy consciente de lo que tenía que hacer en todo momento, pero parece ser que había alguno que no y nos están haciendo mucho daño. Este paso atrás que hemos dado es quizás por la inconsciencia de muchos y, también, porque hay otros que se empeñan en... No quiero meterme en jardines, estoy muy contenta de estar aquí esta mañana", aseguró hace unos meses. Hoy, Concha Velasco sigue erguida, en plena forma, triunfando con La habitación de María, y con un bastón como única 'secuela' de todo lo vivido y sumado. Sí, es una afortunada Concha Velasco
La discreción de sus hijos
Manuel Martínez Velasco ha tenido el honor y la responsabilidad de volver a dirigir a su madre, en este caso en La habitación de María. Aunque está orgulloso de ser hijo de una celebridad como Concha Velasco, Manuel es un hombre discreto, reservado con su vida privada. Esta condición, sin embargo, no le ha impedido charlar con JALEOS de forma distendida y respetuosa sobre los aspectos más desconocidos de su trayectoria personal. "No me gusta salir, pero no tengo problema en que me hagan todas las fotos del mundo porque se van a aburrir, no van a encontrar nada", aseveraba en su entrevista con este medio.
Además de asegurar que ser hijo de Concha es "un honor y una responsabilidad", Manuel habló sin tapujos de uno de los asuntos mediáticos que le ha rodeado prácticamente desde su nacimiento: la identidad de su padre. "En su día dije que Paco Marsó era mi padre, pero que tengo otro padre. Biológico, natural, como tú quieras. Que es un señor maravilloso, con el que tengo trato desde hace muchas décadas, ha estado siempre en nuestra vida", deslizaba.
Por otra parte, Francisco Martínez Velasco, Paco para los suyos, es el hijo menor de Concha, fruto de su matrimonio con el productor teatral Paco Marsó. Al igual que su hermano, Paco lleva una vida discreta, alejado de los medios y de la fama de su madre. El segundo hijo de la actriz también es director y productor, cuenta con su propia productora, Chancleta Entertainment, con la que lleva más de 20 años trabajando; estudió en la Universidad Europea de Madrid, y se especializó en una academia de Nueva York, como se puede comprobar en su LinkedIn. Está casado y tiene un hijo, Samuel, el primer y único nieto de Concha Velasco.
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