Casi nadie duda ya que la relación entre Tamara Falcó (39 años) e Íñigo Onieva (31) va camino de convertirse en una de las grandes historias de amor del otoño. Sus fotos juntos besándose el pasado fin de semana en plena calle Serrano, de Madrid, demuestran que el amor ha llamado con fuerza a las puertas del corazón de la futura marquesa de Griñón.
La hija de Isabel Preysler (69), lejos de esconderse, ha confirmado ya el noviazgo y es habitual ver a la pareja disfrutando de cenas con amigos. Sin embargo, el almíbar de la relación corre el riesgo de convertirse en vinagre a tenor de lo ocurrido en los últimos días. Y es que Tamara y su novio podrían tener problemas por su comportamiento estos días. Tamara e Íñigo han incumplido el confinamiento por Covid al que están sometidos ciudadanos de la capital en función del lugar donde residen. La Comunidad de Madrid incluía desde el pasado lunes a la Urbanización La Moraleja entre las 30 áreas sanitarias confinadas en las que no era posible entrar ni salir, salvo un motivo de fuerza mayor. Pues bien Tamara y su novio se han saltado el confinamiento, no una vez, sino dos, en lo que va de semana. Lo explicamos.
Multas de hasta 600.000 euros
El pasado martes, solo un día antes de que se conociera la nueva relación de Tamara, la joven quedó a cenar con su novio en el restaurante Aspen de La Moraleja. Hasta ahí todo normal, el joven reside en la casa familiar de la misma urbanización que está confinada desde el lunes. Pero no es el caso de Tamara que vive en Puerta de Hierro, es decir, en Madrid capital, en casa de su madre, incumplió las restricciones, entrando en La Moraleja. Está absolutamente prohibido sin justificación y la joven se arriesga a ser sancionada por las autoridades incurriendo en una multa que va desde los 600 hasta los 600.000 euros, según la gravedad y reiteración del incumplimiento. Un capital sin duda, hasta para la hija de Isabel Preysler.
Pero la pareja no se saltó la ley a la torera sólo el martes por la noche. La noche del miércoles al jueves, Tamara e Íñigo volvieron a quedar, acompañados de unos amigos, para cenar en este caso en un restaurante en el centro de Madrid. En este caso fue Íñigo Onieva, su novio, el que no cumplió con su confinamiento, al haber salido de La Moraleja. El joven que reside allí, en un chalé, debería haber guardado confinamiento, con la excepción de acudir al centro de trabajo, presentarse a una cita médica, ir a un banco, acudir al juzgado o atender obligaciones familiares ayudando a una persona dependiente.
Puestos en contacto con la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, confirman a este medio que "está absolutamente prohibido tanto que los habitantes de La Moraleja abandonen la ZBS (zona básica de salud) para ir a cenar a un restaurante de Madrid capital, como que, personas que no habitan en ella, entren en la Urbanización para cenar en un restaurante por tratarse de la zona confinada".
El barrio más rico de España
Desde este pasado lunes La Moraleja es una de las nuevas seis zonas básicas de salud que estrenan restricciones en la región, donde hay un total de 30 áreas en las que no es posible entrar ni salir salvo por motivos justificados.
Los propios técnicos en Sanidad de la Comunidad de Madrid no se explican que La Moraleja tenga una de las tasas de contagios de coronavirus más altas de toda la Comunidad. Con una TÍA (tasa de incidencia acumulada) de 403 infectados por cada 100.000 habitantes, La Moraleja es uno de los municipios al norte de la Comunidad de Madrid, con mayor tasa de infectados por Covid.
Considerado el municipio más rico de toda España, el último informe de IRPF de la Agencia Tributaria de 2018, señala que la renta media declarada por los habitantes en La Moraleja fue de 116.104 euros anuales. Una circunstancia esta, que como al resto de ciudadanos, no les hace inmunes al virus.
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