Rocío Crusset (26 años) no ha podido despedirse de manera presencial de su abuela Blanca Crusset (91), que fallecía el pasado viernes 29 de enero. Hasta el tanatorio Mémora de Sevilla acudieron a dar el último adióas a la madre de Carlos Herrera (63) amigos y familiares, entre ellos, Mariló Montero (55). La presentadora, exmujer del periodista, acompañó a su hijo, Alberto Herrera (29).
La modelo es residente en Nueva York, motivo por el que no ha podido volar a España y estar presente en los actos fúnebres (la pandemia y sus restricciones han provocado que las distancias se hagan insalvables en estas circunstancias). Pero Rocío ha querido recordar a su abuela en redes sociales publicando en sus stories de Instagram primero una foto junto a ella sobre la que escribía: "Que madre hay de una, y no es la madre de Dios, que contando mi abuela ya tengo dos, y las dos me dan siempre el mismo consuelo. Que contando mi abuela, tengo una madre en la tierra, y la otra en el cielo".
Rocío tenía un vínculo muy especial y muy estrecho con Blanca. No obstante, tomó su apellido para irse abriendo camino en el mundo de la moda, desechando la idea de utilizar el primero de su padre o el de su madre. Tenían una enorme complicidad y, en un viaje a Sevilla hace dos años, aprovechó para presentarle a su actual pareja,Maggio Cipriani (30).
Además de esta sentida despedida, Rocío ha aprovechado para compartir una segunda historia con la que agradecer, ante sus casi 150.000 followers, la cantidad de palabras de ánimo que ha recibido desde que se produjera esta pérdida para la familia. "No sé cómo agradecer los cientos de mensajes que he recibido estos días. Mil millones de gracias, vuestro apoyo es de los mejores consuelos", son las escuetas palabras, más que suficientes, con las que muestra que se siente muy arropada.
La salud de Blanca
La madre de Herrera, que también ha recibido el cariño de los oyentes de su programa de radio, Herrera en Cope (aunque él aún no se ha pronunciado sobre el fallecimiento de Blanca), se cayó el pasado 2 de enero y se fracturó la cadera. A raíz de ese accidente y de la rotura, su salud fue mermándose hasta el desenlace ya conocido. Aunque cada uno vivía en su casa, el periodista se desplazó hasta casa de esta para estar a su lado durante las últimas horas de su vida.
"Yo soy lo que soy gracias a mi madre", declaró en 2016 Herrera, que siempre dio el sitio que le correspondía a doña Blanca, una mujer discreta y cariñosa, tal y como apuntan quienes la conocían. También destacaban de ella su valentía, que puso de manifiesto cuando enviudó a los 39 años de Carlos Herrera padre, un prestigioso dermatólogo de Málaga con quien fue madre del comunicador, su único hijo, en 1957.
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