Sara Carbonero (36 años) e Iker Casillas (39) llevan años sorteando la sombra de la crisis en su matrimonio. Cada cierto tiempo, se aviva el rumor, a veces con más o menos vigor informativo. Desde que en 2016 contrajeron matrimonio en una ceremonia íntima en Boadilla del Monte, el ruido de la presunta ruptura los ha perseguido de cerca. Llueve sobre mojado en estos días en los que su supuesta crisis ha sido no solo tratada en las revistas del corazón, sino también en los programas de corte rosa y entretenimiento como Sálvame. El condicional siempre acompaña al tratamiento de la noticia.
Se ha aseverado con contundencia que su separación se anunciaría en cuestión de días, que la pareja hacía tiempo que no posteaba en redes nada sobre ellos como matrimonio, que Iker estaba acondicionando su 'casa de soltero' en Pintor Rosales. La bola se ha hecho más grande en las últimas horas y muchos daban por hecho lo que, en realidad, no es real. JALEOS, a través de su entorno, descarta toda crisis y aclara, punto por punto, todo lo vertido. Además, este pasado miércoles también se desmentía la separación, y por partida doble. Fin a la especulación, que no por repetirla se convierte en verdad.
Por un lado, la revista ¡HOLA! lleva a Sara a su portada con motivo de su cumpleaños, "sus nuevos retos y su vida junto a Iker en Madrid". Viven juntos, ajenos a los rumores de separación, se incide. Por otro, Iker, por fin, le dedicaba unas palabras a su esposa en su Instagram con motivo de sus 37 años. Hecho que no se producía en tiempo y que alimentó la leyenda. "37 inviernos. Muchas felicidades. El baile sigue...hay que bailar hasta el final", le ha escrito el portero. Toda una declaración, de intenciones y de amor. Este periódico ha podido conocer que el matrimonio ha pasado unos meses "regular". Mucho ajetreo con la mudanza y demasiada especulación.
No es plato de buen gusto verse día sí y día también en los titulares, máxime cuando no es verdad lo que se dice. Cierto es que han estado agobiados de tan liados en sus respectivos trabajos como han estado y están. Esa es la única realidad. Ha sido mucha la presión y "claro que les ha afectado" a nivel familiar, de puertas para adentro. Lo peor que llevan, explica alguien muy cercano a Sara, es "dar explicaciones a las personas que se preocupan". Desde que llegaron de Oporto, ambos han tenido que "acondicionar" su nueva vida en la capital de España, tanto la intendencia del hogar como la vertiente profesional.
No ha sido un desembarco precisamente "fácil". Se desliza que Sara "lo pasa mal" al ver estos días a la prensa agolpada en las puertas de Radio Marca, donde colabora. Estar en silencio, se hace ver, no es una manera de dar la razón, sino de evitar "avivar la mentira". Ellos lo tienen claro. Hay que tener en cuenta, para entender la postura del matrimonio, que "desde que se casaron en 2016, al poco tiempo ya comenzó el primer runrún". No es nada nuevo, aunque sí igualmente desagradable. Reflexiona, en esa línea, una fuente que los trata y conoce: "Ellos no van a entrar en ningún momento en desmentidos o comunicados. Han pasado por cosas muy duras en sus vidas, esto es una tontería". Una banalidad, incluso. Para el entorno del matrimonio, todo está en orden, no hay ningún problema y van a seguir con su vida habitual. Se espera que todo este tsunami informativo pase pronto. Una de las personas con las que se contacta es clara y no deja lugar a réplica: "Si hubiera algo de verdad en lo que se dice, ya habría salido. Pero, de verdad que no es el caso".
Retoman su vida laboral
Por un lado, la periodista ha iniciado una nueva e ilusionante etapa laboral. Un proyecto que la devuelve a sus orígenes profesionales y que, aunque la mantiene dentro de los medios, la aparta del enorme cañón de visibilidad y exposición que, de manera natural, siempre implica la televisión. Sara ha vuelto a la radio tras una propuesta en firme y una elección personal; un deseo que ella misma manifestó al aterrizar en Madrid tras su lustro luso. "Fue llegar aquí y sentir que me apetecía volver a estar en contacto con los medios de comunicación", comentaba el pasado mes de diciembre, aclarando que las ondas radiofónicas a ella le parecen "un sitio mágico".
La comunicadora manchega tiene una sección dos días a la semana en Radio Marca. Un bloque de media hora de duración que se llama Que siga el baile, nombre pensado para seguir, de alguna manera, el legado de aquel famoso blog con guiño a Alejandro Sanz (52) y Cuando nadie me ve, la canción que tanto significó para ella en un momento de su vida. "Siempre hay que seguir bailando", apuntaba hace poco al desvelar los detalles de su flamante sección junto a Vicente Ortega (70). Tal y como publicó este periódico hace unos días, Carbonero convive con su expareja, el famoso periodista deportivo David Sánchez. 11 años atrás, en 2009, Sara daba sus primeros pasos como profesional de los medios de comunicación en la radio y lo hacía junto a David, de quien se enamoraba profundamente.
Por su parte, Iker ha sido nombrado adjunto a la dirección general de la Fundación Real Madrid. Además, en estos días de rumores se ha apuntado a que el mejor portero del mundo se encuentra decorando un espectacular piso que se ha comprado él solo en la exclusiva calle Pintor Rosales de Madrid, valorado en unos tres millones de euros. La casa familiar, en cambio, está en la urbanización La Finca. En agosto, Iker concedió unas declaraciones a Gustavo González (55) para la revista Semana en las que admitía lo siguiente: "No he estado con Sara todo lo que debería". Unas sentidas palabras con las que Iker simplemente hizo autocrítica y que no significaron la antesala de nada.
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