Como hija de dos celebridades televisivas (aunque por razones bien diferentes), Laura Matamoros (27 años) llevaba escrito desde su nacimiento que, tarde o temprano, iba a tener una vida ligada con la fama. Su descubrimiento en 2016 con motivo de su paso por Gran Hermano VIP terminó por confirmar esas sospechas.
Desde entonces, la hija de Kiko Matamoros (64) ha dado mucho de que hablar. Su labor como blogger e influencer ha quedado en algunos momentos en un segundo plano a causa de sus colaboraciones televisivas y de sus apariciones en algunos espacios como Mira quién viene a cenar esta noche gourmet.
Con todo ese caldo de cultivo, no es de extrañar que Laura sea una persona muy popular en redes sociales, especialmente en Instagram, donde cuenta con 930.000 seguidores, una comunidad con la que ha creado una complicidad grande, tanto como para compartir algunas noticias tristes, como la reciente pérdida de su perro Indo, un post que tuvo más de 3.000 comentarios.
Pero para su desgracia, Laura Matamoros ha sido uno de los nombres de la semana por otro motivo más. En esta ocasión las informaciones no están referidas a algún cambio en su relación sentimental, en su éxito como influencer o en alguna aparición televisiva. La hija de Kiko Matamoros ha copado titulares por un problema de salud.
Hay que destacar que no es la primera vez que Laura Matamoros aparece en esta sección. Tiempo atrás nos hacíamos eco de los problemas que le acarrea el asma, aunque sus últimas complicaciones en materia de salud no han tenido nada que con el aparato respiratorio.
Preocupaciones
Fue la propia protagonista quien daba a conocer esta información, meses atrás tras una visita al oftalmólogo. "Me daban vibraciones en el ojo y en los aviones tenía mucha presión. Además, tenía unos pinchazos muy profundos", explicó en Instagram para referirse al glaucoma ocular que sufre, una afección que pudo tener peores consecuencias: nada más verla el especialista, la derivó para realizarse un TAC de urgencia. Laura Matamoros llegó a temer que fuera un tumor, lo que le llevó a calificar aquel día como "el peor" de su vida.
Tras esos negativos augurios, del mal el menos. Los médicos diagnosticaron un "glaucoma de tensión baja" por el que tiene afectado el nervio óptico, lo que, en palabras de Laura Matamoros, hace que "apenas tenga visión de la mitad del ojo para abajo".
Una de las consecuencias que tiene este problema de salud es que tiene que seguir un tratamiento que, en algunas ocasiones, hace que, por ejemplo, se levante con el ojo "rojo y lloroso" como explicaba en una de sus stories más recientes.
Al parecer, el origen del glaucoma que padece Laura Matamoros tiene que ver con los factores hereditarios, ya que su padre también sufre dicho problema ocular. Eso sí, la propia Laura ya ha explicado en alguna ocasión que no se trata exactamente de la misma enfermedad. Hay que recordar que, en el caso de Kiko, ese glaucoma podría llegar a hacerle perder la visión para desembocar en una ceguera.
Aunque ha quedado patente que por el momento Laura Matamoros se está tratando con un colirio, hay que apuntar que a los pacientes con glaucoma también se les puede realizar un tratamiento con láser, quedando como un último recurso el tratamiento quirúrgico, que puede ser de varios tipos y entre los que destaca el de implantes trabeculares.
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