Este pasado martes 16 de marzo, al filo de las ocho y media de la tarde, los espectadores y colaboradores del espacio Sálvame enmudecían, desarbolados, ante lo que se definió como "historia de España", como el gran hito televisivo de la década: la emisión del tráiler de Rocío: contar la verdad para seguir viva, la serie documental en la que Rocío Carrasco (43 años) rompe su silencio por primera vez en 25 años. Sin duda, todo un acontecimiento sin precedentes para la prensa del corazón, la cual ha convivido durante décadas con el hermetismo de la hija de Rocío Jurado por bandera.
El silencio, su mayor aliado. Carrasco ha estado 25 años callada de cara a la exposición pública, sin dar una sola réplica, ni positiva ni negativa, ante ningún escándalo familiar. Ni siquiera cuando más fuerte arreciaba. Muchas han sido las horas de televisión dedicadas a ella; han contado que se ha quedado sola, únicamente acompañada por su marido, Fidel Albiac (48). Que ha renunciado voluntariamente a sus propios hijos, la han tildado de "mala madre". Y Rocío, en silencio. Únicamente defendiéndose en los juzgados, con demandas en cascada y un alto coste. Hasta ahora. Rocío alza la voz, da un paso al frente, "para seguir viva". Tal y como se ha explicado en el espacio vespertino de Mediaset, abordará todas las cuestiones sobre su vida, desde su papel de hija hasta el de hermana y, por supuesto, el de madre.
Lo pondrá todo negro sobre blanco. En el avance de la serie documental se la ve, algo agitada, caminar hacia los focos y enfrentarse a las acusaciones que se han vertido sobre su persona en los platós durante estos años: sus rebeldías de joven, sus accidentes, las advertencias que le ha hecho Antonio David Flores (45) sobre sus hijos, los motivos por los que se separó de sus vástagos y mucho más. También asiste al llanto desgarrador que protagonizó su hija Rocío Flores en Honduras. Carrasco se rompe en lágrimas y, una vez repuesta, se ve cómo asegura, mirando a cámara: "Cuando queráis". Y arranca el documental.
Rocío está dispuesta a poner los puntos sobre las íes, y hasta la emisión del primer capítulo de este domingo todo son incógnitas y suposiciones. ¿Hablará sin filtros sobre sus hijos? ¿Contará su versión de lo que pasó con su hija Rocío Flores aquel día de marras? ¿Desvelará esa poderosa razón por la que no habla ni ve ni trata a sus descendientes? De momento, JALEOS solo ha podido conocer algunos detalles de cómo se grabó esta serie documental, totalmente secreta y desconocida para la gran mayoría. La idea inicial fue crear una suerte de segunda parte de La herencia envenenada -tras el robusto éxito de Cantora- con la vida de Rocío Jurado, pero el fichaje de Rocío Carrasco lo cambió todo.
Según se desliza a este medio, Rocío hija llevaba años barajando la posibilidad de hablar alto y claro. Pensando el escenario idóneo. Su entorno, al unísono, se lo ha aconsejado, pero no ha sido hasta ahora cuando ella ha dado el paso, apoyada en todo momento por su marido Fidel. Se explica que se trata de un documental "muy cuidado" y en el que Carrasco "ha dado todo de sí". Y se aclara: "No va a hablar mal de sus hijos en ningún momento". Ella se ocupó y preocupó de todos los detalles, y lo ha realizado, este paso al frente, "más por deferencia a sus amigos -los directores de La fábrica de la tele- que por dinero". La amistad de Carrasco con ellos es larga en el tiempo y muy profunda. Quien bien entiende, hace ver: "Si solo hubiera sido por dinero, se habría ido a otro lado". Sea como fuere, existen varias entregas que ya están grabadas y cerradas y editadas, y en ellas Carrasco va viendo vídeos y respondiéndolos. Unas veces con mayor entereza que otras.
La pelea doméstica que todo lo cambió
El 20 de febrero de 2020 cambió la vida de Rocío Carrasco para siempre. Ese mismo día su hija se enrolaba en la aventura de Supervivientes saltando del helicóptero -convirtiéndose en la concursante revelación de la temporada-, y también durante la mañana de ese jueves regresaba el pasado más aciago y delicado para Rocío Carrasco y su hija: veía la luz públicamente la sentencia del Juzgado de Menores que todo lo cambió aquel 27 de julio de 2012.
Ese día que hirió de muerte a la familia apenas despuntado el sol y la separó inexorablemente en dos núcleos duros: el de Rocío Carrasco y el resto de los miembros, incluidos los hijos de Carrasco, Rocío y David, quienes -primera ella y, años más tarde, en verano de 2016, él- viven con su padre, Antonio David Flores. Esa pelea doméstica que acabó con los hijos abandonando el hogar materno para no regresar. Nada volvió a ser lo mismo: madre e hijos nunca más volvieron a hablar y tan solo David se encontró con su progenitora en un juicio y, según la versión de Antonio David, la madre ni saludó a su hijo. Nueve años de desafecto y dolor han pasado, pero contemos esta historia cronológicamente: desde el presente más inmediato hasta ese 2012.
Cabe recordar que más allá de aquella pelea en 2012 que distanció de por vida a una madre de sus dos hijos, han existido más capítulos dolorosos en esta familia de cuatro miembros. Rocío Carrasco y Antonio David Flores han protagonizado durante años guerras judiciales. En diciembre de 2016, Carrasco denunciaba a Antonio David por presuntos delitos de maltrato y lesiones psicológicas. Comenzaba un lacerante proceso. La titular del juzgado de Violencia sobre La Mujer dictaba auto en el que apuntaba que existían "indicios racionales de criminalidad" contra el ex Guardia Civil. La denuncia se trasladaba más tarde a Violencia de Género. Todo se complicaba más para los progenitores mientras los hijos, se recuerda, al lado del padre. Invariablemente. Bajo su cuidado y el de la mujer de Antonio David, Olga Moreno, a la que consideran como una madre.
El origen de su guerra sin cuartel, precisamente, se fecha en la separación. Ahí arrancan las hostilidades. La sentencia de separación otorgaba la custodia a la madre y se le fijaba a Flores una pensión alimenticia con la que nunca estuvo de acuerdo. En definitiva, una desagradable separación que no había hecho más que empezar. Vinieron años en los que Antonio David Flores desfiló por los platós de televisión y comenzó así su 'venganza'. Habló y desveló detalles inéditos de su (des) unión con la familia que desembocaron en una guerra paralela entre Antonio David y Rocío Jurado, quien defendió a pies juntillas a su hija. Los años pasaron, la brecha familiar se engrandeció cuando en 2006 murió Jurado y fue en 2012 cuando en la plácida y calurosa mañana de aquel 27 de julio, tal y como recoge la sentencia a la que tuvo acceso Vanitatis, todo estalló por los aires tras una fortísima pelea entre madre e hija en la que, siempre según esta sentencia, Rocío Flores le "propinó varios golpes" a su madre, llegando, incluso, a tirarla al suelo, para posteriormente seguir golpeándola, dándole varias patadas.
Ese día Rocío hija se fue de casa para no volver tras declarar contra su madre en la Guardia Civil. Ese día Rocío Flores abandonó la casa materna para jamás volver y se va a vivir con su padre -en el verano de 2016, a tan solo seis meses para cumplir la mayoría de edad, se les une el pequeño David-. Ese día de julio Rocío Carrasco vio cómo su hija se iba sin mirar atrás... y hasta tal día como hoy, donde todo sigue igual. ¿Hablará de este episodio Rocío Carrasco en el documental Rocío: contar la verdad para seguir viva?
[Más información: La tragedia entre Rocío Carrasco y su hija, una máquina de hacer dinero: quién es quién en la familia]
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