"Mi enano, David, es un ser feliz. Y Rocío no sé si va a sufrir, pero el caso es que me gustaría que lo vieran cuando fueran más mayores. Ellos son, han sido, víctimas de su padre. No me gustaría que sufrieran". Así hablaba Rocío Carrasco (43 años) sobre sus dos hijos, Rocío (24) y David Flores Carrasco (22), en los primeros minutos del capítulo cero del documental Rocío: contar la verdad para seguir viva.
Esas eran las primeras palabras públicas de la hija de la fallecida Rocío Jurado sobre sus dos vástagos desde que ambos, siendo aún adolescentes, decidieran mudarse de Madrid a Málaga para hacer vida junto a su padre, Antonio David Flores (45).
Según hacia donde se mire en un complicado divorcio, los expertos tienden a hablar de "víctimas" a un lado o al otro. Cuando la guerra se prolonga durante más de 20 años, el citado término, no hay duda, se aplica directamente a los hijos. En este caso a dos seres inocentes, víctimas del espectáculo nacional de sus padres.
Rocío Carrasco y Antonio David Flores comenzaron una agitada relación en el verano de 1994 cuyos ingredientes principales fueron la inmadurez, la rebeldía y la persecución de la prensa de la que ellos también participaron a golpe de reportaje bien remunerado. La boda de la única hija biológica de La más grande con un guardia civil malagueño destinado en Argentona era el último de los deseos de la artista para su pequeña. Pero Rocío Carrasco ganó el pulso a Rocío Jurado, impuso su ley y, además, caminó hacia el altar embarazada aquel 31 de marzo de 1996. Tenía 18 años.
Rocío Flores Carrasco nació siete meses después, el 13 de octubre. Dos años y dos meses más tarde, con el matrimonio ya en crisis, llegaría al mundo David, el benjamín de Carrasco y Flores. Un bebé con una discapacidad que sus progenitores, por salvaguardar su intimidad, siempre han intentado proteger.
"Cuando nació mi hijo tuve miedo. Pensaba que iba a morir. Mi hijo se sacrifica y consigue superarse. Tiene una cabeza privilegiada, es muy inteligente, tiene una memoria bárbara. Es muy bueno y cariñoso, te abraza y te besa constantemente", expresaba Antonio David en una entrevista en Lecturas en el año 2017, que le costó una demanda de parte de Rocío Carrasco por abordar aquel aspecto tan privado de su pequeño en común, entonces ya un adulto de 18 años.
En julio de 1999, Carrasco y Flores decidían poner fin a su matrimonio y, desde entonces y hasta hoy, sus hijos no han tenido ni un minuto de paz. Al durísimo litigio judicial por la separación se añadía la guerra por la custodia. En el año 2003, Antonio David marcaba un precedente no sólo en la prensa del corazón, sino en la sociedad, al conseguir una de las primeras custodias compartidas en España.
Desde 2003 hasta 2012, Rocío Flores convivía 15 días con su madre y 15 días con su padre. Pero, a medida que se iba forjando su personalidad adolescente y preadulta, la relación con la mujer que le dio la vida empezaba a complicarse. En palabras de madre e hija, Rocío Flores tuvo que madurar desde pequeña por obligación y asumir roles que por edad no le correspondían. "Y no por mi padre", aclaraba la joven. La situación en casa era ya insostenible hasta que un día todo saltó por los aires.
El 27 de julio de 2012, cuando la niña Rocío sólo tenía 15 años, madre e hija protagonizan una brutal pelea con agresiones físicas que acabó con su relación para siempre. Rocío Carrasco terminó tendida en el suelo de la entrada de su casa de la urbanización privada de Valdelagua tras una discusión con su hija que se inició por una inocente nectarina y que la dejó llena de "golpes y patadas", según dictaminó la jueza en una sentencia que publicó Vanitatis.
La joven pidió el amparo de su padre y, desde entonces, Flores Carrasco hace vida junto a su progenitor, la mujer de éste, Olga Moreno (45), y su hermana pequeña, Lola Flores (8), nacida del amor entre el ex guardia civil y su actual pareja. Camino similar recorrió el segundo hijo del exmatrimonio. El 23 de junio de 2016, David Flores Carrasco, aprovechando que pasaba con su padre parte de sus vacaciones de verano, decidió quedarse a vivir en Málaga y no regresar a la casa materna.
Tenía 17 años y, en aquel momento, Rocío Carrasco interpuso una demanda contra Antonio David por no retornar al menor de edad a su domicilio tras el período estival. Esta acción judicial finalmente no prosperó al cumplir David Flores, entre tanto, su mayoría de edad y decidir voluntariamente permanecer junto a su padre. Fue el 16 de noviembre de 2018 cuando se decidió archivar la demanda por este presunto delito de sustracción de menores. Cabe recordar que David, a pesar de ser ya un hombre que cumplirá 23 años en diciembre, es una persona dependiente con necesidades específicas por su discapacidad.
Ambos hermanos siempre han dejado clara su intención de convivir con Antonio David, según las palabras del propio colaborador. El sufrimiento de esos dos niños ha sido la mayor de las preocupaciones en la familia Mohedano Jurado. José Ortega Cano (67), viudo de la abuela de Rocío y David llegó a manifestar lo siguiente: "Deberían pensar más en esos dos hijos que tienen y que lo están pasando muy mal con este lío y dejarse de cosas de jueces y pensar en la familia, en los dos niños, en su madre. Si estuviera viva su madre [manifestó en referencia a Rocío Jurado] no pasaría nada de esto".
Rocío y David Flores cuentan con una formación académica básica. A ninguno de los dos se les conoce estudios universitarios, aunque en 2019, Rocío Flores se formó en Nutrición y Dietética justo en el momento en el que empezaron sus apariciones televisivas. En ese sentido, y pese a que muchas personas no apostaban por su presencia en un reality, la hija de Antonio David terminó aceptando participar en Supervivientes. Un fichaje que estaba casi cerrado y con precontrato firmado tal y como adelantó JALEOS en exclusiva. Desde su vuelta de Honduras, Flores se ha refugiado en la que considera su tierra, Málaga, junto a su pareja, Manuel Bedmar (25) con quien comparte un piso de alquiler con opción a compra.
Si bien David nunca se ha pronunciado respecto a la relación con su madre, sí que lo ha hecho en infinitas ocasiones la primogénita, Rocío Flores. "Me fui a vivir con el que menos dinero tenía y con el que más exigente era", espetaba, entre lágrimas, desde los Cayos Cochinos de Honduras. En esa misma edición, la nieta de Rocío Jurado lloró, al borde de la ansiedad, pidiendo una llamada privada de su madre tras conocer la delicadísima situación en España por la pandemia de coronavirus. Aquella llamada nunca llegó. "En estos últimos años la he llamado unas seis veces y solo me lo cogió una vez. No voy a decir lo que me dijo, pero fue un 'hasta luego, Mari Carmen'", confesó Rocío.
En estos momentos en los que Antonio David vuelve a estar condenado al ostracismo mediático tras su fulminante despido de Mediaset y todos sus programas, el ex guardia civil encontrará una vez más consuelo en sus niños. Sólo el tiempo dirá si el grito desesperado de Rocío Carrasco en el documental donde ha afirmado haber tenido a sus "hijos muertos en vida" provocará el acercamiento entre ellos o, por el contrario, los alejará para siempre.
[Más información: Olga Moreno, 20 años al lado del "monstruo" Antonio David Flores: como una madre con los hijos de Rocío]