La última vez que se vio públicamente a Isabel Pantoja (64 años) fue el pasado mes de septiembre. Desde entonces, han cambiado demasiadas cosas en su vida. La principal, la relación con su hijo Kiko Rivera (37), que está completamente rota y sin -aparentemente- posibilidad de arreglo después de las durísimas declaraciones públicas del DJ y de que, ante el silencio de su madre, haya iniciado medidas legales para que le dé la parte de la herencia de su padre que le corresponde.
Alejada también de su hija Isa (25), negociando con los abogados de Francisco (47) y Cayetano Rivera (44) la entrega de los enseres personales de Paquirri -que la tonadillera siempre negó que tuviera- y con acuciantes deudas económicas que podrían obligarla a vender Cantora además del resto de sus propiedades, la artista se enfrenta, además, a una pena de tres años de prisión por presunto delito de insolvencia punible.
Durísimos golpes que Isabel ha afrontado encerrada en Cantora y acompañada tan solo por su hermano Agustín (56) y por su madre, Ana Martín (89), que está muy delicada de salud. Sin embargo, a pesar de estar viviendo el momento más doloroso de su vida, toca volver al trabajo puesto que necesita generar algún tipo de ingreso. Tal y como se anunció hace unas semanas, Pantoja formará parte del nuevo talent show de Mediaset, Top Star, al lado de Danna Paola (25) y Risto Mejide (46).
Un nuevo proyecto laboral que ilusiona a Isabel, que le permitirá reencontrarse con su público y que ha conseguido, por fin, que salga de su 'jaula de oro': Cantora. En la mañana de este martes, 20 de abril, ha reaparecido públicamente en el aeropuerto de Jerez, ocho meses después de su última aparición, para poner rumbo a Madrid y comenzar la grabación de la que supondrá su vuelta al ruedo mediático casi dos años después.
Visiblemente más delgada, con sus inseparables gafas de sol negras para ocultar la tristeza de sus ojos y una mascarilla en el mismo color que le tapaba buena parte de la cara y con la que conseguía ocultar su expresión, Isabel lucía su característica coleta, una sudadera negra y un fular rojo al cuello para proteger su garganta. Acompañada por su peluquero, Antonio Abad, Isabel se mostraba tranquila y amable en su reaparición pública y, después de dar los "buenos días" a la prensa, confesó que está "con muchas ganas" de volver al trabajo.
La cantante ha confirmado con un inequívoco gesto con el pulgar hacia arriba que su madre, Ana Martín, está bien de salud. Pero Isabel ha preferido no desvelar cómo se encuentra ella en estos complicados momentos a nivel personal, económico y legal. Tampoco confesaba detalle alguno sobre cómo lo ha pasado con los últimos acontecimientos que han rodeado su vida.
Agradeciendo a la prensa su apoyo y saludando con la mano cariñosa, Pantoja se marchaba a la capital para retomar su vida profesional y olvidar, si es que es posible, la guerra que la enfrenta a su hijo Kiko.
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