Lucía Dominguín desvela cómo su exmarido secuestró a sus hijos: "Fue horroroso. Me quise quitar la vida"
La hija de Lucía Bosé ha rememorado el sufrimiento que padeció durante su divorcio de Alessandro Salvatore y cómo este le arrebató a Bimba y Rodolfo.
29 mayo, 2021 10:06Noticias relacionadas
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Este pasado viernes, Lucía Dominguín (63 años) se convirtió en la protagonista del programa de Telecinco, Viernes Deluxe. La hija de la desaparecida Lucía Bosé confesó, por primera vez en su vida, el calvario que vivió al lado de su exmarido Alessandro Salvatore, y cómo este intentó arrebatarle a sus dos hijos en común, Bimba Bosé y Rodolfo, más conocido en los medios de comunicación como Olfo. Estuvo, según sus propias palabras, año y medio sin poder verlos.
Tras romper la relación, se decreta custodia compartida y durante la estancia de los menores en casa de su padre este no los devuelve cuando ha de hacerlo. "Me llama mi suegra y me dice 'no te preocupes, no los vas a volver a ver, pero están bien'". Ahí comienza el calvario más duro de Lucía Dominguín. Viajó a México, lugar donde residía su exmarido, y a McAllen. Cuando se celebró un juicio, vio a sus hijos, quienes le negaron el saludo: "Ni me miraban ni me saludaban. Se fueron a los brazos de la pareja de mi ex".
Y sostiene: "Les comieron el coco, de que los había abandonado. 'Tu madre no te quiere, para qué vas a ir a verla'". Relata que todo comenzó cuando se va de casa a los 16 años "porque no soportaba a mi madre, como cualquier niño de esa edad". A los 17 se queda embarazada: "Me caso también con esa edad. Fue una cita a ciegas, me conquistó cantándome". Recuerda cómo era él antes de que todo cambiase: "Yo viví ocho años maravillosos, me quedé ocho años porque me cantó con la guitarra. Yo es que vivo en un mundo aparte. Era un encanto de persona, guapo, intenso...".
Cuenta Lucía que en México, donde se instalaron, había "faltas de respeto" por parte de él. Por no hablar de las infidelidades: "Me puso los cuernos, mucho. Y me dije 'lo siento mucho, me voy'. Me voy con mis dos hijos, Olfo acababa de cumplir dos años. Solo cogí un baúl. Lo abandoné todo". Pusieron rumbo a España. "Luego él quiere volver conmigo, me dice que me vuelva a Estados Unidos con él. Yo ya estaba desenamorada". Y añade: "Mis hijos nunca supieron nada, no pasan esa parte tan trágica. Mis hijos han tenido una infancia feliz, nunca me han visto pelearme. No está en mi ser".
Cuenta que, tras la ruptura, todo parecía normal: "Tuvimos el mutuo acuerdo. Teníamos una relación buena, los niños pasaban el verano allí con él, como en Disneyland. Luego vienen a pasar Año Nuevo conmigo y todo el año. Era yo la mala. En uno de esos veranos que se van con él, no llegan. No había teléfonos móviles entonces, llega la fecha y no me han llamado para nada. Dos días antes, me llama mi suegra, le pregunto que qué tal y me dice que no me preocupara porque no los iba a volver a ver".
Dominguín explica cómo recibe ese mazazo: "Se me corta la voz, fue muy fuerte. Le pido que lo repitiera. No me lo podía creer, se me cayeron los pilares de mi vida. Estuve a un centímetro de quitarme la vida. Lo que pasa es que me di cuenta de que tenía que luchar por mis hijos, que si hacía eso él iba a ganar la batalla. Hay cosas de mi vida que he borrado literalmente. Se lo conté a mi padre. Mi padre mueve el cielo y pone unos investigadores privados. Yo no tenía herramientas, era lo más pavo del mundo".
Se armó de valor para iniciar la guerra y conseguir a sus hijos, como finalmente así fue: "Pasaron ocho meses, me hice una catarsis, una limpieza. No podía ir a por mis hijos con esa rabia. Me pasé un año tocando el saxo, haciendo un ejercicio de limpieza, de cuerpo y alma". "Llamaba por teléfono, pero no me los pasaban. No sabía ni con quién hablaba, eran conferencias desde un pueblo al que teníamos que ir porque no teníamos teléfono cerca. Era horroroso y angustioso. Él estaba con una mujer y yo pensaba que cómo ella podía saberlo y no hacer nada con dos hijos que no eran de ella. Se casó con ella y conmigo, era bígamo porque allí se podía. ¡Qué estaba pensando esa mujer! El único daño que me podían hacer era con mis hijos", ha añadido.
Lucía Dominguín asegura que nunca llegó a entender cómo la segunda mujer de su marido podía darle la razón y vivir con sus hijos. Después de conseguir reencontrarse con sus hijos, la madre de Palito Dominguín reconoce que estos "no querían saber nada de mí". "Les lavaron el cerebro. Yo me doy cuenta de que les había hablado mal de mí. Fueron manipulados por su padre. Quise hacerle un regalo a mi hijo y me lancé encima del coche de mi exmarido, que me arrastró", ha relatado. Sobre la batalla judicial en la que se vio en vuelta para conseguir la custodia de sus hijos, Lucía Dominguín insiste en que "la justicia me trataba como si estuviera loca".
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