Tras semanas de rumores, el pasado 12 de marzo Sara Carbonero (37 años) e Iker Casillas (40) decidieron emitir un comunicado conjunto en sus redes sociales para anunciar su separación tras 11 años de relación. Después de este gesto, comenzaron a organizar todo lo relativo a su patrimonio en común para no tener problemas con el acuerdo de divorcio; pero ya un año antes pusieron a la venta su casa familiar de La Finca.
Estas cuatro paredes que han sido testigos directos de la historia de amor de la periodista y el futbolista durante más de una década ya tienen nuevos propietarios. Según desveló Viva la vida este domingo la expareja ha conseguido vender su gran mansión a una familia de empresarios.
Iker y Sara compraron este espectacular chalet en el año 2014 al arquitecto Alberto Martín y su exmujer, la actriz Lydia Bosch (57). La mediática pareja reformó la vivienda a su gusto una vez instalados en el lugar y antes de volar a Oporto. La propiedad cuenta con 1.000 metros cuadrados, seis dormitorios, siete baños, gran cocina con isla, dos comedores amplios, dos salones, un gran vestidor, zona de spa con piscina climatizada, baño turco y sauna, gimnasio, chill out con barra de bar, futbolín y barbacoa y una gran piscina exterior con cascada incluida.
En el primer semestre de 2020, el exportero y la presentadora pusieron a la venta su casa por 4.900.000 euros, una cifra mucho más alta de los 2,5 millones que desembolsaron ellos en su día para adquirir la vivienda. Sin embargo, según indican en el programa de Telecinco que ha desvelado la compra, el exmatrimonio sí habría logrado deshacerse del chalet por la cantidad que pedían -pese a estar por encima de lo que marca el mercado en la zona exclusiva de Pozuelo de Alarcón-.
De esta forma, la expareja ha conseguido zanjar una parte muy importante de la repartición de su patrimonio en común. Sin embargo, ambos están siendo muy generosos a la hora de cerrar su historia de amor y continuar con sus vidas, y siempre procurando el mejor bienestar posible a sus dos hijos, Martín (7) y Lucas (4).
Sus nuevas vidas
A principios del mes de abril Iker y Sara firmaron el divorcio de mutuo acuerdo, por el que ella se quedará con la custodia de los dos hijos e Iker tendrá que hacer frente a todos los gastos derivados de la educación de los mismos. Unos términos para los que ninguno de los dos ha puesto el menor impedimento.
Con las circunstancias más claras y tras hacer pública su separación, Sara se mudó a la misma zona donde vivió los primeros meses de su relación con Iker hace ya 10 años cuando la joven vivía en Boadilla del Monte.
En cambio, el exfutbolista se ha comprado otra vivienda en la misma urbanización de La Finca, pero en la zona más nueva y lujosa. De hecho, tras la separación, se filtró que Casillas se había instalado en un exclusivo ático de más de 300 metros cuadrados, con cuatro dormitorios y cuatro baños, y con piscina y jacuzzi privados situados en una amplia terraza, que podría costar alrededor de 1.700.000 euros y que desde principios de abril ya figura a su nombre. El mostoleño ha decidido instalarse muy cerca de Sara para recoger muy temprano a sus hijos cada mañana para llevarlos al colegio.
Por su parte, el portero también posee otro piso, de nuevo de 300 metros cuadrados, situado en la calle Pintor Rosales, muy cercano a la zona de Moncloa, del centro de Madrid. Una casa que actualmente se encuentra en obras y que adquirió en 2020 cuando aún se desconocían los problemas de la ya expareja.
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