El 21 de septiembre de 2008 la casa de Gran Hermano abría de nuevo sus puertas para acoger su décima edición. De entre los concursantes, Ana Toro (49 años), una joven que ya prometía polémica y vídeos desde antes de pisar Guadalix. Natural de Granada, con 36 años por entonces y de profesión publicista, Toro -que fue la cuarta expulsada de la edición y, lo que es peor, se la mandó a casa de forma disciplinaria- ingresaba en el reality show con escándalo fuera. Una foto que circuló tiempo antes por internet fue el origen de una polvareda mediática que capeó a su salida.
Con motivo del día de la Hispanidad, como ya hizo en GH, Ana se puso un vestido diseñado por ella misma con la bandera española. Algo, a priori, lógico y sin mayor importancia. Sin embargo, el público la criticó fuertemente. Tanto, que la andaluza se vio obligada a explicarse: "Me la he puesto siempre (la bandera) que he ido a un país y ha coincidido con el 12 de octubre hasta a bajo cero, porque soy muy patriota". Fue entonces cuando los espectadores comenzaron a especular que su entrada en televisión no fue casual y que esa imagen estaba detrás de la decisión de los mandamases de ficharla.
Eso sí, aquella imagen envuelta en la bandera pronto se convertiría en la punta del iceberg: la fuerte personalidad de Toro dejó huella e hizo olvidar ese 'escándalo'. De aquel concurso ha pasado mucho tiempo y Ana Toro en la actualidad no desea saber nada de la televisión y se encuentra totalmente aparcada de los focos por decisión propia. Pero antes de ahondar en su presente -hoy mucho más estable que entonces-, hablemos de los problemas que le contrajo su fuerte temperamento. Ana Toro, en Guadalix, tan pronto lloraba como reía. "La gente se caga conmigo porque tengo una furia impresionante , pero no quiero sacarlo porque es malo", aseveraba en su vídeo de presentación.
Este marcado y convulso carácter propició en su momento que el espacio XQ no te callas se desplazara hasta Granada para hablar con su padre, médico jubilado. "Estoy avergonzado totalmente de mi hija", aseguró, al parecer, el padre de Ana Toro quien añadió que llevó a su hija al psiquiatra cuando era pequeña, pero que no se le diagnosticó nada grave. Fue en El Programa de Ana Rosa donde, posteriormente, el padre de Ana aseguró que sus palabras se habían tergiversado y que en ningún momento había querido hacer daño a su hija.
Eso sí, aclaró que sí que Ana visitó a un doctor: "Como era muy nerviosa la llevé a que la viera un psiquiatra amigo mío, pero me dijo que era normal". El progenitor de la concursante dejó claro, no obstante, que nunca pensó que su hija estuviera loca. Pese a que fichaje se las prometía potente y duradero, fue expulsada disciplinariamente de la casa de Guadalix en dos ocasiones. La última, por incumplir el pacto de no hablar con sus compañeros de lo que acontecía en el exterior. La concursante reconocía que "soy una metepatas" pero que se trataba de una situación muy difícil en la que sus compañeros no dejaban de preguntarle acerca del exterior.
Finalmente, Mercedes Milá le comunicaba la decisión del programa: abandonar la casa una vez más. Lo que le deparaba el exterior de la casa más famosa de la televisión era mucho peor. Ana Toro encontró el amor en los brazos de un hombre noruego con el que tuvo a su primera hija. Todo parecía marchar según lo deseado hasta que esta pareja tuvo que viajar a su país para trabajar en una plataforma petrolífera, y la dejó sola, con una niña que alimentar y, con el tiempo, arruinada. Ahí no se detenían sus desgracias. Tal y como ella narró, una vez que dio a luz, tuvo que ser operada de un tumor en el cuello que, según los médicos, apuntaba a ser maligno.
Ella y su hija tuvieron que vivir en una casa de acogida. Fue en 2012 cuando se desahogó en la extinta revista Interviú. "Gran Hermano me ha arruinado la vida. Yo era publicista y creativa, de familia bien, con dinero, con piso en una de las mejores calles de Madrid. Ahora no me hablo con mi familia, me han tachado de loca y me han querido convertir en una friki. Me he venido a vivir a Torrevieja (Alicante) y aquí estoy muerta de asco. Profesionalmente, el programa te arruina la vida y ya no te contrata nadie", aseguró en esas páginas.
Contrariamente a lo que pudieran indicar sus palabras, Toro volvió a enrolarse en las listas, en esta ocasión de Gran Hermano: El Reecuentro, donde participó con Chiqui. En 2013, fue la propia Mercedes Milá, a través de su blog Lo que me sale del bolo, quien desveló que Ana había tocado fondo definitivamente: "Ana Toro está viviendo una situación difícil. El lunes entrará con su hija a vivir en una casa de acogida. Ese rayo de esperanza iluminará su vida que en los últimos meses, desde que nació su hija ha sido un camino lleno de dificultades y carencias".
En los últimos tiempos, Ana Toro ha desaparecido de la televisión y, según ha podido conocer JALEOS, "no tiene ningún tipo de intención" de volver. "Lo pasó muy mal y ahora son muy pocas personas de aquella época y de la tele las que sabemos de su vida". También todas sus redes sociales. Eso sí, su vida "está más estable, pero no sé decirte dónde vive ahora mismo".
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