El libro La vida rota recoge la biografía de quien se convirtió en 1974 en la ganadora española del certamen de belleza Miss Universo, Amparo Muñoz, y detalla la historia de una mujer cuya carrera profesional estuvo marcada por altibajos, con momentos de fama mundial y otros "episodios más oscuros".
Su autor, el periodista y novelista Miguel Fernández, recuerda la época que le tocó vivir a esta actriz malagueña, que califica de "opresiva para las mujeres". La carrera de Muñoz comenzó en su Málaga natal, donde se presentó por primera vez a un concurso de belleza, el Miss Costa del Sol en julio de 1973, y a partir de ahí ella, que consideraba aquello "como un juego", según el autor, pasó de vivir en su casa malagueña a la Quinta Avenida de Nueva York en un año.
Fernández se detiene en la etapa posterior a ganar el título de Miss Universo para detallar lo que fue para la actriz la fiebre del destape que "parecía un desafío a la dictadura y, en realidad, era una trampa porque era un paso más en el abuso y mercantilización de la mujer".
Uno de los motivos que convierten a Amparo Muñoz en una figura del feminismo es que, tras comprobar el trato "sexualizado" que recibían las actrices y modelos en la industria, devolvió el título de Miss Universo y se desvinculó de la organización.
Posteriormente, continuó su carrera cinematográfica, más de 65 películas en las que llegó a trabajar con directores importantes como Carlos Saura (89) o Fernando Méndez-Leite (37), y se convirtió en un icono de la Transición y de los años 80. En esa década vivió un periodo en el que tuvo problemas con las drogas, "como tanta gente en aquella época", pero aun así "hubo una doble vara de medir" porque, como indica Fernández, "hay creadores que a pesar de consumir se les reconoce por su obra, pero una actriz que se drogaba era una drogadicta".
Poco después de que se conocieran sus problemas con las drogas, que dañaron su imagen como artista, se publicó, añade el autor, una noticia falsa en 1990 que afirmaba que la actriz padecía Sida, lo que "quebró su carrera" ante las dudas sobre cómo se transmitía esa enfermedad, por lo que dejó de recibir ofertas de trabajo durante años.
No fue hasta 1996 cuando volvió al mundo del cine con la película Familia, de Fernando León de Aranoa (53) poco después le detectaron un tumor cerebral y volvió a Málaga, donde Miguel Fernández la conoció y comenzaron a escribir sus memorias en el año 2000. Muñoz falleció en febrero de 2011 a los 56 años, debido al cáncer que sufría. Fernández la recuerda con una actitud valiente y animada, como "una persona cálida y afectuosa" y "un icono que fue maltratado por la época que le tocó vivir".
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