El 1 de julio era una fecha marcada en el calendario de la familia Pantoja. Era el día que se dejaría ver hasta qué punto estaba rota la relación entre Isabel Pantoja (64 años) y su hijo Kiko Rivera (37). Esta primera jornada del séptimo mes del año se ha celebrado la primera vista del juicio que enfrenta a Agustín Pantoja y al primogénito de la cantante. Isabel estaba citada como testigo y tenía el difícil papel de posicionarse de uno u otro lado.
Esta lucha judicial viene del pasado. Y es que el dj firmó unos poderes a su tío Agustín, al que consideraba como un padre, mientras su madre estaba en la cárcel cumpliendo condena por el caso Malaya. Estos documentos autorizaban a Agustín a gestionar el patrimonio del músico, algo que ha llevado a cabo, a juicio del esposo de Irene Rosales (30), de manera que le ha perjudicado. Por eso, denunció a su tío por estafa, apropiación indebida y administración desleal.
Al borde de las 10 de la mañana Isabel llegaba a los Juzgados de Chiclana de la Frontera donde ha testificado a favor de su hermano. Lo hacía cogida del brazo de Agustín, demostrando su unión en estos complicados momentos para ambos. Con el rostro serio y en completo silencio, la tonadillera y su hermano, han evitado a los numerosos medios de comunicación congregados a las puertas del juzgado en el que se celebra la batalla legal que enfrenta al manager y a Kiko.
Isabel llegaba peinada con su característica coleta y protegida por sus habituales gafas de sol negras que, sumadas a la reglamentaria mascarilla, del mismo color, impedían ver con claridad su expresión. A pesar de ello se podía intuir su gesto compungido. Agustín también ha parapetado su mirada tras gafas oscuras y escudando a su hermana, ha llevado la delantera en el camino hacia la sala.
La artista no ha querido reaccionar verbalmente a las preguntas sobre si tiene miedo de que su hermano pueda entrar en prisión, pero ha dedicado una fulminante mirada al reportero que se ha atrevido a preguntar por la posible condena de Agustín. Una cuestión nada alejada de la realidad, ya que si se ratificaran los delitos que denuncia el hijo de Paquirri, su tío se enfrentaría a una condena de entre uno y cuatro años de cárcel.
Esta ha sido una mañana difícil para Isabel Pantoja, que volvía a ser el centro de atención por motivos judiciales. Fruto de la tensión ha sufrido un ataque de ansiedad y "no paraba de llorar", según han contado una funcionaria del juzgado en Ya es mediodía. Tras recuperarse, la tonadillera y Agustín han abandonado las instalaciones por la puerta de atrás con el objetivo de no ser vistos por la prensa.
La reacción de Kiko no se ha hecho esperar. A pesar de que se ha mantenido impasible ante los medios que le han interpelado sobre qué piensa que ha podido declarar su madre ha permanecido completamente en silencio. Sin embargo, el dj ha hablado a través de redes sociales, donde ha compartido una reflexión sobre la familia. "La familia no siempre es de sangre. La familia son las personas en tu vida que te quieren en la suya. Son aquellos que te aceptan por quien eres. Aquellos que harían cualquier cosa por verte sonreír y aquellos que te aman sin importar nada", ha escrito.
En el momento en que Kiko Rivera descubrió que su madre no había sido sincera con él, rompió todo contacto con ella -algo que dura ya casi un año-. Desde entonces, tomó la determinación de ir hasta el fondo del asunto. Todos estos meses, ha recabado información sobre cómo se gestionaron sus bienes en el pasado y queda claro que lo que descubrió no le gustó. Este jueves ha tenido lugar solo el primer episodio una guerra que se prevé larga y encarnizada.
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