Paloma Cuevas (48 años) cuenta con un intenso y emocionante verano por delante. La ya exmujer de Enrique Ponce (49) está serena, atravesando una plácida etapa, y ha vuelto a sonreír. Cuentan quienes la conocen que la firma del divorcio con el diestro de Chiva era lo que necesitaba para su ánimo; desligarse de una etapa para abrazar otra. Está disfrutando al máximo de los placeres más cotidianos, como pasar tiempo de calidad con la familia. Mimar y querer mucho a los suyos. Hace unos días, estuvo de viaje en París junto a sus hijas, Paloma y Bianca.
Una tierna estampa familiar. Allí, en la bautizada 'ciudad del amor', Paloma paseó y comió con sus pequeñas, e incluso le dio tiempo a reunirse con empresarios y visitar showrooms, como informó ¡HOLA!. No hay que olvidar que Cuevas ha retomado, con gran entusiasmo e ilusión, su vertiente profesional tras un tiempo al cuidado de su padre, aquejado de salud. Se lanzará al diseño de su primera colección de fiesta para Rosa Clará. Explica a JALEOS una fuente de total solvencia que su visita a la capital de Francia estuvo a caballo entre el placer y el deber. También se reencontró con grandes amigos que hacía tiempo que no veía.
Y a su vuelta a España le toca hacer nuevas maletas para desplazarse unos días a Marbella. Se desliza a este medio que Enrique Ponce también pasará unos días con sus hijas, en el periodo que haya acordado con Cuevas. Mientras, esta aprovechará para descansar en la Costa del Sol junto a sus padres, Victoriano y Paloma, tal y como avanzó la citada publicación. "Victoriano está ya mejor de salud y el hecho de que viaje a Marbella es muy buena señal", se hace ver a este medio. Además, la presencia de los progenitores de la empresaria tiene otra importante razón de ser. Uno de los eventos marbellíes que más ganas tiene Cuevas de que se celebre es la célebre gala Starlite, el próximo 8 de agosto. Allí, Paloma recibirá un premio por su labor humanitaria y filantrópica, con sus padres como testigos de excepción.
"Ese premio ya no es que sea importante por esa labor en sí. Simboliza muchas cosas para Paloma tras un año negro. Es como su resurgir y ella le agradecerá el premio a sus padres. Tendrá una especial mención para ellos. Han sido su apoyo en este tiempo difícil, e incluso les ha tocado lidiar con una presión que no les pertenecía", asegura alguien que bien lo sabe. Sus hijas se espera que también estén presentes ese día tan clave.
La empresaria, además, asistirá a algún acto público más antes de regresar a Madrid, a finales de agosto. En la Costa del Sol está también perfilando los últimos detalles del próximo evento familiar: la Primera Comunión de su hija Bianca. Se celebrará, por fin, y según la información que maneja este medio, "el primer fin de semana de septiembre". Y será, pese a todo lo dicho y publicado, en la finca La Cetrina. Sede de tantos y tan importantes eventos familiares, como la también comunión de la primogénita de los Ponce-Cuevas, Paloma.
Tras la rúbrica del divorcio, la finca se la ha quedado Ponce, su propietario, pero se descarta de pleno que esto vaya a ser un impedimento para que Paloma disponga y ordene en tan capital día para la pequeña Bianca. Ahí se no detienen los eventos para el nuevo curso. En octubre, los padres de Paloma celebrarán sus Bodas de Oro. Victoriano y Paloma brindarán junto a sus hijos y nietos por sus 50 años de matrimonio. Un evento, qué duda cabe, muy emocionante para la familia Cuevas. Para terminar el año, en diciembre, el broche de oro. Será entonces cuando lance Paloma su colección de fiesta, como sostiene su revista de cabecera. Se lucirán sus diseños en 4.000 puntos de venta, repartidos en 86 países.
Paloma e hijas, a Estados Unidos
"Ha pasado un año difícil. Complicado. No solo por el tema Enrique, sino también volcada en su padre, que ha estado achacoso", se informó desde su entorno tras la firma del divorcio. Todo está volviendo a su orden. También existen dos intenciones más que Paloma Cuevas quiere realizar en su vida a medio plazo. Por un lado, se hace ver la necesidad de un cambio de residencia. El deseo de mudarse de casa, de Pintor Rosales a la urbanización La Finca -creada la casa sobre un terreno que les regaló Victoriano al ya exmatrimonio-, es antiguo, pero ya está el "camino despejado".
En La Finca, Paloma tendrá más espacio para el cuidado de sus padres. Se trata de una casa con unas condiciones más óptimas para personas mayores y con más comodidades y prestaciones. Ese es el principal motivo, junto a la mayor privacidad de la que dispone la selecta urbanización. Otro de los planes, por no llamarlo sueño, que tiene la empresaria es vivir un tiempo lejos de España. Mejor dicho: acompañar a sus hijas "a Estados Unidos" un curso académico para que "vean mundo y perfeccionen el inglés".
Tal y como se cuenta, Paloma ya tiene una casa "mirada", una vivienda de alquiler. Según esta información, todo apunta a que será en el nuevo curso cuando madre e hijas inicien una nueva aventura. De nuevo, la fecha exacta de partida dependerá de la salud de sus padres, en concreto de Victoriano, que acaba de cumplir 90 años.
[Más información: La nueva vida de Paloma Cuevas tras el divorcio: mudanza y un curso en el extranjero con sus hijas]
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