Esta calurosísima semana de agosto, la actualidad del corazón se ha escrito con un nombre propio: Antonio Canales (59 años). El bailaor de flamenco, primer confirmado oficial y primer expulsado de Supervivientes 2021, era despedido en directo en el programa Sálvame de la manera en la que ellos suelen hacerlo.
Como parte del programa, como contenido de entretenimiento, durante toda la tarde, la presentadora, Carlota Corredera (47), anunciaba que a uno de sus colaboradores se le rescindiría el contrato con la productora y que el 31 de agosto no volvería a pisar el plató de Telecinco.
Anunciado el nombre de Canales, el artista de Triana estalló, sin gritos ni estridencias, pero poniendo negro sobre blanco, en su opinión, la realidad del formato vespertino de Mediaset: que este verano se está haciendo la peor audiencia de los últimos 12 años y que los contenidos son "aburridos".
Pero ¿cómo ha acabado Antonio Canales enrolándose en un reality show o participando como colaborador en el programa más ácido de la tele? Antonio Gómez de los Reyes, conocido artísticamente como Antonio Canales, nació en el seno de una familia muy humilde del barrio de El Tardón de Triana. Entre sus célebres vecinos, Isabel Pantoja (65) y Jorge (60) y César Cadaval (56), de Los Morancos.
"¿Por qué da esos golpes mamá?", preguntaba el pequeño Antonio a sus hermanos. Cualquier excusa era buena, excepto la verdad. Su madre, Pastora de los Reyes, daba golpes en el patio de su casa para espantar a las ratas que habían entrado en casa.
El talento de Canales lo llevó a arriesgar y siendo aún un adolescente se fue en autobús desde Sevilla a Madrid, donde antes de ingresar en el Ballet Nacional de Danza estuvo un tiempo durmiendo en calle, a la intemperie, mientras engañaba a su familia alegando que dormía en casa de un amigo, para que no se preocupasen por él.
En el Ballet Nacional, Canales logró ser solista. Su fulgurante carrera acababa de empezar. Y mientras acariciaba el éxito con la yema de los dedos en París, Milán, Nueva York, Tokio y en todos los grandes teatros del mundo con su compañía y su duende, su vida personal no paraba de escribir capítulos oscuros.
Todo comenzó cuando se separó de su mujer, Malena, a la que dejó por una tercera persona: un hombre. Un señor que, a su vez, terminó por dejarle para casarse con una mujer. A esa circunstancia se le unió la pérdida de una persona muy importante para él que provocó, como el mismo relató, que llegara "a tocar el infierno" tras perder por completo "la autoestima".
"Caigo en picado y derrocho una gran fortuna. Tenía 41 años y llegué a tocar el infierno, pero no me quedé en él", pronunció en Deluxe, reconociendo que se vio tan solo que, durante dos años, dejó de bailar. "Había perdido mi vida y mi estabilidad. Caí en el juego y en las drogas", explicaba Canales, que ahondaba en esos problemas que le hicieron plantearse la idea del suicidio: "Hubo momentos en los que pensé tirarme por algún lugar porque no podría estar así".
Antonio Canales vivió días y noches de exceso. Mandaba a su chófer a comprarle calzoncillos de la firma Calvin Klein, terminaba de actuar en el teatro, se duchaba, los estrenaba y los tiraba. Y así todos los días durante meses. Cabe recordar que cada pieza de ropa interior masculina de Calvin Klein tiene un precio de entre 30 y 35 euros.
Sin embargo, en un momento de lucidez, Antonio Canales pidió ayuda a su familia, quienes consiguieron que no terminara de hundirse. Que no lo perdiera absolutamente todo y acabara en la ruina. "No perdí todas mis propiedades porque mi padre se encargó de ir cogiendo cosas o de ir comprando las cosas que yo fui vendiendo", recordaba el artista. Un gesto que su progenitor hacía en la sombra, mientras él tomaba la determinación de ingresar durante un tiempo en un centro especializado para recuperarse. "Me daba vergüenza reconocerlo", se sinceraba.
En septiembre de 2010, el flamenco protagonizaría uno de los episodios más controvertidos de su vida personal llevado hasta el ámbito público. Su entonces pareja, el joven llamado Juanjo, con quien mantuvo una relación de ocho meses -aunque en ese tiempo sólo tuvieron tres relaciones sexuales- le tendió una trampa. Juntos se escaparon a una playa nudista en Sitges y mientras Canales le practicaba una felación, Juanjo tenía a un cámara grabándolo todo. Por ese vídeo cobró 14.000 euros.
El mazazo para él y para su familia fue tal, que Antonio decidió acabar con todo empezando por su vida, precipitándose por un piso número catorce. Una decisión que afortunadamente al final no tomó. "Se me vino todo, lo comprendí todo, me di cuenta, abrí el balcón y pensé que me estaba recuperando... y me pasa esto. Pensé 'no remonto', cómo doy la cara, la cara tan denigrante, me sentí engañado de un golpe, como si me arrancaran el corazón, pensé por un momento 'me tiro'".
Ahora, Canales ha vivido un nuevo revés, aunque en este caso profesional. A sus éxitos en el teatro -tuvo sold out este jueves en su último espectáculo en La Fiesta de la Bulería en Jerez- ahora le toca volver a reinventarse. La productora Unicorn -El programa de Ana Rosa, Ya es mediodía... - ha llamado a su puerta para un nuevo proyecto con Mediaset. ¿Habrá ocasión para responder a todo lo que se está diciendo de él?
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