La vida de la afamada soprano Ainhoa Arteta (56 años) dio un giro de 180 grados cuando hace unas semanas se anunciaba su separación matrimonial de su cuarto marido, Matías Urrea. En ese momento, a la delicada situación sentimental y de maltrecha salud que venía arrastrando la artista, se unía un escenario poco cultivado por ella, cuando no incómodo directamente: el gran interés mediático por su vida privada.
De pronto, comenzaron a entrelazarse públicamente, con luces y taquígrafos, pormenores de su ruptura sentimental con Urrea y nuevas informaciones sobre su bache de salud. Sea como fuere, Arteta ha visto en las últimas semanas cómo su nombre se ha expuesto en medios de comunicación y programas de televisión.
Una situación límite que la llevó a enviar un comunicado desde Bilbao, donde ha comenzado una nueva etapa vital. Allí se recupera poco a poco y de forma satisfactoria, arropada por los suyos. Sobre todo, por su padre y sus hijos, Iker (11) y Sarah Croft Arteta, quien acaba de cumplir 21 años en las últimas horas.
En estos convulsos momentos, la familia está siendo un importante bastón para la cantante lírica, así como sus fieles amigos, que están en constante comunicación. JALEOS de EL ESPAÑOL ha podido conocer la especial relación que tiene Ainhoa con su hija Sarah. Son mucho más que madre e hija; confidentes y amigas. La joven, también cantante de profesión, está siendo uno de los apoyos más sólidos e incondicionales para su madre. Croft es fruto del pasado matrimonio de la cantante con el barítono Dwayne Croft (60).
Según la información que maneja este periódico, Dwayne y Ainhoa mantienen una excelente relación en la actualidad, son buenos amigos, y en esta cordialidad es donde se ha educado Sarah. De acuerdo con la fuente consultada, la joven tiene una gran madurez y un enorme afán de superación a nivel profesional.
Pese a los mediáticos apellidos que la acompañan, Sarah "es muy independiente y quiere conseguir metas con su esfuerzo y sin ayuda". Como a su madre, no le gusta ser noticia en los medios de comunicación en lo que respecta a su vida personal y familiar. Es un mundo al que no quiere pertenecer y, de momento, se mantiene firme en su determinación.
Sus redes sociales son un fiel reflejo de cómo se la describe desde su entorno. Se puede decir que la joven tiene una exposición bastante discreta en su red social, donde se define como "cantante y bailarina" y se muestra "orgullosa de mis cicatrices". Sigue a cerca de 1.900 personas, entre las que se encuentran rostros conocidos, y tan dispares, como Leo Messi (34), Carmen Lomana (73), Antonia San Juan (60), su propia madre, Ainhoa Arteta, o concursantes de realities como Oto Vans (26).
Según se puede ver en su red social, Sarah ha grabado varios videoclips y canciones. Una de ellas, bajo el nombre de Love Me, vio la luz el pasado mes de febrero. El single lo filmó en la casa madrileña de su madre, en La Moraleja, el que ha sido también su hogar. En este último trabajo se pueden ver, desde dentro, algunos rincones de la fantástica mansión de la soprano en la elitista urbanización de Madrid.
Croft Arteta también ha lanzado al mercado otros sencillos como Ya no viene o There Is Another Sky. También ha compartido escenario junto a sus padres, entonando hace unos años, durante la gala Starlite de Marbella, la canción Imagine. A tenor de sus publicaciones, Sarah Croft podría estar enamorada de un joven, al que le dedica unas románticas palabras en su red social Instagram.
La nueva vida de Ainhoa en Bilbao
Tras la separación de su exmarido, Matías Urrea, la cantante se ha trasladado a Bilbao para comenzar esta nueva etapa vital. La pareja ha decidido poner punto final a su relación. No es la primera vez que la pareja toma distancia en los últimos meses, ya que el matrimonio ha sufrido serios altibajos y la relación entre ellos no es buena en la actualidad. Ambos tienen la firme intención de que la separación sea definitiva.
La pareja se dio el sí, quiero el 24 de junio de 2019 en una ceremonia por todo lo alto en el Castillo de San Marcos, ubicado el Puerto de Santa María Cádiz. Una boda a la que acudieron unos 300 invitados, entre los que se encontraban altos nombres de la política y del mundo de la cultura.
Para la ocasión, la novia escogió un original vestido firmado por la diseñadora Isabel Zapardiez en color champán con una capa a juego. Un traje ceñido que combinó con unos pendientes de brillantes hechos por Irama Pradera y una sortija de su madre, Esther Ibarrolaburu Zurutuza. El novio lució el uniforme de gala oficial de la armada, con un traje de dos piezas en azul marino, donde se podían apreciar los galones en la solapa izquierda; una gorra de plato blanca y unos guantes blancos, entre otros detalles. Se podría decir que la vida de Arteta ha estado marcada por cuatro hombres, incluyendo a Urrea. Una efímera aventura juvenil llevó a la artista a vestirse de blanco cuando tenía 24 años. Novio de la juventud del que se fue distanciando por su despegue profesional.
Unos años después, la artista se enamoraba de un compañero de profesión, el barítono Dwyane Croft, con quien tendría a su primera hija, Sarah. Un matrimonio que también acabaría rompiéndose, dejando bastante tocada a la intérprete, que tenía que cancelar algunos de sus conciertos por su "decaído estado de ánimo". Tras esto aterrizaría en su vida Jesús Garmendia, un jinete que le daría a su segundo hijo, Iker.
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