En el año 2020, mientras medio mundo se paralizó por la pandemia de la Covid-19, Brianda Fitz-James Stuart (37 años) permaneció imparable y llevó a cabo algunos de sus proyectos más ambiciosos. La hija de Jacobo Siruela y María Eugenia Fernández de Castro es una mujer creativa, cuya mayor pasión es la ilustración y el diseño, capaz de plasmar su mundo mágico en cualquier superficie, desde biombos hasta invitaciones de boda. Pero una de sus mayores ilusiones la hizo realidad el pasado año con la creación de varias lujosas piezas para la Joyería Suárez.

La nieta de Cayetana de Alba se unió a otros seis creativos para dar forma a un catálogo muy en línea con su esencia artística, tal y como ella desveló: "El tema me venía como anillo al dedo, El Jardín de las Delicias del Bosco. Hemos reinterpretado esta obra maestra como punto de partida, creando un jardín Suárez repleto de animales, insectos y elementos botánicos". 

Brianda creó cinco piezas: unos pendientes en plata con forma de paloma con una piedra, un anillo enredadera con amatista o topacio, un anillo doble con flores, un colgante de flor de azafrán y un collar donde reinan la fauna y la flora. El precio de sus joyas iba desde los 150 a los 300 euros. 

La hija del XXIV conde de Siruela fue la creativa que más arriesgó en sus diseños, pues mientras el resto de artistas se decantó en su mayoría por pendientes de figuras sencillas y florales, Brianda añadió detalles muy especiales con simbología oculta.

Sin embargo, las propuestas de Fitz-James Stuart han sido de las más vendidas. Según ha podido saber JALEOS, no hay existencia de stock en muchos de los puntos físicos de la capital, y en la tienda online oficial solo se pueden encontrar ya dos de los cinco diseños creados por Brianda, en concreto, un anillo de 150 euros y unos pendientes de 295 euros.

Según la propia diseñadora indica, se trata de uno de los proyectos que con mayor ilusión creó en los últimos tiempos. Además, se siente especialmente orgullosa de las buenas ventas que están cosechando y, sobre todo, porque su pieza favorita (el colgante), dentro de las que realizó para la colección, fue de las primeras en venderse.

Brianda es una gran admiradora del mundo mágico y esotérico con el que da rienda suelta a su don pictórico, por este motivo el ambiente de paradisíaco, infernal y terrenal que muestra el cuadro El jardín de las delicias del pintor neerlandés Jheronimus Bosch es pura inspiración para ella. De ahí que cuando le propusieron formar parte de la colección, la aristócrata no dudó en aceptar. Aprovechó su periodo de confinamiento para hacer los bocetos y colorearlos para tener claro después qué clase de piedras preciosas utilizaría y configuró sus materiales y el tipo de joya.

Su fuente de ingresos

Su colaboración con la Joyería Suárez es solo uno de los proyectos que Brianda ha llevado a cabo en este último año. Lo más reciente que ha creado ha sido una libreta en colaboración con Tan Tan Fan, además de una agenda para el nuevo curso. Este mismo verano también sorprendía plasmando su talento en unas invitaciones de boda realizadas para el enlace de dos amigos. Pero eso no es todo.

En su web oficial pueden comprarse sus dibujos, láminas, cuadros y libros. En esa misma plataforma presenta su propia tienda online oficial en la que Brianda vende alfombras, piezas de cerámica, papel pintado para las paredes o incluso cinta adhesiva decorativa estampada con su arte. En los últimos tiempos la ilustradora también ha sido la encargada de crear el diseño del envoltorio de jabones de manos y champús sólidos.

Para conocer todas sus llamativas obras solamente hay que acudir a su perfil de Instagram, donde se presenta como una influencer que trabaja con marcas tan importantes como Gucci, Dolce Gusto o Solán de Cabras. Las redes sociales se han convertido en una fuente de ingresos excepcional para Brianda, pues a pesar de sus humildes 60.000 seguidores -que, oficialmente, podrían reportarle entre 250 y 400 euros por publicación promocional- ha conseguido ser un gran fichaje para las marcas reputadas debido a la creatividad y el cuidadoso ingenio que desprenden sus contenidos en las redes.

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