Este pasado jueves, José Antonio Canales Rivera (47 años) se convertía en el nuevo expulsado del reality show Secret Story. Tras un titánico duelo con Julen de la Guerra (24), el diestro y colaborador de televisión terminaba su aventura por expreso deseo de la audiencia. Decía en su adiós que si el espectador que vota entendía que su etapa allí, intramuros, había terminado, y que ya no podía dar más de sí, gustoso se iba a casa.
No se equivocaba: su trama en el concurso, con Cynthia Martínez (33) en la diana, ya dio de sí todo lo que debía. Acercamiento, buen rollo, pero nada más. Fuera, tiene bastantes frentes abiertos. Familiares y, sobre todo, sentimentales. Cabe recordar que Canales Rivera, en apariencia, ingresó en el concurso con pareja sentimental fuera, Isabel Márquez de Prado. Vivían, tras un tiempo convulso, una paz en su amor hasta que llegó esta oportunidad televisiva.
Ella lo apoyó al cien por cien. Incluso, accedió a aparecer, contra todo pronóstico, en el vídeo de presentación que grabó Canales semanas antes de concursar. Isabel, tímida y discreta, por primera vez ante las cámaras para mostrar su amor por el torero. A los pocos días de aquello, se anunció el fichaje de Cynthia, su supuesta amante y el motivo por el que rompió su relación con Isabel tiempo atrás. Todo normal, más o menos, hasta que saltó la bomba dentro del concurso: Canales e Isabel no estaban juntos, habían roto antes del estreno de Secret Story. Nadie lo sabía: solo ellos. "Cuando entré aquí no tenía novia, pero fue muy reciente y ha sido mi forma de proteger lo que tengo fuera", dijo José Antonio. ¿Qué hay de cierto en todo esto? ¿Se enfadó Isabel por el fichaje de Cynthia? ¿Cuándo fue la ruptura? EL ESPAÑOL tiene la respuesta en exclusiva. No fue una ruptura definitiva ni dramática: fue un pacto. Llegaron a un acuerdo horas antes de ingresar en el programa; su relación quedaba en "stand by" hasta la salida de José Antonio. Era lo mejor por el bien de ambos; ella se liberaba del asedio de la prensa; y él, tendría la cabeza cien por cien dentro del concurso.
Isabel sabía de la participación de Cynthia. No le agradó, esa es la verdad, pero se le explicó que era parte del juego. "Era consciente que Cynthia entraba en la casa porque se lo dijo Canales que le iban a hacer algo de eso. Ella lo asume, pero se queda intranquila", se desliza, para añadir: "En un acto de generosidad, le propone entrar libre y disfrutar del concurso. Una manera de ponerlo a prueba y ver cuáles eran en realidad sus sentimientos". Una vez en casa, hablarían y se verían.
Explica a este periódico alguien que los conoce bien que ni el uno ni la otra "se han sentido solteros en ningún momento". Ella lo ha seguido fervientemente dentro de la casa y, aunque hay cosas que, en efecto, no le han parecido bien -"como aquella broma que le hizo Canales a Cynthia sobre las cosas que aún no habían hecho"-, en conjunto le ha gustado el concurso. Él ha procurado nombrar a Isabel lo mínimo y justo, y ha respetado el pacto hasta el final. ¿Han hablado desde el jueves 28 de octubre?, se interpela. "Sí, se han mandado algunos WhatsApp y van a verse cuando todo escampe".
Explica la fuente consultada que otra prueba más que demuestra que su relación sigue en pie pese a todo es que Isabel y Teresa Rivera, madre de Canales, "han seguido en contacto este tiempo. Se hablan y se tienen mucho cariño". Otro cantar es la familia de ella. "Son una familia muy respetada aquí en La Mancha y verse en televisión por estas cuestiones les ha costado bastante. Se llevan bien con Canales, pero no es el mismo trato".
Isabel Márquez de Prado es una mujer muy discreta y que nunca se ha sentido atraída por los medios de comunicación. Mucho menos por los escándalos en los que se ha tenido que ver envuelta en los últimos tiempos. En diciembre del año pasado, la toledana tuvo que encajar que se desvelase que su pareja, Canales Rivera, la había engañado con Cynthia Martínez. Incluso esta decidió quedarse con una prenda de ropa interior del torero para demostrar, en algún momento, su idilio furtivo con el gaditano.
Según la información que maneja este diario, José Antonio e Isabel se conocen desde hace más de dos años. Lo suyo fue un flechazo, amor a primera vista. Se gustaron, pero, sobre todo, se compenetraron. De gustos comunes, a ambos les apasiona el campo, los toros, los caballos y el deporte. De hecho, han participado en algunas carreras populares.
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