La muerte de Victoria Eugenia Fernández de Córdoba, más conocida como Mimi Medinaceli, no solo dejó a la Casa Ducal sin su cabeza más visible, también sin la piedra de toque que aportaba calma y serenidad a la familia. Ocho años después de su fallecimiento, parte de los Medinaceli siguen enfrascados en una batalla judicial que enfrenta a algunos de sus miembros. Concretamente a cuatro nietos y dos bisnietos de la desaparecida duquesa frente a su hijo menor, Ignacio Medina (74 años), duque de Segorbe, quien es además el único que permanece con vida. Será este lunes 22 de noviembre, en el que se espera que los herederos de Mimi Medinaceli lleguen, por fin, a un acuerdo.
Rafael (43) y Luis (41), hijos de Rafael Medina y Naty Abascal; Victoria Medina (35), duquesa de Santisteban del Puerto; Casilda Medina Conradi (32), marquesa de Solera; Alexander Hohenlohe (22), marqués de Navahermosa y Victoria de Hohenlohe (24), actual duquesa de Medinaceli, reclaman a Segorbe lo que consideran es suyo, esa parte de la herencia que ocho años después de la muerte de la aristócrata aún no tienen en su poder.
Todo comenzó en el año 2013, cuando los jóvenes de la familia decidieron presentar un contencioso frente a Ignacio al no recibir la parte de legítima de la herencia que les correspondía. Unos bienes que, según Segorbe, forman parte de la Fundación Medinaceli y, por tanto, no pueden ni dividirse ni entregarse. En la institución, creada en 1978, radica buena parte del problema. El único hijo con vida de Mimi Medinaceli es el encargado de dirigir la Fundación, desde la que se gestiona buena parte del patrimonio de la Casa (palacios, tierras, obras de arte...) y de la que además es presidente vitalicio por deseo de su progenitora.
Con el paso de los años, Segorbe fue introduciendo poco a poco todos los bienes en la Fundación familiar. Un movimiento que fue muy criticado por algunos de sus familiares, no solo porque no tuvieron constancia hasta la muerte de Mimi, también porque al ya formar parte de la misma el reparto de este patrimonio es muy complicado. Para ello, se necesita una autorización expresa del Ministerio de Cultura al estar protegido por la Ley de Patrimonio Histórico y la Ley de Fundaciones.
En medio de esta tormenta familiar y mediática, las llamas se avivaron cuando Ignacio Medina, que no estaba de acuerdo con la reclamación de sus sobrinos sobre la herencia, les expulsó de la Fundación para asegurarse el control de la misma. Una decisión que en su día causó gran polémica y que además chocó frontalmente con una de las últimas voluntades de su madre. En su testamento, la noble dejó dicho que sus nietos deberían tener representación en el patronato por derecho propio. "Considera que es una deslealtad reclamar esa parte de la herencia y, como no hay acuerdo y han pleiteado, los ha destituido", contaba a Vanitatis una fuente cercana.
Por su parte, los nietos y bisnietos de la XVIII duquesa de Medinaceli manifestaron que: "Nosotros lo que pedimos es hacer cumplir la soberana voluntad de nuestra abuela y bisabuela recogida en su testamento del año 2003, ratificado en el año 2012 y posteriormente plasmado en el cuaderno particional del año 2018, aceptada por el duque de Segorbe, y donde se establece clara y contundentemente el importe al que ascienden nuestras cuotas de legítima, cuotas estas que la ley establece como un derecho absoluto de los descendientes".
El 13 de septiembre de 2021, los abogados de las partes se dieron cita sn el Juzgado de Primera Instancia número 12 de Sevilla con motivo de la audiencia. Sin embargo, y dada la complejidad del caso, no llegaron a ningún acuerdo y se fijó un nuevo encuentro.
Otros enfrentamientos judiciales
Aunque este es uno de los más conocidos, lo cierto es que en los últimos años los Medinaceli han acudido en más ocasiones ante el juez. A su muerte, la fallecida duquesa dejó pendiente de reparto la herencia y tres decenas de títulos nobiliarios vacantes en los que, por supuesto, su hijo Ignacio estaba interesado. Pero también lo estaba su nieto Marco Hohenlohe, hijo de Ana, quien tras convertirse en duque de Medinaceli por derecho propio, fue reclamando para sí el resto de distinciones.
El problema llegó en el año 2015, cuando Ignacio solicitó los mismos títulos que su sobrino había reclamado al Ministerio de Justicia un año antes: once condados, cinco marquesados y cuatro vizcondados. Pese a que la Diputación de la Grandeza de España estimó que Segorbe no era apto, todo se complicó con el fallecimiento del duque, pues a partir de entonces fue su hija, Victoria de Hohenlohe, la responsable de batallar por el legado familiar. Poco a poco, la joven duquesa de Medinaceli ha conseguido nada menos que 43 títulos nobiliarios, 10 de ellos con Grandeza de España, convirtiéndose en la noble más titulada del mundo.
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