En el año 2002, arrancaba la tercera edición de Gran Hermano, el formato más exitoso de los últimos 20 años en Telecinco. Empezaba con muchos cambios. El primero de todos, la elección de su presentador. Tras dos años con Mercedes Milá (70 años) al frente, Zeppelin TV y Mediaset apostaban por Pepe Navarro (70) para capitanear las galas en directo del niño mimado audiovisual de la cadena.
Entre sus concursantes más recordados: Kiko Hernández (45), Patricia Ledesma (41) o Raquel Morillas (45). Por encima de todos ellos, el nombre de un hombre sincero, natural, sencillo, cercano, gallego y que conquistó el corazón de la audiencia hasta hacerlo ganador: Javier García de Seárez, conocido cariñosamente como Javito (46). No obstante, pese al tremendo ruido e interés que generaron estos nombres propios, no fueron los únicos que revolucionaron la casa de Guadalix, ni tampoco que sus vidas fuera del reality atravesaran por diversos sinsabores.
Pocas personas conocen la vida personal y familiar de Jacinto Garbayo. El que fuera compañero de Kiko Hernández. Él dejó el mundo del toro -donde estuvo muy reconocido- para adentrarse en la casa más famosa de España y convertirse en un personaje grabado las 24 horas del día. Todos coincidieron en destacar su gran corazón, así como su robustez en las formas, tan propias de sus valores y raíces. Garbayo es natural de un pueblo de la Comunidad Foral de Navarra, Cintruénigo. Desde que Jacinto decidiera despedirse de los ruedos, son muy pocos los detalles que han trascendido acerca de la vida de este exconcursante, pero lo que nunca se figuró es que la ausencia de noticias escondiera tras de sí una desesperada situación. Antes de entrar a concursar en Gran Hermano, Jacinto era un hombre feliz en su pueblo con un pequeño bar en el que le iba a las mil maravillas. Pero con el dinero ganado en el reality decidió invertirlo todo en su restaurante, Chass. Al principio se convirtió en su gallina de los huevos de oro, ya que cada día vendía 20 bidones de cerveza.
"Yo era una persona bastante normal en Cintruénigo, tenía un bar que me funcionaba muy bien, e incluso era presidente de la sociedad de pescadores y vicepresidente de la de cazadores", se sinceró con Kiko en su Confesionario. Pero la casa le cambió la vida, se la puso patas arriba: "En el momento que entré en Gran Hermano 3 mi vida cambió, monté un bar restaurante Chass y me iba muy bien, ¡llegaba a vender 20 bidones de cerveza al día! Pero de repente se empezó a formar una bola contra mí y ahora doy gracias si hago 150 euros al día porque cada día que abro pierdo más dinero".
Asegura Jacinto que llegó a embolsarse 40 millones de pesetas. Todo eso lo invirtió en su negocio, pero acabó en la "puta ruina". "Tuve unos asesores en el banco en los que confiaba, que a cualquier cosa que les proponía si podía pagarlo no me pusieron ningún problema. Su repuesta siempre era '¿Cuánto dinero necesitas? Pues vamos a tomarnos un gin-tonic'. Y ahora me siento estafado", aseguró en 2011.
Al borde del llanto, se confesó con Kiko Hernández: "Ya no tengo ni para comer, ¿sabes lo que es no tener ni para poder dar de comer a tus hijos? Pues eso es lo que me está pasando. Me quieren embargar el bar y la casa. Y el bar me da igual, sinceramente me toca los cojones, aposté y me he equivocado; pero no puedo consentir que me quiten la casa de mi madre, que lleva 33 años inválida en silla de ruedas y se la tengo totalmente preparada para ella".
En aquella entrevista, Jacinto sostuvo que debía mucho dinero a proveedores, a la Seguridad Social y a bancos: "Debo un montón de dinero a proveedores, a alguno de ellos les debo hasta 20.000 euros; a la Seguridad Social, a los bancos como 300.000 euros, a todo el mundo… ¡Y yo ya no sé qué hacer!". Esta dramática situación lo llevó a tener que vivir del dinero que le prestaban su madre, su hermana y "tres amigos".
Él le tiene mucho amor a su pueblo, al que le ha dedicado todo su tiempo y su energía. Por eso se sentía tan dolido en 2011: "¡Mi pueblo me está escacharrando! Yo tengo un pueblo que es muy trabajador y muy bueno, y estoy enamorado de él, pero es un pueblo muy envidioso, y en el momento que haces algo fuera de lo normal van a por ti. Tengo un boicot total, aquí no me dejan torear o por ejemplo yo no puedo ir a la televisión local… Pero es salir de aquí y todo el mundo me demuestra muchísimo cariño".
Tiempo después, se explicó en algunos medios que el rechazo que le brindó su pueblo se debió a un comentario que hizo del alcalde de su pueblo. Jacinto salió en defensa de los minusválidos y habría asegurado que el edil "no valía nada". Razón por la que quedó vetado. El haber defendido a su madre y a las personas minusválidas fue lo que volvió al pueblo al completo contra él. En la actualidad, su situación parece haber mejorado y se encuentra trabajando en la residencia de ancianos de su pueblo.
"Poco a poco, me fui integrando en esta familia. Y aquí viene lo que quiero transmitir, a las familias y a futuros residentes, esto es una casa grande pero no es la casa de Gran Hermano. Aquí los residentes son felices y nosotros con ellos, pues el contacto es muy estrecho. Hay mucho diálogo, actividades, buena comida y buena fisioterapeuta, gran psicóloga y más", posteó Jacinto el pasado mes de febrero en su blog de opinión del medio digital Plaza Nueva.
En este medio, Garbayo se ha mojado en los últimos meses y se ha confesado abiertamente republicano: "Ahora tenemos a Felipe “el hermoso”, de momento no da que hablar pero tiempo a tiempo, que de padre a gatos, hijos michinos. Si esto sería una verdadera democracia y el PSOE sería lo que fue, que bastantes cunetas llenaron con la República, se convocaría un referéndum a ver qué pide el pueblo, pues los zánganos de los políticos nos cuesta mucho dinero y la monarquía impuesta más".
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