Este pasado miércoles 2 de marzo, una revista del corazón destacaba en su portada una información sobre Paz Padilla (52 años) que sorprendía a propios y extraños: "Despedida tras su pelea con Belén Esteban (48)".
El medio en cuestión citaba a fuentes oficiales de la cadena Mediaset España. A las pocas horas, y ante el estoico silencio de la protagonista, se emitía un contundente comunicado desde Fuencarral: "Mediaset España decidió resolver el contrato vigente con Paz Padilla tras el incumplimiento de su obligación como presentadora, al haber abandonado el programa Sálvame una hora y media antes de su finalización el pasado 20 de enero".
Escueto y directo, sin preámbulos y, sobre todo, no dejando puertas entornadas: Padilla ya no forma parte de la cadena. Rescisión de contrato. Hace unas semanas, EL ESPAÑOL aseguraba que, pese al enfado de Padilla, existían puentes, y que las conversaciones con la cúpula iban camino de la cordialidad y de un entente. No obstante, se explica que algo cambió en Padilla con el paso de los días.
Se dio cuenta de que nada se podía hacer y que sus condiciones no iban a ser aceptadas. "La independencia se paga", desliza alguien que la quiere bien, para añadir: "El problema de esto es que ha sorprendido mucho que el comunicado venga de Mediaset, de la cadena en bloque. Sus más y sus menos los tenía con una productora, no con el grupo".
Se insiste: Paz Padilla no se esperaba ese comunicado de Mediaset España, aunque sí era consciente de que "algo iba a pasar en estos días" con respecto al que había sido su trabajo. Esperaba movimientos, pero no ése. "Se queda sorprendida y descolocada", apuntan.
La portada de Lectura sólo precipita los acontecimientos y provoca que la cadena emita el escrito. Sobre por qué se posiciona el grupo y da ese irrevocable paso al frente, el informante opina: "Eso tiene que ver con el lío que se creó por las vacunas. Lo que se dio a entender de ella ese 20 de enero".
Si hay algo que le ha dolido especialmente a la gaditana es que se juegue con su profesionalidad y se cuestione su buen hacer. "Lo de que incumple su obligación es de risa viniendo de ese programa en el que se van y vienen. Eso te digo que ha dolido mucho, mucho, porque otra cosa no, pero profesional Paz es un rato largo", subraya la fuente consultada.
Ella es fuerte y se ha respuesto ya del revés, de la decepción. Paz tiene "la conciencia tranquila y mil proyectos ahora. Tiene su teatro, que llena; su libro, un éxito. Sus redes y siempre tiene ofertas de otras cadenas". Se va con la "cabeza alta" y habiendo hablado "con todos y cada uno de sus compañeros".
Con Belén y María Patiño (50), también. Contrariamente a lo que se pueda pensar, "Paz sigue sintiendo como amigos a algunas personas de la cúpula de Sálvame. Pese a todo. Ella no olvida quiénes estuvieron en su peor momento (la muerte de Antonio)".
Según publicó este medio hace unos días, Paz entendió ese duro 20 de enero "que no se la trató con el respeto que merece, no ya por ser presentadora, sino como persona". Ese día se sintió poco menos que humillada: "Se vio profundamente desamparada y muy impotente ante una mentira". El informante añadió: "Es que no fueron conscientes de lo que dieron a entender esa tarde de Paz y el daño público que se le podría haber hecho porque lo dicho, dicho queda".
Quien la conoce bien sostiene que no necesita de Sálvame tanto como se pudiera pensar: Paz se ha desprendido de mucho tras la muerte de su marido, Antonio, y proyecta su futuro lejos de la tele y de Madrid. Padilla desea retirarse a Cádiz, a su tierra, y allí ve su futuro. Padilla sueña con vivir en su querida Cádiz, donde fue tan feliz con su Antonio. Allí tiene sus raíces y también a su familia.
Padilla intenta mostrar la mayor de sus sonrisas, y centrarse en su tierra y en los suyos. A pesar del difícil momento que atraviesa en el plano mediático, se ha negado a dejar de compartir sus vivencias y sentimientos en las redes. Este gesto refleja un interés por seguir actualizando su cuenta y ofrecer contenido a sus followers, de forma que consolida su faceta como influencer. Y podría aprovecharla aún más si se lo propusiera.
En mitad de la inestable etapa que vive alejada de los medios de comunicación, la presentadora podría compensar su falta de ingresos televisivos con la rentabilidad que le puede ofrecer su perfil de Instagram.
Paz encontraría la salida laboral perfecta gracias al alto valor monetario que tienen sus publicaciones en las redes. Según lo consultado por este diario a la empresa Brand Me, especializada en el sector influencer, teniendo en cuenta el número de seguidores de Padilla, sus post tienen un valor entre 4.000 y 6.500 euros cada una.
[Más información: La salida laboral de Paz Padilla en su peor momento: los 6.500 euros que valen cada una de sus fotos]
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