Después de un retraso de más de media hora, y de alguna pausa posterior por problemas en el sonido de la sala -al no funcionar correctamente los micrófonos-, el juicio contra Isabel Pantoja (65 años) ha comenzado este martes 22 de marzo de 2022 en el Juzgado de lo Penal número 5 de Málaga.
Con la voz completamente rota, e intentando a duras penas contener el llanto sin conseguirlo, ha prestado declaración Isabel Pantoja ante el juez.
Emocionada, entre lágrimas y mirando al cielo -entre numerosas pausas para enjugar sus lágrimas-, Pantoja se ha enfrentado a las preguntas de la acusación, puesto que su abogado no ha querido hacer ninguna pregunta a su defendida.
Isabel ha intentado dar su versión de los hechos por los que, acusada de un presunto delito de insolvencia punible, podría ser condenada a tres años de prisión.
Visiblemente afectada, nerviosa y repitiendo la palabra "gracias" en varias ocasiones, así ha comenzado la declaración de Pantoja ante el juez, en la que ha reconocido que ella "no entiende de papeles", y que a pesar de ser ella la única administradora de Panriver 56 S.L. desconoce los "beneficios y las deudas que ha dado esta empresa".
"Mis asesores fiscales a veces lo han hecho bien y otras no", ha asegurado, insistiendo en su desconocimiento de los "movimientos que hacía la empresa". "Ojalá me lo hubieran dicho antes", ha sostenido, confirmando que dio plenos poderes a su hermano Agustín Pantoja (57) sobre sus sociedades "delante de notario".
"Yo le firmo el poder ese a mi hermano para liquidar todo lo que se debiese", ha añadido. Insistiendo en que desconocía los embargos sobre sus propiedades, Pantoja ha revelado que cuando se enteró de las deudas que arrastraba, "yo estaba privada de libertad".
"Estando donde yo estaba, no me importaba el precio de la casa ni nada", ha confesado, admitiendo que su "error" fue "poner todos mis bienes como aval de esa casa" para "intentar salvar mi patrimonio".
"Mi letrado no me dijo nada y si me lo hubiera dicho yo hubiera pagado antes de entrar en ese lugar", ha explicado, refiriéndose que de haber sabido lo que debía lo hubiese afrontado antes de ir a prisión.
Desolada, la artista ha asegurado que se enteró de lo que está pasando con la casa cuando le llega "una carta a prisión", manteniendo que "desconocía hasta el banco que era".
"Mi gran problema es que estaba donde estaba y no podía salir para solucionar estos asuntos", ha declarado, repitiendo que su gran error es que "puso todos sus bienes como aval para salvar esa casa". "Todo mi trabajo de toda mi vida", ha dicho, destrozada.
Sin poder dejar de llorar, Isabel ha salido en defensa de su hermano Agustín -encargado de llevar a cabo la venta de La Pera cuando ella estaba en la cárcel-, manteniendo que se cree su palabra y que cree que "todo lo que ha hecho está bien hecho". "Es la única persona que tengo a mi lado", ha añadido mirando al cielo rota en llanto.
Desolada, Pantoja ha vuelto a repetir que desconocía el presunto delito por el que está siendo juzgada, ya que mientras estuvo en prisión -un tema del que nunca había hablado hasta ahora- "no recibía la visita de mis abogados".
"Las únicas visitas que recibía eran las de mis hijos, mi sobrina y mi hermano Agustín. Solo nos abrazábamos y hablábamos de salud, no de dinero", ha concluido.
Una declaración que ha mostrado el delicado estado anímico de Pantoja. Además de mostrar su confianza total en Agustín, ha mantenido no saber nada del presunto delito de insolvencia punible que podría llevarla de nuevo a prisión.
Agustín: "Sólo quería ayudar a mi hermana"
Minutos después de que Isabel Pantoja concluyese su declaración ante el juez acusada de ser cooperadora necesaria de un presunto delito de insolvencia punible por la venta de La Pera, ha llegado el turno de Agustín Pantoja.
El hermano de la tonadillera ha entrado en la sala en la que estaba teniendo lugar el juicio contra su hermana en torno a las 12 de la mañana, muy serio y con una botella de agua en la mano, para contestar a las preguntas de la acusación al ser la persona que tenía plenos poderes sobre las sociedades de Isabel cuando se vendió La Pera en 2015, momento en el que la viuda de Paquirri estaba en prisión.
Visiblemente nervioso, Agustín ha prestado declaración durante un breve periodo, inferior a 10 minutos, durante los que, tras jurar decir la verdad, ha repetido en varias ocasiones que no entendía las preguntas, que han tenido que repetirle en varias ocasiones.
Una declaración en la que la mano derecha de Isabel Pantoja ha confirmado que "fue él quien firmó ante notario la venta de la propiedad de La Pera" como apoderado de su hermana, asegurando que "el notario le informó de que era una venta sin remuneración porque estaba destinado a pagar lo que se debía".
"Nadie me informó y no sabía lo que era el documento en sí", ha explicado, manteniendo que lo que firmó "fue lo que se le dijo y los dos papeles que le pusieron, sin saber el contenido de lo que estaba firmando". "Me dijeron que estaba todo Ok y que firmara, yo desconocía que había una deuda de 114.000 euros con Panriver" ha confesado.
En su declaración, basada en que no sabía nada, Agustín sí ha querido dejar claro que su intención en todo momento fue "ayudar a mi hermana". "Yo solo quería ayudar porque mi hermana estaba en la cárcel", ha explicado en su breve comparecencia ante el juez como testigo.
[Más información: Isabel Pantoja llega a los juzgados de Málaga en mitad de un gran caos y escoltada por la Guardia Civil]
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