El pasado fin de semana ha sido muy especial para Paula Echevarría (44 años) y Miguel Torres (36), que han celebrado el bautizo del hijo que tienen en común rodeados de familiares y amigos, y con cierto secretismo. Sin embargo, finalmente, han sido muchos los detalles que se han podido conocer: desde la decoración del lugar, pasando por el catering, las flores, la organizadora de eventos, los invitados... Incluso ha habido una pequeña polémica.
Miguel Jr., que cumplió un añito el pasado mes de abril, llegó a la ceremonia caminando de la mano de sus padres. El bautizo se ha hecho esperar, pero lo han celebrado por todo lo alto, rodeados de familiares y amigos. Entre ellas, 'Las Pencas', como se conoce al grupo de íntimas de la actriz.
Una vez que el pequeño recibió el sacramento tuvo lugar el convite, que corrió a cargo de la empresa Ernestina Catering. Para organizar el evento, Paula no dudó en contratar a una experta, Silvia Nistal, que la ayudó para que todo resultara perfecto.
El vestido de Paula, como una novia
La primera sorpresa de este bautizo ha sido el look elegido por la pareja: ella de blanco, con un diseño muy nupcial, y él con un traje de chaqueta de tres piezas, chaleco incluido, que también podría encajar como protagonista de una boda. Paula estaba radiante con un vestido blanco, con cuerpo palabra de honor con flores y falda midi de vuelo, realizado en crepé de seda, y mangas abullonadas de gazar, firmado por Claro Couture y hecho a medida especialmente para ella. Como si fuera una novia, fue a probarse días antes para estar deslumbrante en el gran día.
De manera muy similar iban los padrinos: el coreógrafo Poty Castillo (62) y Mónica, la hermana de Miguel Torres. Los asistentes, sentados en bancos decorados para ver llegar a los protagonistas del día, dispuestos como si de un paseíllo nupcial se tratara. Dentro, todo estaba adornado con globos azules y rosas y un gran cartel con el nombre del pequeño. Las mesas eran redondas, cada una con un salvaplatos de rafia y la invitación al ágape sobre el servicio. Los centros de flores se presentaban en color blanco y tonos pastel, que le daban un aire provenzal al ambiente. Se los confió a los profesionales de Floreale, a los que quiso dar las gracias: "David, Jorge... No tengo palabras. No podía estar más bonito".
Además, se regalaron a los invitados unas velas blancas y unos pequeños paquetitos con un recuerdo en su interior. Había una mesa en la entrada con un libro para que los asistentes pudieran firmar y dejarle una dedicatoria tanto a los padres como al pequeño. Incluso podían hacer alguna foto, ya que había una cámara instantánea colocada en uno de los lados. No faltaba ni un solo detalle.
Aunque fue un día muy feliz, Paula se vio obligada a aclarar en sus redes sociales que el bautizo no es un regalo de ninguna de las empresas con las que ha contado, sino que lo ha pagado todo de su propio bolsillo. "Me gustaría aclarar, por si lleva a equívocos, que no es publi, que nadie nos ha regalado nada, ni mucho menos pagado. Cuando la gente a pesar de su trabajo, se vuelca contigo para que todo esté como tú quieres y lo hace con todo el cariño del mundo, es de agradecer. Que parece que ahora dar las gracias no se lleva si no es regalado".
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